Diego de Gumiel, impresor de "Tirante el Blanco" en 1511

 

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Presencia de las Islas Canarias en la famosa novela

Por Pedro Ontoria Oquillas (Publicado en El Día / La Prensa el  28 de mayo de 2011 )

           El 28 de mayo de 1511 salía de los tórculos de Diego de Gumiel, en Valladolid, la renombrada obra Tirante el Blanco, cumpliéndose hoy el quingentésimo aniversario de su impresión: “A loor y gloria de nuestro señor/dios y de la bendita virgen maría su Madre/ y señora nuestra fue impresso el presente li/bro del famoso e inuencible caballero Tirâ/te el blâco en la muy noble villa de Vallado/lid por Diego de gumiel. Acabose a xxviij./ de mayo del año M. d. xj.”

          Diego de Gumiel, natural de Gumiel de Izán, provincia de Burgos, hijo de Alonso González e Isabel González, dato que se indica en su testamento, firma algunos impresos con el nombre de Jacobo Gumiel (Nota 1), lo que ha llevado a algún autor a suponer que existían dos impresores Gumiel. La duda se resuelve con un documento de 11 de septiembre de 1494 donde se identifica Jacob y Diego: “Die iovis XI. dictorum mensis et anni. Ego Gabriel Prats est […] quedam societas per viam capitulorum firmatorum per et inter dictum Gabrielem Prats, es una parte, et Petrum Raymundum Gavarró, parte ex alia, et Iacobum sive Diego de Gumiel et Iohannem de Valders parte ex alia.” (Nota 2). No utiliza, en cambio, su apellido González.

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 Marca tipográfica de Diego de Gumiel

         Según su testamento, fechado en Barcelona el 28 de marzo de 1501, Diego de Gumiel no sólo tuvo hacienda en su pueblo natal sino también en otros lugares del reino de Castilla; pues manda que de sus bienes en su pueblo natal y, en general, en Castilla, se entreguen diez libras a la iglesia de Santa María de Gumiel, las cuales quiere que se coloquen a interés seguro, y su producto (diez sueldos) sea entregado al párroco para que anualmente celebre su aniversario. Si en caso de luición fuera devuelto el capital, ha de ser guardado en el lugar donde se custodien las reliquias de la iglesia, hasta tanto que vuelva a ser colocado con iguales garantías que antes (Nota 3). A su madre Isabel le lega todos sus bienes en Castilla y los que le correspondan por la sucesión paterna, y lega 20 sueldos a cada uno de sus hermanos, y cinco a cada sobrino. Del resto de sus bienes nombra a su esposa heredera universal (Nota 4). Diego de Gumiel se había casado en Barcelona con una catalana de Manresa, Miquela. Era viuda de un tendero de Barcelona, Maurici Vila, y su padre Pere Carner fue un rico hostelero. No tuvieron descendencia alguna. El 24 de diciembre de 1495 firmaban los capítulos matrimoniales y Diego de Gumiel se confesaba impresor, ciudadano de Barcelona. Diego se casaría años después en segundas nupcias con Catalina Sanz en Valencia (Nota 5).

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Retablo de la Iglesia de Santa María de Gumiel de Izán

          Grabador, además de impresor, inicia su actividad en Barcelona donde trabajará entre 1494 y 1500, haciendo además dos impresiones en Gerona en 1495. No se sabe nada de su actividad con anterioridad a su trabajo en Barcelona aunque probablemente aprendiera el oficio en el Monasterio de los Jerónimos del Prado de Valladolid; su hermano Lorenzo era monje de San Jerónimo de Espeja (Soria), monasterio de la misma orden jerónima: “Si autem in regno Castelle obiero, tali casu eligo manumissores dominam Ysabelem Gonsales, socrum, venerabilem et religiosum fratrem Laurencium Gumiel, ordinis divi Hieronymi conventus d’Espeia, cognatum et dictum maritum deum…” (Nota 6).

