Los últimos cañonazos

Por Marjorie González   (Publicado en La Opinión el 7 de marzo de 2011)

La capital da los primeros pasos para recuperar algunos de los restos más importantes de sus viejas construcciones, que han permanecido en el olvido.

          Los últimos cañonazos que lanzó la batería de San Francisco durante la batalla contra Nelson, la última vez que se vio encendida la luz de la farola del mar, el último grito de dolor de una mujer por la muerte de su hijo en La Gesta del 25 de julio o las últimas gotas de sangre derramadas durante la contienda de 1797. Éstas son sólo algunas de las historias que encierran las viejas construcciones que a duras penas intentan sobrevivir a los nuevos tiempos y al ritmo desaforado de la ciudad capitalina.

          Enterrados y eclipsados por las modernas edificaciones, estas longevas instalaciones pasan desapercibidas para la mayoría de los santacruceros que recorren las calles absortos por la rutina y las prisas del día a día. Se trata de los pocos sillares que quedan del muelle antiguo de la ciudad, de la farola del mar y su marquesina, de las ruinas de la batería de San Francisco y del monumento alzado en honor a los héroes de la gran contienda librada contra el almirante Nelson el 25 de julio del año 1797.

Bajo el asfalto

           La mayoría de estas construcciones cargan con más de dos siglos a sus espaldas y ahora la obras de la vía del litoral, que cambiarán completamente el aspecto de la zona marítima, empujan a las veteranas edificaciones a mudarse de lugar.

          La iniciativa parte de los 24 miembros que forman la Tertulia Amigos del 25 de Julio con la intención de proteger a estos emblemáticos símbolos de la historia chicharrera, de quedar sepultadas bajo kilos de asfalto.

          El monumento de El Grito se contemplará dentro de muy poco tiempo junta a los restos de la batería de San Francisco. Según explicó el investigador Luis Cola Benítez, el propósito de esta actuación es “proporcionar a esta escultura un nuevo lugar para que pueda ser visitada por turistas y locales”. La condición sine qua non es que se arreglen las ruinas del fuerte y se retiren los kilos de basura acumulada y la vegetación salvaje para poder acoger a esta representación. Es uno de los rincones más abandonados del centro de la ciudad.

          El traslado del homenaje se llevará a cabo en un breve plazo. Con esta nueva ubicación en Cabo Llanos se podrá ver mejor desde tierra y mar. El proyecto costará alrededor de 400.000 euros, ya que contará con jardines, iluminación, paseos y varios accesos para rodear una pirámide trunca. da de cuatro metros de altura.

          En un lado de la pirámide estará el escudo del Ayuntamiento de Santa Cruz con los nombres de los 24 fallecidos a los que homenajea. En otro lado, la cara del general Gutiérrez con un texto alusivo y en otro, las palabras escritas de Nelson. En el último costado, las administraciones que colaboran en el traslado del conjunto histórico: el Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento capitalino, la Tertulia Amigos del 25 de Julio, el Cabildo de Tenerife y la Autoridad Portuaria.

          Con esta actuación se pretende que los que lo deseen puedan acceder cuando se rehabilite a la sala de la batería de San Francisco, que, según indicó Cola, ahora supone un “auténtico vertedero” del que cada vez más desaparecen restos importantes. Además, se instalará un cartel para señalar que fue construida en 1656 junto al antiguo camino de Las Cruces y ampliada en 1773. El antiguo fuerte, cubierto hoy por malas hierbas fue objeto de diferentes reconstrucciones a lo largo de los años, incluso hasta la última década del siglo XIX. La batería constaba en sus orígenes de cuatro cañones atendidos por 16 artilleros.

          Los diez metros del viejo muelle estarán más cerca del mar y desde allí, junto al primer faro que se construyó en la ciudad santacrucera, serán testigos de nuevos acontecimientos y recibirán a los cruceristas haciendo gala de sus más de dos siglos de historia. Es el primer paso para desenterrar la historia olvidada de Santa Cruz.