La Guía del Parque Muncipal "García Sanabria"

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en El Día el 1 de noviembre de 1994)
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Editada con motivo del V Centenario de nuestra capital
 
 
          A los que nos gusta andar, a los que practicamos este sano deporte urbano –también interurbano– que consiste en ir de un lado a otro dando pasos, siempre hemos tenido, en nuestras rutas, un punto obligado: el Parque “García Sanabria”.
 
           Ahora, con la bellísima reedición que ha llevado a cabo el Ayuntamiento de Santa Cruz de la guía de la citada cúpula vegetal que, incluso, se ha orlado con la vitola de competencia de Litografía Romero, que ha donado tal obra como contribución a la conmemoración del V Centenario de nuestra capital; ahora, decíamos, estos andares se enriquecerán con todo el bagaje de conocimientos que se inserta en este tomo de ciento treinta y siete páginas, donde firmas de reconocida solvencia nos vienen a demostrar que el parque no es solamente arquitectura vegetal, sino también algo “que siempre ha recibido halagos y que ha sido tomado como referencia por muchas ciudades”, como bien apunta en estas páginas María del Carmen Saavedra de la Torre, concejal de la Unidad de Calidad de Vida, que en su legítimo orgullo de ver realizado uno de sus deseos con esta publicación, igualmente nos recuerda que , “con la guía que tienes en tus manos podrás aprender, con la realidad de nuestro más antiguo y noble parque, que Santa Cruz es –jornada a jornada– obra de todos, y que  todos somos necesarios para conseguir las metas que nuestra historia y tradición nos impone”.
 
          También, en este magnífico libro, que puede convertirse en el mejor de los regalos, surge la heredada prosa de Juan Antonio Padrón Sabina, hijo de aquel irrepetible poeta de barcos, de olas y de cualquier cosa que resumiese sensibilidad. Ahora, el primogénito, en un prólogo para reflexionar, nos dice, entre otras cosas, que “el Parque García Sanabria es el jardín de todos, el que despierta cada mañana entre la bruma débil de la condensación nocturna, el olor de la tierra húmeda, el bullicio de los loros salvajes y los agudos cantos de los mirlos”.
 
          Carmen Fraga González, con su erudita pluma, nos otorga el barniz cultural con la rica historia del recinto donde, inevitablemente, afloran los nombres de los que, de un forma u otra, coadyuvaron a que aquella parcela rural se convirtiera en una cúpula esmeralda: Patricio Estévanez Murphy, Diego Guigou, Manuel de Cámara y Cámara, Santiago García Sanabria…
 
          Y como el Parque Municipal – aquel pro-parque de nuestra niñez– no alberga sólo flores, árboles , glorietas y fuentes, Tomás Oropesa Hernández nos advierte del tesoro escultural que allí podemos admirar, artística secuela de de la 1ª Exposición Internacional de Esculturas en la Calle que, en diciembre de 1973, nació tras la afortunada iniciativa de los integrantes de la Comisión de Cultura de la Delegación, en Tenerife, del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, donde no hay que olvidar, entre otros ilustres colaboradores externos, los nombre de Juan Miró y Eduardo Westerdahl. En fotos muy logradas de Alejandro Delgado Molina y Carlos Zamarín, que acentúan su evidente clase y óptica en la parcela vegetal, las familiares esculturas recobran en el tono un carácter especial, quizá porque con una simple mirada tenemos la oportunidad de conocer, en sus sinopsis, sus respectivas interioridades humanas y técnicas. Igual nos sucede con toda esa sinfonía botánica en la que Aurea Baena Espinosa y María Dolores Peña Hernández nos ayudan a conocer mejor y querer más a nuestro entrañable Parque García Sanabria, donde, por ejemplo, el exotismo de la strelitzia contrasta con el casi mítico tamarindo del Paseo de los Filósofos o con el vetusto laurel de Indias que, “rescatado del patio del desaparecido castillo de San Cristóbal, sigue proyectando su silueta en la entrada del Naciente del recinto”.
 
          Lo dicho: la Guía del Parque Municipal “García Sanabria” puede convertirse en el mejor de los regalos (¡gracias, Carmeluchi!). Por todo ello, enhorabuena a José Emilio García Gómez que en las páginas de este libro muestra su satisfacción al asistir, durante su etapa como alcalde de Santa Cruz, a la reedición de esta guía, cuya primera remesa orló con su poética prosa Juan Antonio Padrón Albornoz al que ahora, intuimos, han querido recordar en la portada de esta pulcra publicación al ofrecernos un retazo de la escultura de Claude Viseux que se nos antoja como un hermosísimo noray.
 
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