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   Baptisterio de la Iglesia de Santa María de Gumiel de Izán

          Los libros impresos por Diego de Gumiel en Cataluña todos ellos son catalogados como incunables. El año 1500 es una fecha importante en la vida del libro. Se quiere suponer que en ese año la criatura saltó de la cuna y caminó como adolescente. Por eso, a los libros impresos antes de esa fecha se les llama “incunables”, por haber nacido en la época torpe de la imprenta. También es verdad que después de 1500 muchos impresores siguieron haciendo sus ediciones con los mismos medios y métodos que antes y éstos no son “incunables” y los otros, los anteriores, sí. Así lo quiere la bibliomanía. Su primera obra en Barcelona es Scala Dei (1494) de Eiximenis y en 1500 hace su última impresión en Barcelona, Ars minor “Rudimento grammatices” de Elio Donato. El año 1497 sería el año de la impresión del Tirant lo Blanch de Barcelona, libro célebre en la Literatura valenciana y mundial; primera novela conocida de estilo naturalista entre todas las de la lenguas hispánicas. De esta segunda edición, más rara que la primera se tiraron 300 ejemplares. Solo se han salvado uno completo en la Hispanic Society of América, y unos pliegos en la Biblioteca de Cataluña. En el colofón leemos: “A honor y gloria d’nostre se/nyor deu Jseu crist: fon pri/cipiat a stâpar lo present li/bre per mestre Pere miquel/ condal y es acabat p`Die/go de Gumiel castella en la/ mol noble e insigne Ciutat de Barcelona a. xvi. De se/têbre: d’l any M. cccc. Xcvii”.

          Diego de Gumiel permanece en Barcelona hasta 1501 año en que se traslada a Valladolid. Gumiel se instala en Valladolid por sus relaciones con el monasterio de Santa María del Prado (Nota 7). En esta ciudad imprime una serie de obras en la que sobresalen las obras litúrgicas y religiosas, muy del agrado de sus benefactores, y llama la atención la edición de Tirante el Blanco pues se hace necesaria una pregunta: ¿qué le movió a Diego de Gumiel a traducir e imprimir una obra que en 1497 había ya reeditado en Barcelona con una temática tan diferente a la que sus prensas estaban habituadas a dar a luz? La respuesta: una estrategia editorial; estrategia que tienen en el éxito del Amadís de Gaula su razón de ser, y que comparte con Jacobo Cromberger y la Crónica del caballero Cifar y el Guarino Mezquino (ambas de 1512) una misma filosofía (Nota 8). Tirante el Blanco de Joan Martorell es particularmente interesante por el hecho de que muestra que Diego de Gumiel aprovechó su experiencia en Barcelona para introducir traducciones de textos catalanes en Castilla, una actividad que sugiere, por otra parte, que él era tanto editor como impresor (Nota 9). De sus tórculos saldrán entre otras obras, De singulari puritate prerrogativa conceptionis salvatoris nostri Iesu Christi (1502) de Vicentius Bandellus, Panegírico en alabanza de la reina doña Isabel (1509) de Diego Guillén de Ávila, De los remedios contra prospera y adversa fortuna (1510) de Petrarca, Tirante el Blanco (1511), traducción al castellano del texto de Martorell, Mar de ystorias (1512) de Giovanni della Colonna en traducción de Fernán Pérez de Guzmán y El recibimiento que se hizo al rey don Fernando en la villa de Valladolid (1513) de Luis de Soto, su última impresión en Valladolid.

          Antes de julio de 1513 Diego de Gumiel traslada su taller a Valencia sin que se conozcan las causas de su traslado. En la ciudad del Turia va a seguir imprimiendo en especial obras de naturaleza religiosa Manuale sive practica minstrandisacramenta secundum ritum Ecclesiae Tyrasonensis (1514), Forma salutandi seu laudandi Virginem (1514?) de Juan Calvo, Devotionarium de septem psalmis ad septem angustias quas Christus tullit in passionem applictis (c. 1515) así como algunas obras prácticas, de formato en cuarto y de venta rápida, como lo es el manual de Thomas de Perpenya, Art e stil pera scriure a totes persones (c. 1515). Pero también van a tener cabida en sus prensas obras de ficción en castellano, como lo es Cuestión de amor (1513), Floriseo de Hernando Bernal (1516) y la Trapisonda que es el tercer libro de Arnaldo de Muntalban (1513). Otras de su impresiones valencianas que debemos recordar son Alcaçar imperial de la fama del Gran Capitán (1514) de Alonso Gómez de Figueroa, Ars inventiva veritatis (1515) de Ramón Llull y Verger de la Verge María (1517) de Miguel Pérez, su última impresión. Desde 1517 no se sabe nada de él y, según Ph. Berger, su negocio desaparece a causa de una quiebra, sin que se conozca el momento de su muerte que, tal vez, fuese en 1518 (Nota 10). 

