El teniente de las Milicias Canarias don Francisco Grandy Giraud y la herida de Nelson en la playa de la Alameda del muelle

Por Luis Cola Benítez (Publicado en El Día / La Prensa el 3 de marzo de 1996).

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          Se acerca el segundo centenario de la victoria sobre las fuerzas inglesas mandadas por el contraalmirante Horacio Nelson, lograda por los defensores de Tenerife en 1797, y todavía persisten para algunos las dudas sobre el lugar en que se encontraba el héroe británico en el momento de recibir el impacto que le costó su brazo derecho, al tiempo que no se ha reconocido plenamente la decisiva participación en este hecho del tinerfeño teniente de Artillería don Francisco Grandy Giraud. Vamos a tratar de clarificar estas circunstancias aportando nuevos datos sobre tan apasionante y glorioso episodio de nuestra historia.

          A partir de la narración de Francisco Mª. de León en su Historia de las Islas Canarias, todos los autores la siguen y sitúan a Nelson, en el momento de ser herido, junto a las escaleras del desembarcadero, e incluso sobre el espigón del pequeño muelle de que disponía entonces Santa Cruz. Contradicen así, sin motivo aparente, los testimonios y relaciones que nos han dejado los participantes en los hechos, testigos presenciales y otros autores coetáneos. No hay explicación lógica a este proceder, a no ser la del tiempo transcurrido desde que ocurrieron los hechos hasta la redacción  de la mencionada Historia.

          La muy conocida relación de don José de Monteverde y Molina (Nota 1), castellano de la fortaleza principal de San Cristóbal, certifica de forma clara y rotunda que “Nelson perdió el brazo derecho antes de poner el pie en tierra”, por los disparos de metralla efectuados desde el mismo castillo por un cañón “con dirección a la inmediata playa”, situada a la izquierda de la fortaleza.

          Otro testigo presencial, don Bernardo Cólogan y Fallon (2), escribe a su padre el mismo día 25 de julio, y afirma que el daño a los ingleses en la playa fue causado por “un cañonazo a metralla del Castillo de Son Cristóbal”.

          Don Francisco de Tolosa (3), que mandaba la artillería del castillo de San Pedro, situado al otro extremo de la playa, confirma, sin lugar a dudas, que Nelson fue herido en ella, “retrocediendo éste y otras heridos a sus navío”, para lo que tomaron dos barcas de pesca que allí estaban varadas, al resultar destrozados por la metralla algunos de sus botes de desembarco. Estos detalles sobre la retirada de este grupo atacante concuerda exactamente con textos de historiadores ingleses.

          Por si estos testimonios no bastaran, en fecha muy cercana a los hechos, y presumiblemente basándose en relatos de testigos presenciales, dice Alejandro de Humboldt (4): “Fue en esta playa donde dos años antes de nuestra llegada... una bala de cañón cercenó un brazo al almirante Nelson”. Y esto lo dice un personaje en el que destacan el rigor de sus observaciones científicas y la acreditada constatación de sus opiniones.

          Por su parte, el propio teniente Grandy (5), bajo cuyo mando estaba la batería da Santo Domingo del castillo de San Cristóbal, se atribuye el haber dirigido personalmente el fuego de metralla hacia la mencionada playa, en la que, dice, "perdieron la vida entre otros el capitán Bowen... y fueron heridos cuantos allí desembarcaron", los cuales, obligados a retirarse, llevaron consigo “al contra-almirante Nelson, a quien el mismo cañón quitó un brazo.”

          ¿Cuáles son, pues, los motivos que impiden a algunos dar crédito a estos testimonios, directos casi todos, muy cercano alguno, haciendo prevalecer relatos posteriores y distantes en el tiempo? Al parecer son, fundamentalmente dos: el primero, los diarios de campaña de Nelson; el segundo -referido a Grandy-, que nadie puede ser testigo de sí mismo.

          Nos han llegado dos diarios o partes de operaciones de Nelson (6). El primero, escrito con la premura del caso, lo dirige a su superior inmediato, el almirante Jervis, y está fechado a bordo del Theseus, en la bahía de Santa Cruz el 27 de julio, dos días después de su capitulación y retirada. En este escrito, Nelson, utilizando la terminología propia del militar, dice “atacamos el muelle y... conseguimos tomarlo”, pero no indica en ningún momento que él, personalmente. accediera al mismo.

          Basándose en estas expresiones, nuestro insigne paisano don Antonio Rumeu de Armas, para quien el famoso marino tenía ”olfato de sabueso y mirada de águila”, por lo que no fallaba sus objetivos -aunque está claro que su ataque a Santa Cruz fue una sucesión de fallos desde el momento mismo del primer desembarco el día 22-, parece dar por cierta la presencia de Nelson junto a las escaleras del muelle de Santa Cruz (7). Sin embargo, en el segundo diario del contraalmirante, sin duda redactado con mayor sosiego, se cambian los términos “atacamos y tomamos el muelle”, por “fue inmediatamente asaltado y tomado”. Es decir, se introduce un significativo cambio de matiz, respecto a su anterior relato del ataque.

