Don Juan Avelino González Ramos, una vida dedicada al gobierno municipal

Por Daniel García Pulido (Publicado en El Día el 18 de octubre de 2008)


A doña Josefina Pérez Acosta, Yeya,
porque siempre será cierto ese adagio
que reza que, detrás de un gran hombre,
hay en todo momento una gran mujer. 
 

 Introducción

           El devenir de toda corporación, institución o entidad ha descansado y descansa siempre en la calidad y características de sus empleados, que son quienes encarnan, de cara al ciudadano, la realidad humana de esos entes subjetivos. Difuminado por infinidad de matices, enrevesado en legislaciones, burocracia e infinidad de pautas y obligaciones, el funcionariado deja una impronta clara y palpable en todo usuario que se acerca a ellos, quedándose en nuestra memoria algún rostro afable, el comportamiento educado y desprendido de un oficial, técnico o encargado, simples detalles que se anclan en nuestro interior sencillamente debido a la delicadeza del personal o a la trascendencia de lo conseguido merced a su eficaz gestión. Con toda seguridad, el personaje que traemos hoy a estas páginas, don Juan Avelino González Ramos, es un paradigma de lo mencionado, un ejemplo de laboriosidad, de humildad tenaz y de innegable sacrificio, una figura que dejó en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife una huella imperecedera, trazando una senda definida en su modo de trabajo, algunos de cuyos frutos y resultados se disfrutan aún en la labor presente de la Corporación.

 

Nacimiento, infancia y estudios

          Nació en esta ciudad de Santa Cruz de Tenerife el 26 de junio de 1914 (Nota 1), en el seno de la familia conformada por don Avelino González Rosa y doña María del Carmen Ramos González -desposados en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción el año anterior, el 5 de julio de 1913- (2). Su padre, nacido en la capital santacrucera en 1886, sastre de profesión, había pasado parte de su infancia en la localidad de Granadilla de Abona, donde residían sus progenitores, Avelino González -labrador- y Cristina Rosa Cruz (nacidos ambos en torno a 1852, en la capital santacrucera y en Granadilla, respectivamente) (3). Su madre, doña María del Carmen, había visto la luz en esta misma capital en 1887, y era una de las hijas de Juan Ramos Martín -nacido en la localidad sureña de Candelaria-, y de María del Pilar González Amaral, de Arico.

          De sus primeros años apenas tenemos referencias fidedignas, si bien sabemos que cursó sus primeras letras en la escuela de monjas ubicada en la trasera de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar y no cuesta imaginarlo jugando en los charcos y barranqueras del antiguo litoral santacrucero a la vera de un grupo de amigos.

 

Carrera laboral

          Su iniciación en la carrera del funcionariado como técnico de la Administración General tuvo lugar, con apenas 15 años, tras aprobar un primer examen para obtener la plaza de “mecanógrafo temporero” el 4 de febrero de.1930, puesto eventual que ocuparía por espacio de casi dos años, hasta el 31 de enero de 1932, en que cesó para, a renglón seguido, ser nombrado en propiedad y adscribirse de manera fija al plantel laboral municipal (4). Junto a él recibieron esta prebenda doña Argelia Rodríguez Pérez, don Rómulo Molowny González y don Manuel Baute Distrito.

          Movido por su propia inquietud e ilusiones, y no contento con ingresar en la en la plantilla de la Corporación, comenzó a partir de entonces a aprender y memorizar toda la legislación municipal y administrativa que llegaba a sus manos con el objeto de ir ascendiendo por promoción interna a cargos superiores y de mayor categoría. Aún se le recuerda apuntando en el borde de la prensa o de los boletines de aquellos primeros años las palabras clave o los términos precisos que le sirvieran para ir resumiendo los nuevos contenidos de las siempre cambiantes leyes.

          Desde su puesto inicial de auxiliar mecanógrafo en propiedad “por acople de plantillas”, que ejerció desde el 1 de febrero de 1932 al 28 de febrero de 1933, pasó a ocupar el rango de oficial 3º del Ayuntamiento capitalino, con el aditamento de ser distinguido en calidad de técnico administrativo desde el 2 de febrero de 1936 (5). Estando movilizado en el frente en ocasión de la Guerra Civil fue objeto de un nuevo ascenso, en esta ocasión a la categoría de oficial de 2ª clase del cuerpo técnico administrativo, con efectos retributivos desde el 29 de noviembre de 1937, siendo en esta época cuando tuvo que hacer frente a un expediente de depuración por antecedentes políticos que, por su interés, retomaremos posteriormente.