         Tirante el Blanco, la traducción castellana de la obra cumbre de la literatura valenciana Tirant lo Blanch, constituye uno de los libros más raros del mundo. Hasta hace escasos años se suponía que el único ejemplar conservado del Tirante el Blanco impreso por Diego de Gumiel en Valladolid en 1511 era el que había formado parte de la Biblioteca de Isidro Bonsoms de Valldemosa en Mallorca y que lo había adquirido del que poseía en Santillana del Mar el bibliófilo montañés Marqués de Casa Mena. Con anterioridad había pertenecido a Fernando Colón que lo compró en Valladolid en noviembre de 1540 por 260 maravedís. Actualmente se conserva en la Biblioteca de Cataluña (Bon. 9-III-1), pues por legado del propio Isidro Bonsoms, sus libros se  incorporaron a la Biblioteca de Cataluña. Martín de Riquer dio a conocer en 1975 otro ejemplar localizado entre los fondos del Museo Massó de Vigo (Nota 11) y conservado en la actualidad en la Biblioteca del Cigarral del Carmen (Toledo) (Nota 12). Este ejemplar es muy interesante, ya que conserva los dos folios perdidos del ejemplar de la Biblioteca de Cataluña y presenta una portada diferente. El ejemplar procede, según se aprecia en el super-libris, de Stuart de Rothesay, embajador de Inglaterra en Francia y encargado de negocios en Madrid en 1808. Por otra parte, Antonio Palau y Dulcet nos dice que el librero García Rico poseía en 1936 un ejemplar, valorado en 1.000 pesetas, cuya trayectoria y paradero hoy en día nos son desconocidos (Nota 13).

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   Portada del Tirante de Isidro Bonsoms         

          La portada de Bonsoms: Dentro de orla grabada en madera, y con un escudito en la parte inferior, jinete combatiendo, encima TIRANTE y debajo: “Los cinco libros d’l esforzado e invencible caballero/ Tirante el blanco de rocasalada: caballero de la Ga/rrotera. El cual por su alta caualleria alcânço a ser prî/cipe y cesar del imperio de grecia”. (Nota 14).

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  Portada del Tirante de el Cigarral del Carmen   

          La portada de Cigarral del Carmen de Toledo: Se aprecian de manera simultánea dos combates singulares: uno, en la parte inferior, entre dos caballeros, mientras que en la superior combate un caballero con espada y escudo contra otro que sólo puede defenderse mediante una lanza. Es una portada de las denominadas contrahechas o facticias. (Nota 15). No se trata de una nueva emisión de la edición de 1511, sino de la utilización de una portada de otro libro para completar este ejemplar, por otro lado mútilo también de los últimos folios. Según Martín de Riquer se trata de una portada sin duda aprovechada de una crónica o novela caballeresca portuguesa, ya que aparece el escudo de Portugal. 

