Santa Cruz, Fiel (Retales de la Historia - 63)

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 1 de julio de 2012).

 

          Era un alcalde de ascendencia francesa el que presidía el consistorio de la recién titulada Villa, cuando en 1808 tuvo lugar el levantamiento contra las tropas napoleónicas en la Península. Miguel Bosch y D’Assier -entre nosotros Bosq Dacier- fue uno de los cinco alcaldes de origen extranjero que tuvo Santa Cruz en la primera mitad del siglo XIX. Nacido en 1762, vivía en la calle Candelaria, cerca de la Plaza de la Iglesia, era diputado de abastos cuando la intentona de Nelson en 1797 y participó en la redacción del plan de rondas confeccionado en casa del alcalde Domingo Vicente Marrero dos meses antes del ataque.

          En la primera semana de mayo comenzaron a propalarse rumores, especialmente por extranjeros aquí establecidos, que indicaban que en España estaban ocurriendo acontecimientos de carácter excepcional, pero las noticias eran confusas. El día 11 entró un barco procedente de Cádiz por el que se supo de la abdicación del rey Carlos IV en su hijo Fernando, la caída de Godoy y de los alborotos que se estaban produciendo en ciudades y pueblos de España. El 6 de junio, dándolo ya por hecho, se celebró un Te Deum en la iglesia matriz por el advenimiento de Fernando VII, pero cuatro días después, por otro barco, se supo que la familia real continuaba retenida en Francia, y que, según decía Juan Primo de la Guerra, en Madrid “se ha tocado a degüello contra los insurgentes enviados por Bonaparte”. Mucha gente acudió al muelle a recabar noticias, los ánimos se alteraron, algunos entraron en un café próximo y destrozaron y arrojaron a la calle unos retratos de Bonaparte que allí tenían.

          Por fin, el domingo 3 de julio arribó la corbeta española Especulador portando pliegos que confirmaban el advenimiento de Fernando VII, la paz con Inglaterra y la guerra con Francia y, a la vista de ello, el Ayuntamiento de Santa Cruz, adelantándose a todos los demás pueblos de Canarias, proclamó al nuevo rey, con asistencia de todas las autoridades. A las 5 de la tarde del mismo domingo salió la Corporación con el Pendón de la Villa de casa del alcalde, dirigiéndose a la del comandante general, que encabezó la comitiva como presidente de la Real Audiencia. A las autoridades precedía la música del Batallón de Infantería de Canarias y les seguía la “Artillería volante” y crecido número de tropas de la guarnición y de “innumerable pueblo de ambos sexos”, según detalló el escribano público que daba fe del acto. Frente a la casa de S. E. el alférez mayor José Guezala tremoló el Pendón, declarando a viva voz: “La Villa de Santa Cruz de Santiago en las Canarias proclama y reconoce por su Rey y Señor natural y de toda la Provincia al Sor. Dn. Fernando Séptimo, que lo es igualmente de las Indias Orientales y Occidentales y demás Reinos y Posesiones adyacentes a la Corona de España”. Lo mismo se repitió en la plaza de la parroquia del Pilar, en la de la Pila, frente a la Guardia del principal, en la plaza de la Iglesia y delante de la casa del alcalde. Hubo iluminación general de 8 a 10, salvas de artillería de las fortalezas, repique general de campanas, y muchos vecinos engalanaron las fachadas de sus casas.

          El día siguiente, lunes, el alcalde fijó un bando convocando a junta en la capilla de la Orden Tercera -por iniciativa de nuestra Tertulia se recuerda el hecho en una placa junto a la entrada-, para nombrar a los veinticuatro vocales que debían elegir dos diputados que representaran a la Villa en la constitución de la Junta Gubernativa, a celebrar en La Laguna el 11 del mismo mes. El día anterior, domingo 10, tuvo lugar solemne Te Deum, misa y sermón a cargo del agustino Fr. José González Soto y por la tarde procesión con la Virgen de la Concepción, Patrona del Reino.

          El día 21, el capitán Juan Tabares, secretario de la Junta, trasmitió orden para que los alcaldes ordinarios y sus corporaciones prestaran juramento de fidelidad a Fernando VII, a lo que Santa Cruz ya se había adelantado, no obstante lo cual se formalizó la ceremonia, y se envió certificación de ello. Es sabido que el Ayuntamiento de Las Palmas no reconoció estos actos, y una provisión del Superior Tribunal de la Real Audiencia, recibida en Santa Cruz el 20 de agosto, los declaraba nulos y sin valor. El Ayuntamiento de Santa Cruz contestó “que sin que sea visto que se hace acto de inovendencia”, no podía tenerse en cuenta lo comunicado puesto que ya se había reconocido la autoridad de la Junta Suprema de Canarias. En justa correspondencia la Junta concedió a la Villa de Santa Cruz de Santiago el título de Fiel, con un "sobrescudo" y figura alegórica a la Fidelidad y autorizando alzar columna o estela conmemorativa. El ayuntamiento comisionó a los regidores Enrique Casalón y Pedro Forstall para el diseño del monumento, sin que conozcamos el resultado.

          Recientemente, la Tertulia Amigos del 25 de Julio ha presentado al alcalde de nuestra ciudad un adelanto de lo que podría realizarse en relación con este tema, en una céntrica plaza, hoy bastante anodina, que mejoraría notablemente con esta iniciativa.

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