          Puede asegurarse, sin atisbo de equivocación, que fue a partir de entonces cuando comenzó su verdadera proyección en el Ayuntamiento santacrucero. Desde su puesto de oficial 2º en el Negociado de Abastos pasó a ser considerado como 2º jefe del entonces recién conformado Negociado de Racionamiento, desde su creación en septiembre de 1939 hasta octubre de 1941, siendo al año siguiente, concretamente el 1 de agosto de 1942, ascendido a oficial de 1ª en propiedad, contando tan sólo 28 años. En su nuevo puesto dentro del cuerpo general de la Administración, adscrito a la Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes, llevó a cabo una labor encomiable que aún se recuerda por su eficacia y meticulosidad. No en vano y prueba indudable de su valía, en diciembre de 1945 Juan Avelino González fue propuesto para ocupar la plaza de jefe de Negociado de 3ª clase, siendo declarado apto para dicho cargo el 14 de enero siguiente.

          La calidad y eficiencia de su gestión al frente de la Delegación de Abastecimientos y Transportes -encargada, entre otros aspectos, de la administración de los mercados municipales-, motivó que en varias ocasiones se le instase para que pasara, en comisión de servicios, a La Laguna con idénticas funciones (6). En mayo de 1951 fue designado ayudante de la Recaudación General de Rentas y Exacciones Municipales así como inspector-jefe de la Comisión de Abastos, al tiempo que ascendía en el escalafón laboral al alcanzar la categoría de jefe de Negociado de 2ª clase dentro del cuerpo técnico-administrativo. No tardaría mucho en ser nombrado jefe de Negociado en propiedad -lo que ocurría en junio de 1953, apenas dos años después-, en testimonio y fruto una vez más por sus desvelos en el ámbito laboral. La dependencia de su persona por parte del servicio de gestión municipal era tal que, en agosto de 1954, encontrándose nuestro biografiado en periodo vacacional en Tazacorte (La Palma) (7), se le instó a regresar al trabajo “sin pretexto alguno” por enfermedad grave del recaudador interino.

          Los mercados municipales, especialmente el de Nuestra Señora de África, en esta capital, deben a la figura y labor de González Ramos parte de su relanzamiento y organización. Desde su puesto de inspector-jefe de la Comisión Municipal de Abastos primero y como administrador general de los Mercados y secretario de la Comisión Municipal de Abastos después, no cesó en ningún momento de cuidar el funcionamiento, mantenimiento y proyección de este singular enclave tan importante para la economía y subsistencia de la población de Santa Cruz de Tenerife. A grandes rasgos puede delimitarse su periodo al frente de esta institución entre marzo de 1956 hasta julio de 1959, si bien continuó vinculado a la misma a pesar de sus posteriores nombramientos.

          Nuestro biografiado, reconocido siempre como un denodado legalista debido, quizá, a la envidiable costumbre adquirida en su juventud de adentrarse e ir actualizando sus conocimientos de leyes, hubo de pasar una época de tribulaciones en agosto de 1962. Como consecuencia del incumplimiento de obligaciones y la concurrencia de faltas atribuidas a funcionarios a su cargo, un mal nacido en la gestión errónea de otras administraciones que acabaría introduciéndose en su parcela de gobierno pese a su oposición y negativa tenaz, Juan Avelino González fue sancionado y destituido de su cargo como jefe de Negociado. Puede adivinarse el paréntesis de frustración y depresión que se apoderó del espíritu de nuestro biografiado, que tanto había perseguido la transparencia, eficacia y legalidad en todo su ejercicios laboral, incapaz e imposibilitado en aquellos momentos de poner remedio o de poder controlar a algunos concejales y subalternos que no seguían los preceptos fijados por las normativas en vigor. Afortunadamente, en sesión de 23 de noviembre siguiente, apenas tres meses de su destitución, fue restituido en su cargo con la disculpa preceptiva por parte de la corporación.

