Castillos (Puerto y puerta - )

Por Rafael Zurita Molina  (Publicado en el Diario de Avisos el 17 de abril de 2011).

 

          Sobre la conquista de Tenerife, Alejandro Cioranescu (1911-1999) escribe que en las dos expediciones (1494 y 1496) emprendidas por el Adelantado Fernández de Lugo, la playa de Añazo “le había servido de puerto de desembarco, de campamento y de base logística a la vez. Fue así como recibió Santa Cruz su consagración como puerto principal de la isla”.

          El profesor Cioranescu razona la progresiva importancia que iba adquiriendo Santa Cruz al compás de su puerto: “Casi se podría decir que existió desde antes de existir, a pesar de todas las dificultades y de todas las oposiciones de dentro y de fuera, de la tierra y el mar, de los hombres y de los elementos”. Su destino histórico es el fruto de una paradoja: su bahía fue escogida como base estratégica para adentrarse en la Isla; y luego fue fortificada para impedir que fuerzas hostiles lo hicieran. ¡Y bien que lo cumplió!

          El desarrollo de Santa Cruz se conjugaba con las especiales circunstancias que le confería la cualidad de ser el único lugar amurallado del Archipiélago; honroso compromiso en pretéritos tiempos que se caracterizaban por episodios de conquista y colonización. El cumplimiento de su destino la enalteció con los honores que le otorgan su condición de Invicta Ciudad, Puerto y Plaza.

          Sólo un breve recorrido por algunas fortificaciones que han jalonado el litoral de nuestra ciudad, que acoge, sin duda alguna, un gran puerto. La más antigua, el castillo de San Cristóbal, que se construyó durante los años 1575 y 1578, fue demolido a finales de 1928. En el subsuelo del actual ordenamiento urbano de la Plaza de España puede observarse parte de su estructura.

          El castillo de San Juan Bautista, construido en 1641 como baluarte de la Caleta de Negros, fue cedido al Ayuntamiento en 1948; en la actualidad forma parte del paisaje urbano, junto al auditorio. También, en los años 1655 y 1656, se construyeron los castillos de Paso Alto y de San Pedro, respectivamente. El primero, situado junto a la Escuela de Náutica, conforma un atractivo mirador sobre la bahía; y en cuanto al de San Pedro, fue demolido en el año 1948. Por último, la torre de San Andrés, reparada en 1740, la derribó parcialmente un temporal en 1896.

          Para terminar, unas líneas rescatadas de un “Pico de Águilas” de Alfonso García-Ramos, publicado en el periódico La Tarde en diciembre de 1978: “Hasta un ayer no tan lejano en que cayeron las murallas, se acabaron los asedios, los emigrantes ahogaron la almendra medular de la población tradicional y Santa Cruz perdió su garra combativa”. ¿Será así?

- - - - - - - - - - - - - - - - -