          El novelista valenciano Joanot Martorell (1414-1468) perteneció a la nobleza valenciana, y de las cartas de desafío que se dirigió a su primo Joan de Monpalau se desprende su estancia en Inglaterra entre 1438 y 1439. Sostuvo diversas pendencias y se sabe que residió en Portugal y que visitó Nápoles en 1454. Su obra literaria comprende el relato caballeresco, mitad novela, mitad tratado teórico, titulado modernamente Guilllem de Varoich. Influjos notables son el de Ramón Llull y el de la novela anglonormanda Guy de Warwyck (s. XII) y sigue en líneas generales a la Crónica de Muntaner. De este boceto procede la trama de Tirant lo Blanch, novela caballeresca que encarna en la biografía de un caballero imaginario. Su proeza consiste en liberar de los turcos el imperio griego de Constantinopla, máxima aspiración de los pueblos cristianos de la época. Humor e ironía apartan a la novela de la tradición caballeresca artúrica. La elusión de lo maravilloso y de lo inverosímil, al lado de una crudeza mantenida hasta lo obsceno, es otro rasgo caracterizador de la obra, concluida por Martí Joan de Galba e impresa en Valencia en 1490. Se la considera como hito importante en la evolución que llevará posteriormente a la novela moderna, y se conserva el testimonio de la admiración que por ella sintió Cervantes: “-¡Válame Dios! –dijo el cura, dando una gran voz-. ¡Que aquí esté Tirante el Blanco! Dádmele acá, compadre; que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito, su escudero. Dígoos verdad, señor compadre, que, por su estilo, es éste el mejor libro del mundo: aquí comen los caballeros, y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con estas cosas de que todos los demás libros deste género carecen… Llevadle a casa y leedle, y veréis que es verdad cuanto dél os he dicho” (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, I, 6). Cervantes, quien manejaba exclusivamente la traducción castellana, no pudo saber que Tirante el Blanco fuera valenciano ni del siglo XV, pues estos datos faltan en la traducción. Juzgándolo según las mismas normas que aplica a los libros castellanos del siglo XVI, lo califica en el capítulo I, 6 de disparatado. Con todo, se ufana de poseer este viejo y olvidado texto, en su edición única de 1511, que en la reconstrucción de su biblioteca figura como la joya principal de ella, según Daniel Eisenberg. Lo celebra como una obra cómica, sea sin propósito de serla, en un mundo que carecía de dichas obras: "por su estilo, es el mejor libro del mundo". Como obra humorística, contiene "un tesoro de contento y una mina de pasatiempos", y sirvió de modelo para el humor del Quijote. Ha sido, más que cualquier otro de los libros, elogiado por sus lectores modernos y en la década de los ochenta del siglo pasado fue best-seller en EE.UU (Nota 16). Una de las obras más importantes de la historia universal, que además de novela clásica es un libro de aventuras y psicológico, “novela total”, en sentir del Nobel de Literatura, Vargas Llosa.

          La obra de Martorell relata las aventuras del caballero bretón Tirante de Roca Salada. La primera parte, que contiene el aprendizaje de Tirante y su participación en las fiestas de Londres hasta ser proclamado como el mejor de los caballeros allí presentes, no se aparta de los cánones de los relatos caballerescos de fines de la Edad Media. Vuelto a su tierra, Tirante se entera del asedio de Rodas por el sultán de El Cairo, y se dispone a ir en su auxilio. Y ya en Sicilia tienen lugar unos jugosos episodios entre el príncipe Felipe, hijo del rey de Francia, y la infanta Ricomana, hija del de Sicilia. Tras alabar la isla de Rodas, Tirante presta su ayuda al Emperador de Constantinopla, cuyas tierras se hallan amenazadas por los turcos. Tras una serie de batallas, nuestro héroe consigue derrotar al sultán. La acción militar se va contrapuntando con las intrigas de todo género en el palacio imperial: los amores de Tirante con la princesa Carmelina, hija del Emperador; las artimañas de la viuda Reposada, enamorada de Tirante; las soluciones de la doncella Pacerdemivida; el amor de la Emperatriz por el escudero de Tirante, Hipólito, etc. Tras llegar a dominar todo el Norte de África, Tirante casa con Carmelina y es nombrado César del Imperio. Tiene que luchar de nuevo contra los turcos y, una vez más conseguida la paz, Tirante fallece. Sobre su cadáver muere también de dolor Carmelina, y esta doble muerte provoca la del Emperador. La emperatriz casa con Hipólito y ambos gobiernan el Imperio durante largos años sobre la paz conquistada por Tirante. En la obra se mezclan los personajes históricos con los héroes de ficción. Además, algunos de sus personajes están inspirados en modelo literarios o históricos; el mismo Tirante en Constantinopla es un trasunto de la figura de Roger de Flor, tal como aparece en la Crónica de Muntaner.