          Tras ese periodo, González Ramos retomó con ansia su actividad al frente de su jefatura en el Ayuntamiento, siendo designado en diciembre de 1962 como encargado de la sección 1ª de Personal, con particularidad en lo referente a los aspectos que “tengan relación con la Mutualidad Nacional de Previsión de Administración Local” (8) -sección de cuya secretaría ocuparía plaza efectiva a partir de noviembre de 1965 por traslado de su titular, don Horacio García García-. Debe reseñarse igualmente como, al igual que ocurriera con la gestión del mercado de La Laguna, se recurrió a su persona en septiembre de 1963 para que “fiscalizase debidamente la marcha”, en calidad de interventor, de la empresa Unión de Autobuses de Tenerife S.L.

          Finalizada su etapa en el área de Personal, González Ramos pasó en julio de 1972, en comisión de servicios, a la jefatura de la sección de Contabilidad, concretamente a Intervención de Fondos, para con el tiempo, apenas seis meses después, ser nombrado jefe de sección del cuerpo técnico-administrativo, en ocasión de la jubilación de don Roque Bonnet Martínez (9). Desde este privilegiado cargo, que ostentó hasta el momento de su marcha del Ayuntamiento, fue designado para otros cometidos, entre los que hemos de reseñar el de administrador del servicio de Parques y Jardines -en octubre de 1974- o la jefatura de la sección 2ª de Hacienda, dentro de la Secretaría General de la corporación -en diciembre de 1977-. Como testimonio indeleble de sus desvelos por la institución municipal se le concedió la Medalla de Oro de Santa Cruz de Tenerife, obteniendo la jubilación el 30 de junio de 1984.

 

Expediente de depuración política

          Anteriormente tratamos, al hablar de los primeros pasos de González Ramos en el ejercicio laboral, que en agosto de 1937 se le abrió un expediente, con suspensión de empleo y sueldo, por depuración de antecedentes políticos “en cumplimiento de órdenes superiores y de la Comisión Gestora”, a instancias de la Comisaría de Vigilancia (10). El informe sancionador, nacido con arreglo al decreto nº 108 de 13 de septiembre de 1936 y en virtud de acuerdo de la citada Comisión Gestora (ostentadora del gobierno municipal) de 23 de agosto de 1937, le acusaba de haber estado “afiliado a Unión Republicana” desde el 11 de mayo de 1936.

          Este proceso, iniciada por el instructor don Juan P. Alba Carmona -actuando como secretario don Eduardo Champín López-, alcanzó a otros funcionarios municipales, como fue el caso del médico don Jacinto Aparicio Suárez, del enfermero don José Rubio Méndez o del profesor de la Banda de música, don Manuel Padrón Delgado, entre otros. Para sustanciar el expediente se pidieron informes tanto al cuerpo de la Guardia Civil, como a la corporación municipal y a la propia Comisaría de Investigación y Vigilancia, aunque todos fueron librados sin repercusión alguna. González Ramos no pudo hacer declaración en forma al hallarse en el frente, en plena Guerra Civil (11), pero los documentos hablaban de que se le consideraba “persona de buena conducta”, de actuación correcta y “que no hay manera de poderle estimar enemigo de la Patria ni posibilidad de probar de manera concreta si efectivamente fue afiliado por su voluntad o suplantado en este deseo”. Para mayor seguridad del interesado, se declaró que era una persona sin antecedentes y a quien no se le conocían “actividades ni actuaciones antipatrióticas o contrarias al Movimiento Nacional”, y que simplemente por el hecho de estar en armas por el bando nacional quedaba atenuado su proceso, resultando eximido de cualquier cargo, si bien debía “advertirse al encartado que, en lo sucesivo, se abstenga de inscribirse en organizaciones que no tengan una clara finalidad patriótica”. No fue hasta el 27 de octubre de 1937 hasta cuando quedó extinguido este expediente, sin resultado alguno en el historial laboral y personal de nuestro biografiado.

