Flores, barcas y abstracciones de las hermanas Tinaut

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en El Día el 20 de noviembre de 1991)
 
 
           Nos siguen entusiasmando las visitas a estas exposiciones donde, por un lado, se encuentran entre otras cosas, eternas primaveras y un auténtico festival de colores, donde las principales protagonistas, siempre lozanas, siempre frescas, son las flores, desde la hortensia hasta la rosa, pasando por la dalia, por la margarita, por esos otros pétalos casi indefinidos, a través de los cuales la pintora nos incita a usar la imaginación.
 
          Nos siguen entusiasmando las visitas a estas exposiciones donde, también se familiariza uno con nuestras próximas riberas, con nuestros bravos rompientes, con esos mares mansos y tranquilos, donde los remos están en reposo y los cabos y las amarras distendidas, con aquellos esbeltos y desafiantes mástiles que contrastan con los resignados norays, tan atentos como mudos, que otean, desde una entrañable marquesina, la austeridad de aquella barca, el lujoso yate, el buque de gran calado…
 
          Beatriz y Pilar, ceñidas por el mismo apellido, Tinaut, son las artífices de estos goces visuales, ofrecidos con una frecuencia que se agradece. En esta nueva cita, Pilar y Beatriz no han perdido el hábito de sus flores y de sus magas, de sus policromías y de sus expresiones y semblantes. Pero como el no renovarse es morir y ellas son proclives a la vigencia vertical para exponer sus nuevas metas, pues ahora nos han ofrecido esas abstracciones, esas fantasías de colores que, entre otras cosas, nos hacen recordar a esas cristaleras de iglesias que nos siguen llamando la atención cuando el sol, tenuemente, las traspasa y encandila. Esa nueva tendencia nos hace meditar con sus oscuros y tonos vivos, donde predominan los verdes y los rojos, que parecen salidos de fosas volcánicas y ahora volcados en el lienzo con pinceladas de evidente surrealismo y vanguardismo.
 
          En Arte Galería Granadilla, donde Beatriz y Pilar acaban de colgar sus cuadros, nos hemos percatado de la variedad ofrecida, ya que entre las clásicas flores, escenas marítimas y campesinas isleñas, ahora acompañadas de galanes sin manta ni cachimba, también se exhiben parcelas para el inmarchitable y trepidante carnaval, retratos de faces siempre bellas, porque la fealdad no anida en los cánones de estas hermanas con el vínculo común del óleo, de la fibra artística creativa.
 
          Nos siguen, en fin, entusiasmando, con esos retazos de eternas primaveras, de pobladas dársenas y solitarios faros, con facciones inmaculadas, con la nueva tendencia de esas abstracciones, amalgama de colores, una especie de injertos nacidos de espátulas renovadoras, que siguen prodigando esa difícil facilidad de la sencillez, producto de una reconocida veteranía y experiencia ante estos detalles generosos y amables que nos ofrece la vida.
 
- - - - - - - - - - - - - - - - -