          Como curiosidad relacionada con las Islas Canarias son varios capítulos (cuarto, doce, trece, catorce, quince y dieciséis) donde aparece el gran rey de Canaria como invasor de Inglaterra: “El gran rey de Canaria, mancebo muy esforzado, con la desasosegada joventud de nobles esperanças guarnecida, con esperança de honrosa vitoria hizo una gran armada de naos y de galeras, y pasó a la noble isla de Inglaterra con gran multitud de gentes. Porque como algunas fustas de cosarios oviessen robado un lugar suyo, tomó tanto enojo dello que, inflamado de gran sobervia porque ninguno avía tendio osadía de enojarle, con aquella gran flota partió de su tierra, e navegando con próspero viento arribó en los fértiles e pacíficos reynos de Inglaterra. Y en la escura noche toda la flota entró en el puerto de Antona (Nota 17), e con gran astucia desembarcaron y toda la morisma salió en tierra, sin que fuessen por los de la isla sentidos. E como fueron todos en tierra, ordenaron sus batallas e començaron a correr por la ysla”. En los textos franceses e ingleses de la leyenda de Guy de Warwick los invasores de Inglaterra son los daneses. Joanot Martorell, en su versión primitiva de estos episodios –el Guillem de Veroych- los convierte en moros; mandados por los reyes de Tánger y de Gibraltar, y, al refundirlos en el Tirante, siguen siendo moros, pero mandados por el rey de la Gran Canaria. Téngase en cuenta que en la epopeya románica –exceptuando la española- hay tendencia a convertir a todos los pueblos paganos, o no cristianos, en “sarracenos”; y así en la gesta francesa de Gormont et Isembart, el segundo, vasallo en desgracia del rey de Francia, se refugia en Inglaterra y se pone al servicio del rey “sarraceno” Gormont; y en la fantasiosa Historia regum Britanniae de Godofredo de Monmouth (año 1135) (Nota 18), libro tan leído, traducido y saqueado en la Edad Media, los sajones se alían con “Gormondus, rex Affricanorum”, quien antes había conquistado Irlanda y que pasa a Gran Bretaña con un poderoso ejército, hechos imaginarios que sitúa en el siglo VI (Nota 19). El prestigio y exotismo de las islas Canarias podría justificar la definitiva versión de Martorell (Nota 20).

          En la primera parte, que contiene el aprendizaje de Tirante y su participación en las fiestas de Londres hasta ser proclamado como el mejor de los caballeros allí presentes, se desarrollan los capítulos que mencionan a las islas Canarias. Así en el capítulo IV trata de cómo el Rey de Canaria con gran flota pasó en Inglaterra; en el XII  está la carta que envió el rey de la Gran Canaria al rey de Inglaterra; capítulo XIII: cómo los embajadores del rey de  la Gran Canaria dieron la carta al rey de Inglaterra y explicaron toda su embajada; cap. XIV, cómo por todos los del consejo fue  deliberado que el ermitaño dijese su voto sobre la carta de la batalla que el rey de la Gran Canaria envió al rey de Inglaterra; cap. XV, de las razones que el rey de Inglaterra dijo en el Consejo a sus caballeros por entrar en la batalla con el rey de la Gran Canaria, y lo que ellos respondieron y capítulo XVI, cómo el rey de Inglaterra, con voluntad de sus barones e caballeros, renunció el reino en el ermitaño, porque hiciese la batalla y entrase en campo con el rey de la Gran Canaria. Para deleite de nuestros lectores transcribimos la carta que envió el rey de la Gran Canaria al Rey de Inglaterra:

                    "A ti, rey cristiano que señoreas la isla de Ingalaterra, digo yo, Abraym, rey e señor de la Gran Canaria, que si tú quieres que aquesta guerra quede entre ti e mi, e cesen las muertes de tu pueblo e mío, como quiera que yo en esta isla de Ingalaterra sea más poderoso que tú, ansí en villas e castillos como de gente esforzada de caballería, que puesto que el gran Dios te ha dado vitoria esta vez sobre mi gente, yo y los míos la avemos avido de ti e de los tuyos muchas vezes dentro de tu propia tierra; mas, si tú quieres que no aya más derramamiento de sangre entre los nuestros, los quales de nuestras culpas son inocentes, entremos en campo cerrado, rey por rey, con tal condición e conveniencia que, si yo te venciere, tendrás toda Ingalaterra so el mi poder e señorío, y darme has en parias doscientos mill nobles (Nota 21) en cada un año, y en la fiesta del gran Sant Juan vestirás unas ropas mías, las quales yo te enbiaré, y aquel día te has de hallar en una de aquestas quatro ciudades: en la ciudad de Londres, o de Conturberi, o de Salaberi, o en esta ciudad de Varoyque (Nota 22), que, como aquí he sido desbaratado, aquí quiero que se haga la primera fiesta; y esto será en memoria de la vitoria que yo abré alcançado de ti. Y si fortuna lo guiase de tal manera que tú seas vencedor, yo me tornaré en mi propia tierra e tú quedarás en paz en la tuya, con grand reposo e tranquilidad de ti e de todos los tuyos; y más te restituyré todas las villas e castillos que con la mi propia mano vitoriosa é ganado he  conquistado. Aquestas palabras no son por vanagloria ni por menospreciar tu corona real, mas porque, como Dios es grande y justo, dará a cada una de las partes lo que por sus obras mereciere. (Nota 23).

