Con destino a la gloria
A cargo de Juan Manuel Valladares Expósito
Comunicación en Radio Muelle en abril de 2025
Creo que antes de entrar en la materia de este trabajo tendría que dejar con meridiana claridad que mucho, si no todo, de lo que comento en estas líneas y pongo voz en esta Emisora Radio Muelle, es la cosecha que con mis medios recojo en las páginas de aquellos que tan sabiamente contaron, porque allí estaban, nuestra historia. Y digo esto porque en la actualidad hay una cierta y reiterada tendencia a contar la historia incluyendo personales opiniones que como tales valoro hijas de los sentimientos o preferencias de cada uno. Pero para mi eso no es historia, es la intención de poner la vida pasada en presente. Lean por lo tanto lo que en estas páginas cuento como lo que allí vivieron y contaros sus protagonistas, tanto de forma directa como los que a ellos personalmente vieron y conocieron.
Mucho tendríamos que relatar, para entrar en materia, la situación geográfica y social de nuestras Islas Canarias, pero eso lo damos ya por conocido y no pretendemos descubrir de nuevo esa forma como de pólvora que ya era conocida en China antes de que nadie pensara en usarla para matarnos unos a otros. Porque la pólvora canaria, y perdonen el juego de palabras, ya la conocían muchos pueblos dándoles nombres según su lengua y opiniones sobre sus geografías, incluidas las humanas, que aun estamos por determinar cuando, quienes y cómo llegaron a ese conocimiento…..y abandono posterior hasta dejarlas en el mayor olvido.
Pero si hay para nuestras Islas Canarias abundante material en lo que respecta a las navegaciones que surcaron sus mares en siglos tan interesantes para la historia de nuestra patria que, solo para no aburrir a nuestro pacientes oyentes y posibles lectores, dejaremos en unos pocos de los siglos XV al XVI y un marino en siglos posteriores que se nos presentan de mucho interés para valorar la situación de nuestras islas en la historia de nuestras hazañas propias o protagonizas por algún visitante ilustre.
Poco dado a dar por buenas las crónicas amorosas mezcladas en la historia, prefiero buscar entre los autores más serios cómo y por qué razón don Cristóbal Colón hizo la ruta ya conocida hasta Canarias. Y una buena y documentada razón la encontré en un texto de la mano de don Antonio Tejera Gaspar y don Juan Capote Álvarez con el titulo “Las Islas Canarias en la ruta de Cristóbal Colón” publicado por el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias.
El texto transcrito por los autores en palabras del mismo Colon no deja dudas de por qué esa ruta:
“Y ordenaron que yo no fuese por tierra al Oriente, por donde se acostumbra a andar, salvo por el camino de occidente, por donde hasta hoy no sabemos por cierta fe que haya pasado nadie….y llevé el camino de las Islas de Canarias de Vuestras Altezas que son en la dicha mar Oceana, para de allí tomar mi derrota y navegar tanto que yo llegase a las Indias”
Nota extraída del Diario de Colon en el trabajo del señor M. Alvar.
El resto en temas de amoríos y galanteos, y preferencias por la isla de La Gomera, lo dejo para quien lo pueda defender. Cualquier estudioso de los temas de avituallamiento de aguas de calidad para largas jornadas de navegación o la situación de los fondos marinos vale para desmontar las secretas pasiones del ilustre marino. Como ya veremos en otros grandes navegantes sin la señora Bobadilla, fallecida en 1504, seguían las naves arribando a la isla de La Gomera. Aunque, en honor a la verdad, a causa de un comentario de un amigo de Colón, Michelle Cuneo, al almirante no le hacia ascos a la presencia de la Señora que de paso le llenó los barcos de cuanto necesitó, y que, en muchos casos, tanto de animales como de vegetales fueron los primeros de su especie en llegar a las Indias de Su Majestad.
Dejemos ese tan sobado tema colombino y vayamos a otros navegantes que por la Gomera y otras islas pasaron, con menos relumbre publicitario pero no menos importantes para la historia de Canarias.
Y dando siempre gracias al Altísimo por ponernos en el camino correcto de la historia, hemos podido leer de su puño y letra la relación en 1537 del viaje iniciado en 1525 que hace Andrés de Urdaneta a S.M. “ de Armada que V. M. mandó para la Especiería con el comandante Loaysa el año de quinientos veinticinco”
Será bueno que nuestros pacientes oyentes sepan que el mencionado Juan Jofre de Loaysa era un navegante que, con algunas influencias de la Iglesia, tales que su propio hermano obispo, y el mismísimo arzobispo de Sevilla, su pariente y por demás confesor de Carlos V, el llamado Francisco García de Loaysa, le hicieron un gran favor consiguiendo que tuviera el mando de las naves que nos comenta Urdaneta en su crónica mencionada. Cargo que a muchos historiadores no les suena de justicia, pues navegaban a su mando grandes marinos como don Juan Sebastián de Elcano que ya había dado la primera vuelta al mundo y que ocupaba en esta expedición el segundo lugar en el mando. Poca suerte tuvo Juan Jofre de Loaysa, pues falleció en ese viaje el 30 de julio de 1526. No duró mucho la felicidad de su sustituto Juan Sebastián de Elcano que fallecería en ese mismo viaje con fecha 10 de agosto de 1526.
