José Luis García Pérez y su proyecto de "Viviendas compartidas en La Laguna"
Por Antonio Salgado Pérez (Publicado en El Día el 13 de octubre de 1993)
¿Tienes abuelo? Esta simple pregunta es la que, intuimos, viene pensando desde hace algún tiempo José Luis García Pérez, vicerrector del Alumnado de nuestro primer centro docente, sobre el proyecto “Viviendas compartidas en La Laguna”, que nos resulta un esperanzador programa dirigido a paliar el problema de alojamiento de los universitarios, enfrentados cada día al encarecimiento de la vivienda. Por otro lado, y como ya se pormenorizó en estas mismas columnas de El Día, en este proyecto también se busca sacar de la soledad a las personas mayores y ayudarles en pequeñas tareas domésticas. Como todo ello, y primordialmente, se pretende complementar las necesidades de los ancianos con las de los estudiantes universitarios, optimizar los recursos humanos y materiales de la comunidad y promover la recuperación del diálogo entre las generaciones.
Este proyecto, de cuna granadina, tenía que ser respaldado aquí, entre nosotros, por una persona de acrisolada sensibilidad y espíritu emprendedor, que no sólo ha visto abiertas las puertas de la colaboración del Rotary Club de la Ciudad de los Adelantados, sino también, de entrada, ha logrado el reconocimiento y el apoyo del Centro de Salud de La Laguna-Las Mercedes, dependiente de Insalud. Esta persona, que igualmente se viene distinguiendo por su inquietud pedagógica y social es, como ya hemos anticipado, el vicerrector de Alumnado de la Universidad de La Laguna que, insistimos, tendrá esta interrogante inicial para todos aquellos alumnos que acudan a la convocatoria y selección preceptiva.
“¿Tienes abuelo?”
Porque lo que pretende José Luis García Pérez con este proyecto no es sólo mejorar las condiciones de vida de los ancianos de La Laguna, con las aportaciones económicas de sus huéspedes; no sólo es ampliar la oferta de residencias para alumnos universitarios, sino es ofrecer una alternativa para la convivencia de generaciones, donde esa persona mayor, donde ese abuelo, siempre muy enraizado con su entorno, con su silla, con su cama, con sus cachivaches, se vea, de aquí en adelante, acompañado por esa especie de nieto político al que, por ejemplo, podría recordarle ciertas y determinadas lecciones de urbanidad, asignatura que, desafortunadamente, y desde hace muchos años, ha desaparecido en todas la aulas escolares, y escasamente prodigada en nuestro modernos hogares, donde los padre apenas comparte presencia y comunicación con sus hijos.
Ese abuelo, esa persona mayor, que parece, en vida, haber dejado este mundo, podría volver a gozar del diálogo y de la conversación.
“¿Tienes abuelo?”
Esta interrogante podría, igualmente, tener otro alcance en futuros A.T.S., médicos o psicólogos, porque conviviendo con estos geriátricos podría estarse abriendo un formidable campo de prematura investigación, donde tanto uno como otro se enriquecerían con conocimientos y vivencias.
En un mundo de tantas prisas y vorágines, este proyecto de “Viviendas compartidas en La Laguna” nos parece una lección de sensibilidad y solidaridad que, fundamentalmente, tenemos que agradecer, por adelantado, a José Luis García Pérez, al que seguro le seguirán llegando adhesiones, sugerencias y estímulos.
- - - - - - - - - - - - - - - - -