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                Evocar a Diego de Gumiel es rememorar la mejor novela de la literatura valenciana, Tirant lo Blanch, en sus ediciones catalana y castellana. Participó como protagonista en la evolución de la imprenta hispánica en el tránsito de los siglos XV al XVI, cuando existía la inevitable dependencia económica derivada de la omnipresencia de los textos doctrinales, o vinculados a la Iglesia, al tiempo que comenzaba a crecer un público lector que consumía obras de una cierta extensión alejadas de la esfera religiosa o universitaria. Fue éste un período durante el que un mismo taller componía obras en latín y en lengua vulgar, sin la especialización característica de los años posteriores. En el caso de Diego de Gumiel, además, resulta oportuno añadir un periplo biográfico por tres reinos peninsulares (Castilla, Cataluña y Valencia) y un prudente ejercicio de trasvase cultural que ejemplifica de manera paradigmática, aunque no exclusiva, el Tirante el Blanco de 1511. Lógicamente, una porción muy importante de sus trabajos respondió directamente a cubrir la demanda de textos didácticos y litúrgicos.

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Notas

1.- El colofón de Quaestio de viribus demostrationum de Petrus de Campis dice: “Impressum Barcinone per Jacobum de Gumiel”. Como es sabido Diego es sinónimo de Santiago, Jaime y Jacob. Vide  J. GODOY ALCÁNTARA, Ensayo histórico etimológico filológicosobre los apellidos castellanos. Madrid 1871. 2.ª reimpresión facsímil, Ediciones El Albir, Barcelona 1980, pág. 141.

2.- MADURELL MARIMÓN, José María /  RUBIÓ BALAGUER, Jorge: Documentos para la historia de la imprenta y librería en Barcelona (1474-1553). Barcelona 1955, doc. 102, p. 197.

3.- El hermosísimo retablo de la iglesia de Santa María de Gumiel de Izán es de finales del siglo XV. Aunque los mecenas fueron los obispos oxomenses Alonso de Fonseca y Alonso Enríquez, no obsta pensar que los fieles contribuyeran con sus limosnas a su magnífica ejecución.

4.- MADURELL MARIMÓN, José María /  RUBIÓ BALAGUER, Jorge: Documentos para la historia de la imprenta y librería en Barcelona (1474-1553). Barcelona 1955 , doc. 191, pp.332-335.

5.- BERGER, Philippe: Libro y lectura en la Valencia del Renacimiento. Tomo II. Edicions Alfons el Magnànim. Institució Valenciana d’Estudis i Investigació, 1987, pp. 501-503, documento  F-5: “Die decima mensis ianuarii anno a Nativitate Domini Mº Dº XVIIº. [10 de enero de 1517 ]. Ego Didacus de Gumiel impresor sive stampador civitatis Valencie habitator recolens me diebus preteritis contraxisse et fecisse varias et diversas  obligaciones plurimis de causis et racionibus et sich causase diversos creditores tan in regno Castelle quam Valencia quibus …. Liquet mei facultates ad dotis et augmenti sive arrarum vestri honorabilis Catherine Sanç uxoris mee exactionem non sufficere et ita patet redundare non solum in preiudicium vestri dicte Catherine michi legitimo matrimonio copulate sed etiam redundare in periculum anime mee…”

6.- MADURELL MARIMÓN, José María /  RUBIÓ BALAGUER, Jorge: Documentos para la historia de la imprenta y librería en Barcelona (1474-1553). Barcelona 1955, doc. 191, p. 333 y doc. 192 p. 336.
La presencia en Barcelona por los años 1494 del librero alemán Ciríaco de Basilea nos hace señalar las posibles relaciones entre el gran impresor Federico Biel, llamado de Basilea, que trabajó en Burgos desde 1485 , Ciríaco de Basilea y Diego de Gumiel.

