Palomas, palomeros y afines a la colombofilia en Tenerife

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en El Día el 13 de febrero de 1996)
 
  
          Resultaron tan multitudinarios como emocionantes los actos que recientemente llevó a cabo la Federación Colombófila de Tenerife con motivo de la entrega de premios y apertura de la campaña de vuelos. Pocas familias deportivas pueden alardear del arraigo y capacidad de convocatoria que prodigan estos numerosísimos aficionados isleños, que desde los albores de este siglo, y de la mano de los marqueses de Nava y Grimón, introdujeron en Canarias, concretamente en La Laguna, las primeras palomas mensajeras, que “son el objeto animado y con vida de nuestro deporte”, según palabras de César Escobar, máximo rector de esta disciplina en la Isla, que aprovechó las amplias instalaciones del hotel Quinta Park para recordar, a propios y extraños, que difícilmente se encontrará algún hombre de nuestra tierra que no haya tenido que ver con la paloma mensajera, bien personalmente o bien a través de familiares y amigos.
 
          Si algunas veces los números resultan fríos y asépticos, en esta ocasión tendrían su justo valor y compensación si les dijéramos que, hoy en Tenerife, existen 29 clubes repartidos por toda la geografía insular, que aglutinan a 1.300 colombófilos y, en Canarias, 55 con 2.700 aficionados que practican este sano deporte de los palomares, que otorga un censo de medio millón de palomas, situando a nuestro Archipiélago en la primera potencia nacional con un sesenta por ciento de la colombofilia de nuestro país, estadística que causó cierta admiración en Manuel Hermoso Rojas que, en sentidas palabras, prometió en breve plazo el verdadero trato que se merece este deporte que practica con el ejemplo de la participación que, por otra parte, el 22 de julio del pasado año plasmó una verdadera hazaña por palomas de esta isla, que permitieron situar a nuestro pabellón en el más alto nivel al batir el record del mundo de vuelo sobre el mar, de 800 kilómetros, con la salida de la localidad africana de Safi hasta los palomares tinerfeños.
 
Un alto presupuesto
 
          En un mundo de egoísmos y mezquindades resulta increíble registrar que solamente el desarrollo de la actividad deportiva en transportes de acuerdo con los planes de vuelo aprobados supone un presupuesto para la colombofilia regional de 111 millones de pesetas… Pues bien, este presupuesto es soportado, única y exclusivamente, por los colombófilos de la Región a una media de 40 mil pesetas… Pero ellos se conforman con el halago postrero de unos aplausos o con el izar una artística copa que nadie, absolutamente nadie, reprocha porque el triunfo resulta tan puro como el agua de lluvia.
 
          Compartir esta sesión con los colombófilos isleños nos resultó tan ameno como gratificante. Allí, entre otros detalles, comprobamos que el compañero y amigo Ricardo Melchior no se perdona su frustración como “palomero”. Lorenzo Olarte Cúllen transmitió una bella página romántica que sus abuelos vivieron con las palomas majoreras, mientras César Escobar, inmune al enfado y cortado por la emoción que produce el reconocimiento general, quería transmitirnos a todos, expertos y profanos, su perpetuo idilio con estas aves de inconmensurable sentido de la orientación, mientras un secretario excepcional, que nos había preparado un programa modélico, fue desgranando, con la sapiencia de su inmarchitable experiencia, casi una interminable lista de galardones y galardonados. Era José Rodríguez Canino.
 
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