Patrimonio histórico (Puerto y puerta - 58)

Por Rafael Zurita Molina  (Publicado en el Diario de Avisos el 1 de abril de 2012).

 

          El 21 de enero del pasado año 2011 -¡como pasa el tiempo!- este espacio estuvo dedicado a los vestigios del pasado portuario de Santa Cruz. Recreaba unas líneas escritas por Francisco Martínez Viera (1884-1969) cuando en 1954 dejó oficialmente de alumbrar la “farola del mar”: “Su desaparición deja algo así como un escozor en las almas sensibles, prontas a la emoción”. Es así, porque en sus crónicas -decía el periódico La Tarde en su sentido obituario- “quedaban prendidas preciosos jirones de un entrañable y aleccionador pasado santacrucero”.

          Por el libro Tenerife y el Mar (Cabildo de Tenerife, 1998), sabemos que el faro de sexto orden del puerto de Santa Cruz de Tenerife, conocido como "la farola del mar", se inauguró el 31 de diciembre de 1863. Y por la revista El Cambullón (noviembre 2007) seguimos su trayectoria: desde que se desmontó de su emplazamiento original en 1976, se ha ubicado en tres sitios diferentes: entrada al muelle por la plaza de España, en 1984 hasta 1991; otra, desde 1994 hasta 2004; y desde este último año hasta la actualidad, donde está emplazada, junto a la también emblemática Marquesina, construida en 1913.

          Justo preámbulo para situarnos en el inmediato pasado miércoles, día 28, fecha señalada por la Autoridad Portuaria de la provincia para descubrir sendas placas colocadas en determinados elementos que forman parte de su patrimonio histórico. A tal efecto, para facilitar el traslado de las personas invitadas a los lugares señalados, se organizó un breve y atractivo circuito en guagua. Al expresar nuestro reconocimiento al presidente de la Autoridad Portuaria por su feliz iniciativa, se  hace extensivo a José Manuel Ledesma, por la metódica explicación en los respectivos actos.

          En primer lugar fue en la avenida de Anaga, frente a la Escuela de Náutica, en donde se situó la grúa de vapor, fabricada en Bedford-Inglaterra en 1920, que se utilizaba en el muelle carbonero de  Valleseco. Después nos detuvimos en el aparcamiento de Valleseco, próximo a la cantera de La Jurada, en donde estaba una de de las seis locomotoras alemanas que llegaron entre 1925 y 1928; trasladaban las vagonetas cargadas de piedras desde este lugar hasta el muelle Sur.

          Por último, en María Jiménez, tuvo otro carácter. Éste fue de recuerdo a Kazimirz Sapihea-Kodenski, príncipe heredero de Polonia, de 27 años de edad, que el 23 de febrero de 1909 pereció ahogado en aguas de la bahía de Santa Cruz. Se trataba de reponer la placa que en su día se había colocado en el lugar del accidente; tras puntuales investigaciones, se localizó detrás del cercano túnel de seguridad. Merece tratarse más esta historia.

          Y enlazando el pasado con la actualidad, destacamos dos buenas noticias. Una se refiere al pórtico del escáner de contenedores, pieza clave para su instalación, que está casi concluido. Y la que dice que en los últimos cinco días se registra el mayor movimiento de visitantes de cruceros, más de 32 mil, con diez escalas.

- - - - - - -- - - - - - - - - - -