Cuando Tenerife pudo con Nelson

 Sección Libros (Publicado en La Razón el 14 de septiembre de 2011)

          El auge de la novela histórica coincide con la nostalgia de la literatura de aventuras. Hay momentos con una desmesurada necesidad de evasión, de encontrar en la novelización de gestas guerreras, vidas ejemplares y sucesos épicos el consuelo de un presente deprimente.

          Paralela al aumento de la crisis mundial, se han multiplicado el número y variedad de las novelas históricas, como en el siglo pasado lo hicieron las películas y tebeos populares de aventuras, herederas del folletón decimonónico, repletas de piratas, espadachines enmascarados y aventureros. En ninguna de ellas podía faltar la batalla naval, un clásico de la piratería reflejadas tanto en el «Capitán Blood» como en nuestro particular «Milton el corsario», herederos de los héroes de Stevenson.

Aventuras y costumbres

         Como entonces, siguen vigentes las dos categorías en que Batjín divide la literatura de aventuras, heredera de la novela griega: la «novela de aventuras y de pruebas», una variante de la de formación, y la «novela de aventuras y de costumbres». A esta segunda pertenece El fuego de bronce de Jesús Villanueva Jiménez, centrada en la gesta épica de la defensa de la plaza de Santa Cruz de Tenerife de los ataques de la flota del Almirante Nelson. Fue allí donde el inglés perdió el brazo y padeció su única derrota, pese a su superioridad naval, gracias a la defensa heroica de los santacruceños.

          El fuego de bronce, que hace referencia a la enorme envergadura del cañón «El Tigre», famoso en la defensa de la ciudad, desmenuza los pormenores del asedio a Tenerife. Con Galdós como referente, Villanueva centra la acción en la amistad de dos amigos y una joven y superpone, a la vida y costumbres de los isleños de finales del XVIII, la aventura vital de los tinerfeños y los preparativos de la población en su defensa de la amenaza de saqueo y conquista de la flota inglesa. No faltan ni el patriotismo ni las referencias cristianas, normalmente ausentes o combatidas en la historia novelada actual. Villanueva realiza una brillante recreación literaria de la época y una minuciosa reconstrucción de aquella parte de España abandonada a su suerte por Godoy.