El nombre de nuestras calles (132). Juan Pérez Delgado
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 10 de marzo de 2024)
EL NOMBRE DE NUESTRAS CALLES (132)
Calle Juan Pérez Delgado
En el barrio Salamanca. ç
Juan Pérez Delgado, “Nijota” (San Cristóbal de La Laguna, 1898 -1973). Su infancia transcurrió bajo la tutela de su tío, el Presbítero Juan Evangelista Pérez, al haber quedado huérfano de madre, a los pocos días de su nacimiento.
Los estudios los realizó en en su ciudad natal; el bachillerato en el Instituto de Canarias, Latín y Humanidades, como alumno externo del Seminario, y la carrera de Derecho en la Universidad, aunque no ejercería como abogado.
Su intensa y dilatada vida siempre estuvo vinculada al periodismo, llegando a ser redactor del diario La Prensa, redactor jefe del periódico El Día, y redactor jefe del semanario Aire Libre. En La Tarde llevaba la sección “Escarchas”, la cual firmaba con el seudónimo de Juan de Anaga.
Su labor literaria la desarrollaba habitualmente en los periódicos, a través de una columna titulada Musa Cómica, en la que con ingenio y habilidad dibujaba los acontecimientos sociales, políticos y económicos de la época; en ellas, en boca de Seña María, hablaba del tipismo canario, del baile de magos, de la lotería, de las vacunas, del por qué la leche va a más si las vacas van a menos, etc.
El humor de Nijota siempre será recordado por su fina ironía, pues a través de las páginas del periódico acercaba los campesinos a los lectores, pues consideraba que “el mago era un campesino de sabiduría inmensa, porque piensa lo que dice y no dice lo que piensa”. Su dominio del vocabulario rural canario lo convertiría en el intérprete del costumbrismo isleño, logrando que sus estrofas hoy formen parte del folclore canario.
Nijota también cultivó con acierto el teatro, la poesía y la narrativa. De sus obras de teatro destacaremos Mariquilla y El amor en bicicleta. Fue uno de los poetas más revolucionarios de la escuela regional lagunera, en la que se representaba un movimiento de exaltación de los valores costumbristas de las islas Canarias, destacando por su sagacidad y la ironía empleada en sus versos. Su producción poética se vería refrendada, en 1971, con su libro Verso y Prosa, cuyas dos primeras ediciones se agotaron rápidamente.
De sus novelas cortas, destacaremos: Historia de una Criada y La Cubanita.
En 1967 fue nombrado Miembro de Honor de la Asociación de la Prensa de Tenerife.
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