Transcribo el texto que nos importa a los canarios:
“Partimos de la ciudad de La Coruña con siete navíos víspera del bienaventurado Señor Santiago y fuimos en busca de Las Canarias, y donde a siete días que partimos de La Coruña surgimos en La Isla de La Gomera, donde estuvimos tomando las cosas necesarias….partimos de la isla de La Gomera víspera de Nuestra Señora.”
La fantástica relación de este navegante, fraile y hombre de gran cultura que se llamó Andrés de Urdaneta, tiene una extensión de 90 folios escritos por ambas caras, que recomiendo a cuantos tengan interés por la historia escrita en directo por sus protagonistas. Por su lectura sabemos que, por segunda vez, don Juan Sebastián de Elcano viaja a las islas de la Especiería, y no habrá que repetir que pasa igualmente por Canarias una segunda vez. La primera en la flota comandada por Magallanes, que tanta tinta nos ha dado que gastar para convencer de una vez para siempre, gracias a nuestro buen amigo el señor Luis García Rebollo, de su paso por Santa Cruz de Tenerife
Solo para dejar constancia de que en su lectura saldrán a relucir grandes hombres para historia de España, y Canarias en consecuencia.
Para no andar entre papeles de tanta vejez, nos pasaremos al siglo XIX en Tenerife y con un personaje que, como suele ocurrir en nuestra abandonada historia, tan dada al ombliguismo y a las rentables universidades, no se toma jamás el trabajo de rebuscar entre los documentos que nos acercan a la vida moderna y al desarrollo de los grandes pueblos. Intentaremos que el Comodoro Perry sea algo mas para nosotros que el protagonista de una página de la historia de EE.UU y sus películas de Hollywood.
Pongamos en la historia de Canarias al marino de la recién nacida nación EE.UU., a la que tanto ayudó España para su independencia de Inglaterra y de cuyo pago del favor mejor no hablar.
Se llamó nuestro ilustre visitante Matthew Calbraith Perry. Para los amigos del cine el Comodoro Perry.
Un 5 de julio de 1820 estaba nuestro el marino mencionado a la altura de la isla de La Palma, y ya el día 6 fondeaba en Tenerife. El recibimiento fue de lo mas “caluroso” viendo que llegaban de tierras africanas en aquellos días noticias de fiebres de gran mortandad .Resultado que el buen hombre tardó 10 días en pisar Santa Cruz, y habrá que agradecerle que consignara en su diario.
“Esta es la mas bella ciudad española que yo he visto en mi vida, las calles son anchas y perfectamente limpias, las casas graciosas y cómodas, la gente amable y hospitalaria.”
El festejo de la marinería duró hasta el 28 de julio del año 1820, pero para no dejar nada sin resolver en materia de víveres y bebidas, el navío, uyo nombre era Cyane, puso rumbo a La Orotava.
Sería bueno investigar entre nuestros vecinos de hoy quien puede ser el descendiente, si lo hubo, de los dos desertores que quedaron en tierra sin que pudieran ser localizados por los hombres del señor Perry. Una curiosidad los datos demográficos que nos facilita el señor Perry. Santa Cruz cuenta con 8.000 habitantes, cuando la Orotava ya tiene 6.000. Y como siempre que hablamos de comercio en esos años, saldrá a relucir la gran importancia que la familia Cólogan, que él llama Calagan, tiene para el comercio con Inglaterra y EE.UU. De hecho eran los agentes comerciales de Perry en La Orotava.
La siguiente parada del señor Perry ya no era tan festiva, pues pasó a a la “colonia de negros libres”, que era un experimento para librarse de los negros vendidos como esclavos en su día en EE.UU. Ese experimento llegó a la historia actual con el nombre de Liberia.
Nuestro admirado marino hizo una gran labor con abrir el mercado del Japón con América y Europa. Ya no era un joven alférez, ni capitán. Ya era el comodoro en los años 1854-1855. Habían pasado 35 años de su visita a Tenerife.
Una vez más abramos la mente a la HISTORIA de Canarias “mirando hacia atrás sin ira”
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