Faltan dos años para el bicentenario del 25 de julio de 1797

Por Luis Cola Benítez (Publicado en El Día / La Prensa el 30 de julio de 1995)


          Faltan dos años, sólo dos años, para que podamos celebrar el bicentenario del más trascendental hecho de nuestra historia contemporánea. Es plazo suficiente, pero no sobrado, que hace posible un estudio serio y detenido del programa de actos que con dicho motivo han de celebrarse y que permite pensar qué colaboraciones de todo tipo será necesario recabar para la mayor brillantez de la conmemoración. Se está a tiempo, sin duda y afortunadamente, de hacer las cosas bien y a la altura que la efeméride demanda… siempre que se empiece a trabajar desde ahora mismo en el empeño.

          No debe ser responsabilidad sólo de Santa Cruz, aunque le atañe la mayor parte, sino de toda Tenerife. pues toda la isla fue protagonista de la defensa del suelo patrio y de la victoria sobre las tropas invasoras mandadas por Horacio Nelson.

          Para empezar, la clase política debe tomar la iniciativa, poniéndose de acuerdo por una vez. y el Ayuntamiento de Santa Cruz, en unión de los del resto de la isla, encabezados por el Cabildo Insular, comenzar recabando la colaboración y el apoyo del Gobierno Autónomo. El de las Fuerzas Armadas hay que darlo por hecho y seguro que ni será necesario solicitarlo, con el valioso y siempre entusiasta del Museo Regional Militar de Canarias con sede en Almeida.

          Aparte de los actos institucionales habitualmente organizados por el Ayuntamiento -que durante bastante tiempo muy escasa atención ciudadana han sido capaces de suscitar-, ha sido gracias precisamente al coronel  director de ese Museo y al empeño de nuestro anterior alcalde, que de algunos años a esta parte la celebración  ha vuelto, poco a poco a tomar una cierta relevancia. Pero se echa de menos una mayor colaboración por parte de otras entidades y de sociedades culturales, que pronto tendrán la excepcional oportunidad de demostrar una vez más su tinerfeñismo, volcándose en dar el mayor lucimiento a la conmemoración del bicentenario.

          En este sentido deberían de tomar modelo las sociedades que hoy abren sus puertas en Santa Cruz de las que lo hacían el pasado siglo, varias de las cuales, por cierto, tenemos la suerte de que aún perduren. Hoy algunas de ellas se vuelcan, en muy loables actos de otra índole, culturales o festivos, pero dan la sensación de que desestiman en algo este tipo de conmemoraciones cívicas, tan necesarias -aunque sólo sea como símbolos- para enraizar la identidad de los pueblos.

          El Casino de Tenerife. la Sociedad Económica de Amigos del País, el Círculo de Amistad, la Sociedad  Médico-Quirúrgica, el Gabinete Instructivo, las Juntas de Agricultura, Comercio e Industria, los Colegios profesionales, todas las entidades de este tipo participaban activamente en los programas de actos. Sus directivos asistían corporativamente a las procesiones y cabalgatas, colaboraban presentando carruajes con decoraciones alegóricas que portaban sus respectivos estandartes, con botes engalanados e iluminados en la bahía del puerto, levantaban arcos triunfales con sus emblemas, convocaban actos sociales y certámenes literarios alusivos a la celebración. Y. asombrosamente todo esto se hacia y se organizaba en el Santa Cruz decimonónico, en el que se sufría una precariedad de medios desoladora, con deficiencias de todo tipo, en el que la falta de las cosas más elementales eran el común denominador. Y hemos de preguntarnos, ¿qué podrían hacer hoy, con los medios actuales, este tipo de entidades si se lo propusieran? ¿No será que hoy falta el estímulo necesario por parte de los organismos oficiales?

          Pronto, muy pronto, a dos años vistas, los políticos que dirigen estos organismos, y las directivas de las sociedades culturales y recreativas y de entidades similares, gozarán de una ocasión excepcional para darnos a respuesta adecuada.

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