La placa en recuerdo del príncipe polaco Casimiro Sapihea (Patrimonio Histórico-Monumental... - 13)
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día / La Prensa el 7 de abril de 2012).
El monumento inaugurado el pasado miércoles 28 de marzo en el nuevo espacio (plaza) existente junto a la autovía de San Andrés, está dedicado a Kazimirz Sapihea-Kodenski, príncipe heredero de Polonia, de 27 años de edad que, el 23 de febrero de 1909, pereció ahogado en las costas de Bufadero (María Jiménez) cuando se encontraba pasando unas vacaciones en Santa Cruz de Tenerife en compañía de sus hermanos menores León (1883-1944) y Aleksander (1888-1980), hijos de Wladyslaw León Sapihea-Kodenski (1853-1920) y Elzbieta Konstancja Potulicka (1859-1948).
Estos distinguidos huéspedes llegaron al puerto de Santa Cruz de Tenerife, procedentes de Austria, y se hospedaron en el Hotel Orotava, antigua Fonda Panasco, en la Plaza de la Candelaria nº 1, de esta capital.
Santa Cruz de Tenerife celebraba por esos días las fiestas de Carnaval, por lo que los tres jóvenes asistieron de incógnito a casi todos los espectáculos que se celebraron. El martes por la tarde, los tres hermanos alquilaron el balandro Bernardo Barrera, patroneado por Rafael Arnay y José Megolla, con la intención de dirigirse a la playa de San Andrés, donde solía ir la gente joven y alegre.
De regreso al puerto, Kazimirz pidió timonear la embarcación. Para aprovechar el fuerte viento favorable viajaban con la vela desplegada cuando, al pasar frente a Bufadero, una mala maniobra o un golpe de mar hizo zozobrar el barco y todos cayeron al agua; ante la imposibilidad de ganar la costa a nado, comenzaron a solicitar socorro.
Cuatro de los cinco tripulantes que viajaban a bordo del balandro fueron recogidos por Salvador Morales, un pescador que se encontraba cerca del lugar del accidente, trasladándolos en su barca al núcleo vecinal de María Jiménez, donde una familia les ofreció ropa y comida a los jóvenes náufragos.
El cuerpo del príncipe Kazimierz no tuvo la misma suerte, pues se cree que, en el momento del bandazo, recibió un golpe en la cabeza y fue arrastrado por las corrientes marinas. A la búsqueda se sumaron varios botes de vapor de la Comandancia de Marina y de la Dirección de Sanidad del Puerto, con el personal especializado, sin que pudieran encontrar su cadáver.
En el suceso intervino el Juzgado de Instrucción de Marina y los trámites burocráticos los llevó el cónsul de Italia, Sr. Galati.
El jueves 25 de febrero, el gobernador civil, don Joaquín Santos y Ecay, en presencia de los príncipes supervivientes, le entregaron a Salvador Morales, el pescador que les había rescatado, un diploma de felicitación del Ministerio de la Gobernación.
La familia Sapieha-Kodenski era una de las más antiguas, importantes y poderosas de la nobleza de Polonia. Sus orígenes se remontan al año 1640, en la actual Lituania (Este de Polonia). Su escudo de armas (Flor de Lis), aparece dibujado en la lápida con la leyenda: Cruz Mihi Foederis Arcus (La Cruz es mi Arca de la Alianza).
Su padre, Wladyslaw León Sapieha-Kodenski, fue político y miembro del parlamento regional de Galitzia y Lodomeria, reino que formaba parte del Imperio Austriaco y Austrohúngaro. Su madre era la Condesa Elzbieta Konstancja Potulicka. El matrimonio tuvo 10 hijos.
De los dos hermanos que le acompañaban ese día, León fue sacerdote, escritor y piloto austriaco durante la primera Guerra Mundial, mientras que Alexander participó en la segunda Guerra Mundial. Otro de los hermanos, Wladyslaw, se casó con Ida Bornemisza de Kászon, cuñada del barón Hans Heinrich Thyseen-Bornemisza.
Un tío del Príncipe, el Cardenal Adam Sapieha, que fue Arzobispo de Cracovia, sería tutor del Papa Juan Pablo II, en el seminario clandestino de Cracovia.
El monumento se encumbra en este lugar porque la placa que en su día se colocó para recordarlo se encontraba en los riscos de enfrente y, al realizar el túnel, quedó oculta de la vista del público.
Se trata de un monolito de sillería basáltica o piedra molinera, labrada a escoda por sus caras de parámetro y a pico fino los lechos y caras ocultas, piezas rescatadas de las que conformaban los cantiles del primitivo muelle de Santa Cruz de Tenerife. El monumento fue realizado por la Unidad de Mantenimiento de la Autoridad Portuaria, según el proyecto de Tarsis Rodríguez Alberto.
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