 

Vida particular

          En el ámbito de su privacidad, don Juan Avelino González Ramos contrajo nupcias con doña Josefina Pérez Acosta -nacida en Pinar del Río, Cuba, el 30 de noviembre de 1925-, con quien procreó cuatro hijos: Carmen Rosa, Josefina, Juan Avelino y Miguel Ángel. Avecindado en el entonces nº 18 de la calle de los Campos (hoy Dr. José Naveiras), falleció en esta, su querida ciudad, el 24 de octubre de 1984, siendo enterrado al día siguiente en su panteón familiar del cementerio de Santa Lastenia.

 

Conclusión

          Aún muchos recuerdan ver la figura de don Juan Avelino González Ramos cruzando el parque García Sanabria para dirigirse cada mañana a su puesto de trabajo en la corporación santacrucera. Aún muchos rememoran su figura y su presencia física entre los despachos y oficinas del Ayuntamiento de esta ciudad, atento siempre a cualquier eventualidad, presto para buscar remedio a cualquier entuerto burocrático. Son muchos, de hecho, quienes ensalzan el aprendizaje y la tutoría que impartió en el ejercicio laboral en pro de su Ayuntamiento; pero no obstante son pocos los afortunados, únicamente su querida familia, quienes atesoran su recuerdo como una reliquia en el interior de sus corazones.

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Notas
1 - Registro de nacimientos. Tomo 73, folio 373.
2 - Libro XXII de Casamientos, folio 27r.
3 - Avelino González Rosa había retornado a Santa Cruz de Tenerife desde Granadilla en 1910, según consta en el expediente matrimonial. AIMNSC
4 - Entre los recuerdos familiares se guarda la impresión y alegría que le produjo a don Juan Avelino este aprobado, con la consiguiente inclusión en el estamento laboral, porque supuso el siempre tan añorado paso a la edad adulta, que en aquellos años se identificaba con el cambio del pantalón corto al largo.
5 - Por estos años su salud parecía encontrarse resentida, existiendo constancia de un escrito suyo a la Corporación solicitando licencia temporal por prescripción facultativa, concedida en noviembre de 1934.
6 - Esta circunstancia tuvo lugar entre julio y agosto de 1946, y entre agosto y diciembre de 1947, a tenor de la documentación consultada. Como ejemplo de esa dependencia traemos a esta nota al pie un nuevo ejemplo, ocurrido al ser movilizado en octubre de 1940 por el Regimiento de Artillería nº 7. En aquel entonces, su oficial encargado del Negociado escribió al Ayuntamiento: “La función que en el Negociado desempeña el sr. González Ramos es especial y su movilización ocasiona trastornos al desenvolvimiento del servicio, hasta el extremo de que cualquier ausencia del que habla obligaría a cerrar la oficina y suspender el despacho al público por no existir más personal”. De hecho, Juan Avelino González quedó eximido por orden del alcalde en 25 de octubre siguiente.
7 - Según el propio González Ramos, “me encontraba disfrutando el permiso reglamentario en unión de mis familiares”.
8 - Su trabajo al frente de este área de gobierno fue de tal envergadura que, en 31 de agosto de 1963, se elevó propuesta de gratificación a su persona por las horas extraordinarias efectuadas para realizar en corto plazo los informes sobre la discriminación de pensiones solicitados por la Mutualidad Nacional de Previsión de Administración Local.
9 - A modo de apunte secundario, y como reflejo de su interés por mantenerse al día en el desempeño de su trabajo, existe constancia de que entre el 8 de enero y 9 de febrero de 1973 González Ramos pasó a Madrid a tomar parte en el XX Curso de Perfeccionamiento para Funcionarios Técnicos-Administrativos de las Corporaciones Locales. 
10 - Archivo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Legado 25 expediente nº 11. La noticia de este documento se la debemos al investigador don Pedro Medina Sanabria.
11 - Su estancia en el Frente está documentada en el Ayuntamiento a través del escrito con fecha de 5 de agosto de 1937 en el que se le reclamó, junto al oficial del Ayuntamiento Antonio García Mesa, “con toda urgencia (..) por haberles correspondido cubrir baja en la primera compañía de zapadores que se encuentra en el frente de Madrid”, escrito efectuado por el comandante y primer jefe del Grupo Autónomo Mixto de Zapadores y Telégrafos nº 3.