Dos acuerdos capitulares sobre la Gesta
Autor: Coriolano Guimerá López (Publicado en El Día el 18 de julio de 1997).
Entre los numerosos documentos que hacen referencia a la “Gesta del 25 de Julio” existen dos que, por su escasa difusión en nuestro tiempo, no han llegado a un generalizado conocimiento de la sociedad tinerfeña.
Tales documentos contienen los Acuerdos adoptados por los Cabildos de las Islas de Tenerife y Canaria, en relación con el episodio bélico que concluyó con la victoria de la guarnición y el pueblo todo de Tenerife frustrando la proyectada invasión por las fuerzas inglesas que mandaba el contralmirante Horacio Nelson.
El día 28 de julio de 1797 -apenas veinticuatro horas después de que la flota británica abandonara las aguas del Puerto y Plaza de Santa Cruz- se reunía en la Ciudad de San Cristóbal de La Laguna, donde se ubicaba su sede, el Cabildo de la Isla, bajo la presidencia del ilustrado caballero don Lope Antonio de la Guerra y Peña (1738-1823), regidor perpetuo, capitán de Milicias, diputado de Corte y, a la sazón, regidor decano -el cual sustituía, por indisposición, a los señores, don José de Castilla, corregidor, y don Vicente Ortiz de Rivera, alcalde mayor; asistido por el escribano del Concejo, don Domingo Quintero y Párraga, y con la presencia de los capitulares don José Saviñón, don Antonio Riquel y don Cayetano Peraza, regidores; y don Nicolás García, don Francisco Bello y don Miguel de Laisequilla, diputados. Los restantes miembros del Concejo y los diputados extraordinarios -don Lorenzo Lugo, don Juan Da Pelo, don Domingo Van-den-Heede, don Juan Diego Mead, don Gregorio Vargas, don Antonio Lemar, etc.- permanecían en Santa Cruz, incorporados aún a las fuerzas defensoras del Puerto y Plaza.
La sesión cabildicia tenía por objeto “tratar en materias de la invasión de ingleses acaecida en esta Isla en la madrugada del día veinte y cinco del corriente, en la que tan gloriosamente se rechazó al enemigo”.
Gratitud
Tras considerar adecuadamente las faustas nuevas recibidas del Puerto y Plaza,...
“... queda persuadida esta Sala de que una victoria tan completa se ha debido al celo, animosidad y acertadas disposiciones del Excmo. Señor Comandante General, don Antonio Gutiérrez, cuyo gobierno ha sido de tanta satisfacción para estas Islas”;
por todo lo cual,
"... la Justicia y Regimiento acuerda se escriba a S.E. por Diputación, dándole las enhorabuenas por el feliz éxito de la acción, y las más expresivas gracias por las providencias que tan oportunamente dio para su logro, de lo que este Ayuntamiento ha quedado muy reconocido en la obligación de participar al Rey por la vía correspondiente para que S.M. tenga presente el mérito de este tan digno Jefe”.
Similar entusiasta mensaje de congratulación remitió el Cabildo de la Isla de Canaria al comandante general Gutiérrez. El atinente Acuerdo concejil fue adoptado en 1 de agosto de 1797 y, en su largo y elogioso contenido suscrito por los señores don Antonio Zerpa Moreno y don Andrés Cabrera de León- se hacían constar que:
“... la ciudad de Canaria sería notada, y con razón, de insensibilidad, si en el día que traslada a sus anales el más ventajoso triunfo hasta ahora visto en esta provincia, no manifestara a VE. los sentimientos de gratitud de que se halla poseída para con el jefe a cuyo valor, prudencia y pericia (…) se ha merecido la libertad de las Islas alejando de ellas las ignominiosas condiciones a que una nación orgullosa y enemiga las quisiera reducir”.
Más adelante, el Concejo canario manifestaba que:
“... teme ofender la modestia de V.E. si en la justa apología debida al mérito de V.E. dijera todo lo que siente en cumplimiento de su deber para con el primer jefe en día tan feliz”; añadiendo que “ya que la Ciudad no puede levantar estatua a su muy digno Jefe, ponga, al menos, como por inscripción el suceso: Que al Excmo. Señor e Invictísimo Señor don Antonio Gutiérrez, Comandante General de estas Islas, debieron ellas su libertad y mayor gloria en el día veinte y cinco de julio de mil setecientos noventa y siete; en que, en completa victoria, rigiéndolo y presenciándolo todo este Jefe, se vencieron las armas inglesas, acostumbradas a ser vencedoras en todas partes”.
Terminaba el comunicado del Cabildo de Canaria declarando su propósito de...
“transmitir a las futuras sucesiones su reconocimiento y la debida gloria a VE, cuya importante vida no dejará de pedir a Dios la dilate y prospere en felices años, como todos deseamos”.
Ambos patrióticos Acuerdos capitulares, que fueron puntual y gentilmente contestados por el general Gutiérrez, ponen de relieve la extraordinaria resonancia de la “Gesta del 25 de Julio”, y constituyen un ejemplar testimonio de solidaridad interinsular, fragmentada, y, por desgracia, casi inexistente en nuestros días.
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