El nepotismo del general Gutiérrez

Por Pedro Ontoria Oquillas  (Publicado en El Día el 24 de septiembre de 1989).

 

          En conexión con el artículo publicado en El Día, 27 de agosto de 1989, quisiéramos cuestionar el egoísmo que achaca el historiador F. M. de León al general Gutiérrez cuando habla de las recompensas de la victoria de 1797 y destaca su interesado nepotismo.

          Mal se compagina ese egoísmo con los rasgos de urbanidad, generosidad y magnanimidad resaltados en la Relación Circunstanciada y en otros documentos. “La justicia -nos dice Nelson en una carta- me obliga a subrayar la generosa conducta de D. Juan (sic) Antonio Gutiérrez, el gobernador español. Desde el momento en que la capitulación quedó aceptada se apresuró a recoger nuestros heridos en sus hospitales y permitió que los botes de nuestros barcos pudieran ir a tierra para recoger víveres, agua y todo género de provisiones, que deberían sernos facilitados sin tasa”.

          Pero choca que se aduzca el texto de F. M. de León en artículos recientes para insistir en la ineptitud y egoísmo del vencedor cuando en las ilustraciones, que acompañan los artículos, pecan igualmente de nepotismo en el derrotado.

          “El primer paso -nos dirá F. M. de León- que por su parte debía darse era elevar al Gobierno la circunstanciada noticia y exacta relación de lo sucedido; y efectivamente verificólo así, dando primero las sencillas noticias de la victoria, y luego el pormenor de ella; empero tachable es la conducta de Gutiérrez cuando en el primero de estos partes, fue tan apasionado de lo suyo que, callando tantos servicios distinguidos y relevantes, recomienda sólo eficazmente a S. M. el mérito de sus dos sobrinos don Francisco y don Pedro Gutiérrez, de los cuales nada de importante por cierto ha conservado ni la tradición, ni las memorias escritas de aquellos tiempos”.

          Nelson, en la primera carta que escribió con la mano izquierda, recomienda a su yerno:“Por mi carta escrita el 24 comprenderá V. mi ansiedad por obtener el ascenso de mi yerno Josiah Nisbet”. Y en la carta, a la que hace alusión, y es la última escrita con su mano derecha y dirigida al Comandante en Jefe, sir John Jervis: “Una sola recomendación tengo que hacer a Ud. y a mi país: Josiah Nisbet”.

Enciclopedia británica

          ¿Por qué Nelson puede solicitar prebendas para su yerno y no Gutiérrez para los suyos? Una vez más se escatiman los adjetivos otorgados con admiración al que, siendo el rayo de la guerra en los mares, en Tenerife no pudo ser otra cosa que un vencido y un rendido sin condiciones a las tropas bisoñas acaudilladas por el General Gutiérrez. Un cierto nepotismo nelsoniano vislumbramos aún en la erección de un futuro monumento conmemorativo y, sin embargo, la monumental Enciclopedia Británica calla la derrota de Nelson en Tenerife.

          Habría que analizar documentos y seguir trayectorias de los premios y recomendaciones, pues por motivo de éstas surgieron envidias, recelos y bulos. No hubo aquiescencia y, probablemente, F. M. de León confíe demasiado en las noticias orales de personas que pretendieron sus recompensas y fueron fallidas.

          Una observación se nos antoja. En el primer parte que mandó el general Gutiérrez, publicado en la Gaceta de Madrid el 25 de agosto de 1797, no aparece recomendación eficaz alguna de sus dos sobrinos don Francisco y don Pedro Gutiérrez, hijos de su hermano Pedro, contador del Real y Supremo Consejo de la Inquisición, que estaba casado con doña María Ordóñez y Pérez. Don Antonio Gutiérrez permaneció siempre soltero y sus sobrinos Pedro y Francisco fueron protegidos y amparados por él. Su hermana María Teresa estaba casada con don Teodoro Ruiz y su hermano Manuel, capitán graduado y ayudante Mayor de Dragones de Buenos Aires, estuvo casado con Ana Mendinueta y Gayoso. Sus otros hermanos abrazaron el estado religioso: José, presbítero capellán del Real Monasterio de la Visitación de Madrid; María Antonia, monja del Real Monasterio de la Visitación y Francisco, presbítero, residente en Madrid.

          Su sobrino Pedro Gutiérrez Ordóñez fue nombrado caballero de Santiago en 1800 y llegó a ser coronel del regimiento provincial de Sevilla. Su hermano, Francisco Gutiérrez Ordóñez, ingresó en 1799 en la Orden de Alcántara, fue designado comendador de Esparragal, de la misma Orden, en sustitución de su tío, y llegó a ocupar el puesto de coronel del regimiento provincial de Segovia. En el Archivo Histórico Nacional se conservan su expediente y otros datos (Inquisición, leg. 1560/1).

          El Comandante General de Canarias tendrá mención especial para sus sobrinos Pedro y Francisco en las cláusulas de su testamento: “Así mismo lego a mi sobrino don Francisco y a su hermano don Pedro Gutiérrez, hijos de mi hermano don Pedro, la cantidad de cuatrocientos ps. corrs., además de seiscientos dhos. que tengo librados últimamente a favor de dicho mi hermano don Pedro, cuyas dos cantidades hacen la suma total de quince mil rs. vn., los mismos que les dejo a dicho mis sobrinos mancomunadamente para ayuda de que puedan con más comodidad sufrir los gastos que se les originen en caso de que se les conceda la merced de Abito Militar que les tengo encargado soliciten”.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - -