La isla donde Drake fue derrotado

Por David Sanz (Publicado en el Diario de Avisos el 12 de noviembre de 2011).


Diversos actos conmemoran la gesta que impidió la llegada del temido pirata

          Hay capítulos de la historia que marcan el devenir de un pueblo. Pasajes que constituyen hitos en la evolución de una sociedad que, con el tiempo, vale la pena traerlos al presente, no sólo para satisfacer la curiosidad histórica, sino también para recrear esa conciencia comunitaria que tiende a olvidar los referentes del pasado. Eso, en cierta medida, es lo que ha hecho la Sociedad Cosmológica con las "Jornadas sobre conciencia de Defensa. La piratería ayer y hoy", que se celebran estos días en Santa Cruz de La Palma, en colaboración con el Ministerio de Defensa.

          El protagonista de las jornadas sobre piratería, que están resultando un éxito de público, está siendo el pirata Drake o, mejor dicho, el pueblo palmero que consiguió repeler a finales del siglo XVI el ataque del corsario más temido de la época. En realidad, menos pirata y más hombre de estado en ese momento.

          Para conmemorar el 426 aniversario de esta gesta que tuvo lugar el 13 de noviembre del año 1585, mañana al mediodía se dispararán las salvas de defensa, la banda de música La Victoria ofrecerá un concierto en el castillo de Santa Catalina y terminará la jornada con un desfile y un concierto de la Banda de Guerra del Centro de Formación de Tropas de Canarias.

          Hugo O’Donnell y Duque de Estrada, comandante retirado de Infantería de Marina y académico de número de la Real Academia de la Historia, dejó claro en una de sus intervenciones en estas jornadas, la situación en la que operaba por entonces el pirata Drake. Para ello señaló como un hecho muy simbólico que el buque insignia de la flota que llegó a La Palma, el Bonaventure, llevara el pabellón real de Inglaterra como bandera de popa. “Francis Drake, en 1585, no es un pirata, sino un almirante de Inglaterra y lo que atacó esta heroica ciudad era un flota de guerra inglesa”. Un hecho que, a su juicio, da un valor añadido a la gesta, “porque hablamos de los mejores buques de la época y uno de los grandes almirantes ingleses, que pretende que se 1e perdone su pasado como pirata”.

          Emilio Abad Ripoll, General de Brigada, describió el ataque frustrado de Drake a la isla de La Palma en un contexto donde “Canarias se convierte en un centro estratégico mundial”. “Parada y fonda, taller para los barcos y vivero; todo el mundo ansiaba tener algo de Canarias”, agregó.

Milicias

Protagonistas de esta hazaña de La Palma fueron las milicias. Unas milicias “muy rudimentarias” en las que, según Abad Ripoll, el alistamiento era obligatorio para todos los hombres de 16 a 60 años. En La Palma organiza las milicias el gobernador de Tenerife Juan López de Cepeda y nombra Jefe Militar de la Isla a Juan de Monteverde, que en el año 1556 informó que contaban con 400 arcabuceros y otros 1.600 hombres mal armados. “Cuando vino Drake, había en Santa Cruz tres compañías y otras nueve en el resto de la isla, con un total de 2.045 milicianos”.

          En cuanto a las fortificaciones, existía la torre de San Miguel, que fue construida en 1515. Pero era insuficiente para la defensa que requería el puerto y se ordenó construir el Castillo de Santa Catalina. No obstante, esta edificación se demoró y fue tras el ataque del pirata Pata de Palo, en 1553, que saqueó por completo la ciudad, cuando se deciden a construirlo. A la vez que otra fortificación en el barrio del Cabo, por donde desembarcó este legendario pirata. Por tanto, 1553 está considerado “el punto de inflexión para la defensa de Santa Cruz de La Palma”, según Abad Ripoll.

Efecto sorpresa

          Lo cierto es que el ataque de Drake no cogió desprevenida a La Palma. “Canarias estaba avisada del tormentón que le venía encima”. Drake, con una flota de 29 navíos, llega primero a Gran Canaria, de donde recula porque le esperaban las milicias. “Había perdido el efecto sorpresa y decide ir a un puerto más pequeño pero que pueda proporcionar un buen botín”, comentó el militar. Entonces pone rumbo a Santa Cruz de La Palma. Una ciudad, como recordó el investigador José Guillermo Rodríguez Escudero, que por entonces contaba con unos 3.000 habitantes y era la cuarta población de Canarias, además de disfrutar de una “boyante” situación económica, como se puede entresacar de cr6nicas de la época como la realizada por Gaspar Fructuoso.

          El siete de noviembre se disparan todas las alarmas al divisarse las velas de los barcos y, en La Palma, se movilizan los milicianos, pero la flota no llega y deciden que vuelvan a sus casas el 12 de noviembre. Esa misma tarde, desde Los Sauces, vuelven a ver las velas que regresan.

Ataque

          Según el relato de Abad Ripoll, “frente a Puntallana divide la flota, 19 barcos hacia Santa Cruz de La Palma y otros diez a Tazacorte”. Dirigidos por el buque insignia en el que iba Drake, los barcos navegan en paralelo a la costa capitalina en dirección a la playa de Bajamar. Desde el Castillo de Santa Catalina disparan varios cañones sin éxito. Sin embargo, la operación del corsario se verá frustrada cuando, cerca de la torre de San Miguel, en el puerto, “gracias a la pericia de los artilleros o a la mano del santo, los dos primeros disparos que efectuaron pegaron en el buque insignia, causando bajas y daños visibles”. Los cañonazos de los barcos dieron, en cambio, en el risco de La Luz sin causar daños a la población. Los ingleses, desconcertados por la contundencia de la defensa, intentan despegarse de la costa pero un viento fuerte les impide estar fuera de tiro. “Dicen los libros del Cabildo que los enemigos huyeron por el mucho daño que le hicieron y así concluyó el primer ataque inglés a Canarias”, relató Emilio Abad.