A Don Elfidio, Con perplejidad

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en El Día el 6 de agosto de 1996)

 

          En este mismo periódico, en su número correspondiente al pasado sábado 27 de julio, y referidas a la gesta tinerfeña de 1797, se atribuyen a usted unas declaraciones en las que, entre otras cosas, dice:

           "Una de las gestas heroicas más importantes que han tenido lugar en nuestra tierra y que desgraciadamente ha sido silenciada y minimizada”…  “...las milicias salieron de La Laguna para socorrer al pueblo de Santa Cruz. Un pueblo pequeño de pescadores cuyos habitantes estaban detrás de los postigos ateridos de miedo al ver la ocupación inglesa. Las milicias laguneras rescataron a la población y derrotaron al todopoderoso almirante (sic) Nelson”.

           Si fueron estas sus manifestaciones, por favor, don Elfidio, léase la historia, infórmese, hombre, antes de hacer unas declaraciones públicas tan disparatadas. Y tenga, al menos, la elegancia de no “minimizar” la acción de unos, para acrecentar la de otros. En primer lugar, porque es falso lo que tan categóricamente afirma; en segundo, porque la hidalguía y nobleza de La Laguna, su ciudad, no precisa ni merece ser defendida con tan torticeros argumentos, menos aún por quien ostenta su máxima representación.

          Existe suficiente documentación que acredita de forma rotunda la importantísima participación lagunera, de su Cabildo y de su pueblo, en la victoria de Tenerife sobre los invasores ingleses. Al ser La Laguna sede del Cabildo de la Isla, allí se tomaron las decisiones y previsiones más importantes, bajo las directrices y la atenta mirada del comandante general don Antonio Gutiérrez. Fue decisiva, sin duda, la participación de sus milicianos y “rozadores”, como también lo fue la de los otros regimientos de Milicias de Tenerife  y, muy especialmente, de las Milicias de Artillería que defendían la plaza fuerte de Santa Cruz, del batallón de Infantería de Canarias y del paisanaje en general.

          En cuanto al “pueblo pequeño de pescadores” al que usted alude, sí que tiene razón. Era tan pequeño, por lo menos, como La Laguna, a la que Santa Cruz ya había igualado en número de habitantes treinta años antes de que Nelson asomara por las costas de Añazo, terminando el siglo XVIII, rayando los 8.000.

          Su expresión de que los habitantes del puerto “estaban detrás de los postigos ateridos de miedo” y que fueron rescatados por los milicianos laguneros, la verdad es que tan garrafal falsedad no merece comentario alguno. Comprendo, don Elfidio, que a veces el corazón juega malas pasadas a la razón, pero... ¿hasta el punto de llegar a falsear la historia?

           En su Homenaje a La Laguna, Patricio Perera Álvarez dijo, con no muy afortunado verso, pero sin “minimizar” a otros:

               "El augusto crisol de heroismo
                depuró tu valor en lucha fuerte                                             
                contra el Goliat del proceloso abismo;                                             
                pues tu gente en patriótico lirismo                                             
                en Añaza de Albión trocó la suerte."

          Bueno, vale.

         Muy cordialmente.  Luis Cola