Richard Bartlett. De La Coruña a Santa Cruz

 
Por Alastair F. Robertson (Traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll y publicado en el Diario de Avisos el 2 de junio de 2024).
 
 
          Richard Bartlett, cónsul de Su Majestad Británica la reina Victoria, nació en Surrey, Inglaterra, en 1785. Nada se sabe de él hasta que, a la edad de 37 años, en marzo de 1822, el rey Jorge VI le designó como cónsul británico para “el reino de Galicia, el Principado de Asturias y el distrito de las Montañas de Santander y de Burgos, en los dominios del Rey de España”. Fijó su residencia en La Coruña, que había sido uno de los centros de las revueltas contra el rey Fernando el año anterior. Pero apenas un mes después se anunciaba que el rey lo había destinado al reino de Hanover, aunque debió existir algún error porque Richard Bartlett fue finalmente a La Coruña. 
 
          Tres años antes, en 1819, se había casado con Ann Kay en la iglesia de St. Martin-in-the-fields, sita en Trafalgar Square, Londres, siendo Beatriz, hermana de Ana, una de las tres damas de honor. La única superviviente de los hijos del matrimonio, Ana Beatriz, nació en La Coruña en 1826, y la familia regresó a Inglaterra para que fuese bautizada en Croydon in Survey el 21 de octubre.
 
          Durante su estancia en Galicia, Richard Bartlett restauró la tumba del general Sir John Moore, héroe británico que murió en la batalla de La Coruña el 16 de enero de 1809, mientras dirigía la retirada de sus tropas ante el avance de los franceses. En la lápida se lee: “Por orden del Gobierno Británico se construyó la verja y se reparó el monumento el año de gracia de 1824. Richard Bartlett, Cónsul.”
 
Sepulcro de Sir John Moore
 
Fotografía antigua de la tumba de del general Sir John Moore
 
         
          Esta fotografía de la tumba de Sir John Moore se conserva en uno de los 9 álbumes que reúnen las instantáneas obtenidas durante la visita de los príncipes Alberto Víctor y Jorge de Gales, hijos de la reina Victoria, quienes, a bordo del HMS Bacchante, dieron la vuelta al mundo entre 1879 y 1882.
 
          Beatriz Kay, la hermana de Ana, se casó en 1818 con Samuel Starey, que era 27 años mayor que ella y que falleció, a la edad de 56, tan sólo cuatro años más tarde. Poco tiempo después, quizás tras el bautizo de Ana Beatriz, Beatriz también se trasladó a vivir a La Coruña, donde se convirtió en la tutora de su sobrina.
 
          Por desgracia, en septiembre de 1830 Ana, la esposa de Richard Bartlett, falleció tras dar a luz a un niño que tan sólo vivió veinticuatro horas; ambos fueron enterrados en el recinto en el que se encuentra la tumba de Sir John Moore. Poco tiempo después, Bartlett era destinado a las Islas Canarias como “Cónsul de Su Majestad” el rey Guillermo IV.
 
          Es a partir de ahora cuando tenemos algunas pistas sobre sus ocupaciones como cónsul. En 1836 el cónsul Bartlett comunicaba a Inglaterra que, por una Real Orden de la reina regente, doña María Cristina, madre de la futura Isabel II y viuda de Fernando VII, de fecha 24 de agosto, el puerto de Santa Cruz se declaraba puerto de depósito de carbón para vapores marítimos, que comenzaba por aquel entonces a convertirse en una confiable forma de transporte naval que pronto competiría y superaría a la navegación a vela. El carbón sólo estaría sujeto a unas tasas del 2% por el almacenaje. 
 
          En 1838 enviaba la siguiente carta al Registro de Embarques de Lloyd’s:
 
          “Señor: Tengo el placer de comunicarle, para información del comité encargado de los asuntos de Lloyd, y comerciantes en general, que por una Real Orden española recientemente recibida, el puerto de Santa Cruz, en la isla de Tenerife, ha sido declarado puerto de depósito de primera clase, así como puerto autorizado para el comercio global tanto nacional como extranjero, y que los puertos de La Orotava, en Tenerife y Las Valacas (sic) (¿Las Palmas?) en Gran Canaria puertos de depósito de segunda clase y también autorizados para el comercio en general. También se permite la exportación de productos naturales desde los principales puertos de las demás islas.
 
          El gobierno de las Islas ha publicado también un aviso en el sentido de que los navíos que hagan escala en las Islas Canarias no tendrán que abonar más tasas que las correspondientes a las inspecciones de Salud Pública y las de las capitanías de los puertos. También se facilita que los pagos por reparaciones, daños o avituallamientos puedan hacerse con parte de la carga que transporten los buques. 
 
           RICHARD BARTLETT, Consul.”
 
          También entonces eran motivos de preocupación la salud y la seguridad, como se deduce del extracto de una carta del cónsul Bartlett dirigida a Lloyd’s también en 1838:
 
          “Santa Cruz, 28 de junio.
 
           Señor: A fin de evitar inconvenientes, es deseable que los capitanes de los barcos con destino a las Islas Canarias obtengan del Cónsul o vicecónsul español del puerto de partida un certificado de Salubridad.”
 
          (Firmado) “RICHARD BARTLETT.”
 
          En el ámbito personal, el amor debía flotar en el ambiente de Tenerife, porque pronto Richard Bartlett contrajo matrimonio con Josefa Tarrius creando así su segunda familia, que se completó con la llegada de tres hijos: Ricardo Antonio, Juan Fausto Florencio y Julia Iguaria.
 
          En 1847, su hija Ana, o Ina, como se la conocía a menudo, se convirtió del protestantismo al catolicismo. Quizás ese hecho estuvo motivado para poder casarse, en 1848, con su prometido don Heráclito Tabares, el tercer hijo del lagunero don Rafael Tabares.
 
          Y aquí termina la historia, porque no he podido descubrir nada nuevo sobre la vida de Richard Bartlett, su familia o sus deberes profesionales en Santa Cruz, exceptuando que su salud se estaba deteriorando. El 29 de abril de 1848 hacía testamento, nombrando al conocido don Lewis Gellie Hamilton como uno de sus tres albaceas. Y fallecería el año siguiente, 1849, a los 64 de edad. 
 
          Richard Bartlett, Cónsul de Su Majestad Británica la reina Victoria, fue enterrado en el cementerio de San Rafael y San Roque, lo mismo que lo serían su esposa Josefa al fallecer en 1857 y su cuñada Beatriz Starey en 1865.
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Referencias:
 
- San Rafael y San Roque, un camposanto con historia (1810-1916), Daniel Garcia Pulido, 2000
- British Newspaper Archive online
- Ancestry.co.uk
- Wikipedia 
 
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