7.- NORTON, Frederick J.: La imprenta en España 1501-1520. Edición anotada, con un nuevo “ÍNDICE DE LIBROS IMPRESOS EN ESPAÑA, 1501-1520” por Julián Martín Abad. Ollero & Ramos, Madrid 1997 pp. 75, 83, 84, 109-110.

8.- LUCÍA MEGÍAS, José Manuel: Catálogo descriptivo de libros de caballerías hispánicos. X. Tirante el Blanco ante el género editorial caballeresco. En: “Tirant: Butlletí informatiu i bibligràfic” Nº. 1, (Universidad de Valencia, 1998)  ISSN 1579-7422. Vide: dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1252384 - En caché

9.- MÉRIDA JIMÉNEZ, Rafael M.: “¿Las desgracias de un editor?: Diego de Gumiel, Tirant lo Blanc y Tirante el blanco” en Actas del IV Congreso Asociación Hispánica de Literatura Medieval. Lisboa, Asociación Hispánica de Literatura Medieval, 1993, IV, pp. 257-262.

10.- BERGER, Philippe: La dependance éditoriale de l’Espagne: Le cas de Valence aux XVe et XVIe siècles. En: “ Histoire du livre et de l’édition dans les pays ibériques". Presses Universitaires de Bordeaux, Bordeaux 1986 p. 11.- ÍDEM: Libro y lectura en la Valencia del Renacimiento. Tomo II. Edicions Alfons el Magnànim. Institució Valenciana d’Estudis i Investigació, 1987, p. 503.- CAMPS  PERARNAU, Susana: Mecenazgo o deuda en la obra impresa por Diego de Gumiel. En vía de publicación  en lal Revista de Filología Española del CSIC del próximo número. Vide: parnaseo.uv.es/Tirant/...9/Projecte.tesi_Camps.htm - En caché

11.- RIQUER, Martín de: Un nuevo ejemplar del Tirante el Blanco de Valladolid de 1511. En: “Miscellanea Barcinonensia”, XLII, 1975 pp. 7-15.- LUCÍAS MEGÍAS, José Manuel: Imprenta y libros de Caballerías. Ollero & Ramos, Madrid 2000 p. 303.

12.- LUCÍA MEGÍAS, José Manuel: Libros de caballerías castellanos en la Biblioteca del Cigarral del Carmen (Toledo). En: “Tirant: Butlletí informatiu i bibligràfic” Nº. 8, (Universidad de Valencia, 2005). Tirant  parnaseo.uv.es/tirant.htm - En caché  Vide etiam:
Vide etiam: [PDF] José Manuel Lucía Megías Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla La Biblioteca de … parnaseo.uv.es/Tirant/Butlleti.8/LibrosCaballeria.pdf
MÉRIDA JIMÉNEZ, Rafael M.: La aventura de Tirant lo Blanch y Tirante el Blanco por tierras hispánicas. Centro de Estudios Cervantinos, Alcalá de Henares (Madrid) 2006. IBSN 84-96408-18-3. Págs. 171-180.

La Biblioteca del Cigarral de Toledo es conocida entre los bibliófilos por su espléndida colección de incunables y de Quijotes así como una magnífica colección de ejemplares de libros de caballerías castellanos, entre los cuales está el Tirante el Blanco. Recordemos que en el IES Mencey Acaymo de Güímar (Tenerife) tiene el primer museo escolar de Quijotes de España.

13.- PALAU Y DULCET, Antonio: Manual del librero español e hispano-americano, desde la invención de la imprenta hasta nuestros tiempos, con el valor de los impresos descritos. 2.ª edición, corregida y aumentada por el autor. Barcelona, 1948-1971, 28 vols. Vide vol. 8, p. 319 n.º 156469.-CAMPS PERARNAU, Susana: Un Tirant castellá i altres llibres de cavalleries a la biblioteca valenciana de Pere Andreu Sart (Valencia,, 1512). En: “Tirant: Butlletí informatiu i bibligràfic” Nº. 10, (Universidad de Valencia, 2007).  Vide: TIRANT, 10 y  Projecte de tesi de Susana Camps: Diego de Gumiel, impressor i editor de traduccions (1494-1517) (UAB)

14.- Portada de Tirante el Blanco, Valladolid, Diego de Gumiel, 1511 (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes).