          En relación con la credibilidad del testimonio de Grandy, base de su Memorial al Rey de 12 de diciembre de aquel año (8), hay que considerar: primero, que ninguno de sus coetáneos le ha desmentido en cuanto a ser el autor del disparo del cañonazo de metralla hacia la playa de la Alameda que causó la herida a Nelson, ni en su posterior, acertada y heroica dirección de la bateria del muelle; segundo, que fue designado comisionado del Real Cuerpo de Artillería para recibir las declaraciones de testigos en la información solicitada por el capitán don Vicente Rossique, que mandaba la batería de Paso Alto, sobre la autoría del hundimiento del cúter Fox, en las inmediaciones de aquel castillo (9), lo que sin duda avala el juicio que a sus superiores merecían su objetividad y capacidad de discernimiento; tercero, y especialmente, la aparición de nuevos datos, no mencionados hasta ahora, que vienen a confirmar por parte de terceros cuanto expresa Grandy en su citado memorial o exposición a SM., y dejan sin efecto el viejo aforismo que reza «Testis anus, testis nullus», invocado por nuestro admirado profesor don Antonio Rumeu.

          El primer testimonio a que nos referimos está contenido en las relaciones de don Domingo Vicente Marrero (10), que ostentaba entonces el cargo de alcalde real del Puerto de Santa Cruz. Como es sabido, este personaje nos dejó dos relaciones manuscritas, una larga y otra resumida, del ataque inglés a Tenerife, en cuya defensa tomó parte activa. Ambas, en los detalles que nos interesan, son prácticamente coincidentes y abundan en lo afirmado por Monteverde, Cólogan, Tolosa y el mismo Grandy, en cuanto a que Nelson resultó herido en la playa de la Alameda o del Muelle. Dice este texto: “Los enemigos que se dirigieron a las playas del Muelle no pudieron penetrar en corto número por la Alameda, porque el que no quedó muerto, herido o prisionero, tuvo que reembarcarse en dos barquitos de pescar nuestros que echaron al agua…Allí perdió el brazo derecho el contralmirante Nelson, que volvió precipitadamente a su navío”.

          La segunda prueba es otra relación manuscrita que no dudamos en atribuir al teniente coronel don  Juan Guinther (11), que en aquellos días mandaba accidentalmente el Batallón de Infantería por la obligada ausencia de su comandante, don Juan Creagh, a quien el general Gutiérrez retenía junto a sí formando parte de su plana mayor. En esta relación, además de confirmarse los textos ya citados, en cuanto a que Nelson fue herido en la playa de la Alameda -no en el espigón del muelle ni junto a sus escaleras-, se afirma, de manera categórica, que los disparos fueron dirigidos por rl teniente Grandy. Al hacer mención de las lanchas inglesas, se dice: “…tres desembarcaron en la Playa de la izquierda del muelle a medio tiro de fusil… y a pocos pasos se le dispararon desde el castillo de San Cristóbal varios cañonazos dirigidos por el teniente de Artillería D. Francisco Grandy con tanto acierto que quedaron muertos… Bowen, su segundo, un chino, un prusiano,… tres soldados y once heridos”.

          Téngase en cuenta que esto lo dice un oficial de Infantería, cuerpo que tuvo sus más y sus menos con el de Artillería en cuanto a la atribución, por ambas partes. de méritos y actuaciones decisivas en la lucha sostenida en las riberas y calles de Santa Cruz en la madrugada de aquel memorable 25 de julio de 1797.

          Por méritos propios, nuestro paisano el teniente don Francisco Grandy Giraud se tiene sobradamente ganado -además de la nominación de una calle o plaza de nuestra ciudad en su memoria-  un lugar de privilegio en el futuro monumento escultórico en honor de los "Héroes del 25 de julio”, que esperamos ver muy pronto hecho realidad. La inauguración de este inaplazable monumento constituirá la única manera de conmemorar dignamente el segundo centenario de tan gloriosa página de nuestra historia.

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Notas:
1. Relación circunstanciada de la defensa que hizo la plaza de Santa Cruz de Tenerife... Aula de Cultura de Tenerife, 1977.
2. Carta dirigida a su padre, fechada el 25/7/1797-. Diario de Tenerife de 24 de julio de 1894..
3. Relación de la gloriosa defensa y singular victoria...-. Gente Nueva. Núm. 38. 1900.
4. Viaje a las Islas Canarias. F. Lemus, Ed. 1995.
5. Exposición a S. M. Carlos IV-. Revista Hespérides de 25 de julio de 1926.
6. Harris. N.: The Dispatches and Letters of the Viscount Nelson. Londres, 1844.
7. Rumeu, A.: “El teniente Grandy, héroe anónimo de la batalla de Santa Cruz contra el almirante Nelson” y “El muelle de Santa Cruz objeto exclusivo de Nelson en la operación de desembarco”, ambos en EL DIA, de fechas 25 de julio de 1993 y 1995, respectivamente.
8. Cola  L.: Reflexiones sobre el ataque de Nelson a Santa Cruz de Tenerife. Goya Ediciones, 1991.
9. Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife: Fondo Documental Antiguo.
10. Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife: Sección de Manuscritos.
11. Servicio Histórico Militar. Madrid: Diario de operaciones del Batallón de Infantería de Canarias..., 3 de agosto de 1797.