Mayo, mes de María. Devoción bíblico-mariana.

Por Pedro Ontoria Oquillas  (Publicado en El Día el 4 de mayo de 1989).

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  Virgen de Tremello. Gumiel de Izán, Burgos

 

          La vida y actuación de María se conoce, sobre todo, por los Evangelios de la infancia (Mt. 1-2 y Lc. 1-2). En el momento de la Anunciación en su casa de Nazareth estaba desposada con un varón llamado José (Lc. I, 26-27). El ángel Gabriel la saludó como llena de gracia, la tranquilizó y le anunció (aludiendo a Is. 7, 14) el nacimiento de un hijo que llevaría por nombre Jesús y sería llamado hijo del Altísimo (Lc. I, 28-32). Como hijo de David y representante de una soberanía eterna, reinaría sobre la casa de Jacob (Lc. 1, 33). María visitó a su prima Isabel “en la montaña de Judá”; aquella la reconoció como madre de su Señor y la llamó bienaventurada por su fe (Lc. 1, 39-45). José y María se trasladaron a Belén para empadronarse. Allí dio a luz a su hijo (Lc. 2, 1- 7). A los 40 días ofreció en el templo el sacrificio de purificación impuesto por la ley (Lc. 2.22-24). Se dirigieron a Egipto y, a la muerte de Heredes, se establecieron de nuevo en Nazareth (Mt. 2, 23). Aconteció en este tiempo la pérdida del niño en el templo, a la edad de 12 años (Lc. 2, 41-50). En la actividad pública de Jesús, María aparece ya para situar a Jesús (Mc. 6, 3) ya para remarcar el rechazo de la misión de Jesús por su familia (Mt. 13, 57; Mc. 3, 31-55). En san Juan, María marca el encuadre de la misión de Jesús, pues aparece en Caná, al principio de su actividad (Jn. 2, 1-12) y en el Calvario, al término de su vida (Jn. 19, 25-27). Después de la Ascensión de Jesús (Act. 1, 14) aparece en oración perseverante con los apóstoles y algunas mujeres. María murió rodeada de los apóstoles en Jerusalén o en Éfeso, hacia el año 48.

          A lo largo de la tradición evangélica a María se la designa con el título de Madre de Jesús y su designación de Madre de Dios –Theotocos- se encuentra defendida por San Hipólito de Roma (+ c. 255) y definida en el concilio de Éfeso (431). La iglesia también ha definido su Inmaculada Concepción y su Asunción a los Cielos.

          El amor a la Virgen María tiene innumerables formas, siendo una manifestación la devoción bíblica. Distribuidos en tantos aparados como días tiene el mes de mayo, tradicionalmente denominado mariano, reunimos los distintos pasajes o lugares de la Biblia, en los cuales se habla de María, o la Liturgia se los ha aplicado, para poder hacer cada día una pequeña y fácil lectura:

           1. La primera promesa de redención (Gén. 3, 15-25).

          2. Judit símbolo de María (Jdt. 13, 22-26; 15, 9-12).

          3. La amada del Señor (Cant. 2, 8-14).

          4. Hermosura de María (Cant. 4, 1-16).

          5. María, Señora (Cant. 6, 4-12).

          6. María, Sede de Sabiduría (Prov. 8, 22-35).

          7. María, centro de la Iglesia (Ecli. 24, 11-22).

          8. María nuestro refugio (Ecl. 24, 24-31).

          9. Vaticinio de la Virgen Madres (Is. 7, 10-15).

        10. Renuevo de José (Is. 11, 1-2).

        11. Genealogía de Cristo (Mt. 1, 1-16).

        12. Anunciación (Lc. 1, 26-38).

        13. El misterio de la concepción de Jesús (Mt. 1, 18-25).

        14. Visitación de la Virgen a Isabel (Lc. 1, 39-45).

        15. Cántico de María (Lc. 1, 46-56).

        16. Nacimiento de Jesús (Lc. 2, 1-6).

        17. Adoración de los Pastores (Lc. 2, 15-20).

        18. Circuncisión de Jesús (Lc. 2, 21).

        19. Presentación en el Templo (Lc. 2, 22-35).

        20. Adoración de los Magos (Mt. 2, 1-12).

        21. Huída de Egipto (Mt. 2, 13-15).

        22. Vuelta a Nazaret (Mt. 2, 19-23).

        23. El niño Jesús en el templo (Lc. 2, 40-52).

        24. Bodas de Caná (Jn. 2, 1-12).

        25. Elogio de la Madre de Jesús (Lc. 2, 27-28).

        26. Los parientes de Jesús (Mt. 12, 46-50; Mc. 3, 31-35; Lc. 8, 19-21).

        27. Extrañeza de los de Nazaret (Mc. 6, 1-6; Mt. 13, 53-58).

        28. María, Madre de Jesús y madre nuestra ((Jn. 19, 25-27).

        29. Cristo formado de una mujer (Gal. 4, 1-7).

        30. María persevera en oración (Act. 1, 12-14).

        31. La mujer misteriosa (Apoc. 12).

  

         En la liturgia romana hay un himno o cántico mariano que no nos resistimos a transcribir por su belleza extraordinaria:

 

TOTA  PULCHRA  ES,  O  MARIA!

 

Toda hermosa eres, oh María, toda hermosa eres,
y mancha de pecado no hay en ti.
¡Qué bella y deliciosa es tu Concepción inmaculada!
Te levantas como aurora muy resplandeciente
ofreciendo los goces de la salvación.
De ti nació Cristo Dios, sol de justicia;
¡oh fúlgida puerta de luz!
Como azucena entre espinas, así serás tú
entre las doncellas: ¡oh Virgen bendita!
Brilla tu vestido tan blanco como la nieve,
y tu cara como el sol.
En ti hay esperanza de vida y de virtud y toda gracia
de vida y de verdad.
En pos de ti corremos, al olor suavísimo
de las aromas que llevas.
Se ha oído en nuestros campos una voz, voz dulcísima:
voz de tórtola, voz de paloma.
Ponte alas, oh hermosísima paloma!
Levántate, apresúrate y ven.
Ven, del Líbano, ven del Líbano, ven y serás coronada.

 

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