15.- LUCÍA MEGÍAS, José Manuel: Imprenta y libros de caballerías. Ollero & Ramos, Madrid 2000 pp. 302-304.

16.- EISENBERG, Daniel: Cervantes y Don Quijote. Montesinos Editor, Barcelona 1993 pp. 49-50. ISBN: 84-7639-157-9 [Cervantes y Don Quijote - Resultado de la Búsqueda de libros de Google] Vide:users.ipfw.edu/jehle/deisenbe/cervaydq/cervaydq.htm - En caché  y ww.uv.es/ivorra/Historia/SXVI/1550.htm - En caché
EL DÍA, Tenerife, miércoles, 5 de marzo de 1986 p. 39.

17.- Antona, Hampton, o sea Southhampton. Es una romanización usual del topónimo inglés: recuérdense el cantar de gesta francés Beuve de Hantone y el castillo de Hanthone citado por Chrétien de Troyes, en el Tristan en prosa; y, en castellano, El Victorial: “E llegaron las galeras a un puerto que llaman Antona, cerca de Londres”. Vide DÍEZ DE GAMES, Gutierre: El Victorial, crónica de don Pero Niño, edición de Juan de M. Carriazo, “Colección de Crónicas españolas”, Madrid 1940 p.213.

18.- Vide: www.worldlingo.com/ma/.../es/Historia_Regum_Britanniae - En caché y es.wikipedia.org/wiki/Historia_Regum_Britanniae - En caché

19.- TIRANTE EL BLANCO. Versión castellana impresa en Valladolid en 1511 de la obra de JOANOT Martorell y Martí Joan de Galba. Edición, introducción y notas de Martín de Riquer. Espasa-Calpe, Madrid 1974. 5 Vols. Vide tomo I pág. 19.

20.- PERDOMO GARCÍA, S.: Las Canarias en la literatura  caballeresca, “Revista de Historia”, VIII, La Laguna, 1942, pp. 218-233. No trata del Tirante.

21.- En catalán traüt, nobles, moneda de oro llamada noble de Inglaterra, acuñada desde 1343-1346, que circuló por la corona de Aragón en el siglo XV. (Vide F. MATEU Y LLOPIS, Glosario hispánico de numismática. Barcelona 1946 pág. 148).

22.- Conturberi, Salasberi, Varoyque, Canterbury, Salisbury y Warwick.

23.- Tomado de la edición de Tirante el Blanco de Marín de RIQUER, Espasa-Calpe, Madrid 1974. Existen otras ediciones modernas de Tirante el Blanco de RIQUER v. gr. La edición de Ariel, 1979;  edición de Asociación de Bibliófilos, Barcelona 1947-1949 y  edición de Planeta, Barcelona 1990.


 

 BIBLIOGRAFÍA:

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BELTRÁN LLAVADOR, Rafael: Tirante el Blanco en el gran teatro de caballería. En: Voz y Letra. Revista de Literatura. Editores: Arco Libros. ISSN: 1130-3271. Vol. 7/1 (1996) pp. 81-130.

BERGER, Philippe: La dependance éditoriale de l’Espagne: Le cas de Valence aux XVe et XVIe siècles. En: “Histoire du livre et de l’édition dans les pays ibériques. Presses Universitaires de Bordeaux, Bordeaux 1986. Libro y lectura en la Valencia del Renacimiento. Tomo II. Edicions Alfons el Magnànim. Institució Valenciana d’Estudis i Investigació, 1987.

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NORTON, Frederick J.: La imprenta en España 1501-1520. Edición anotada, con un nuevo “ÍNDICE DE LIBROS IMPRESOS EN ESPAÑA, 1501-1520” por Julián Martín Abad. Ollero & Ramos, Madrid 1997.

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RIQUER, Martín de: Un nuevo ejemplar del Tirante el Blanco de Valladolid de 1511En: “Miscellanea Barcinonensia” nº 42 (1975) pp. 7-15.