De "Sombrita" a Mike Tyson

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en El Día el 17 de mayo de 1988)
 
Dos genios tinerfeños de la caricatura, Juan Galarza y Harry Beuster, analizan las figuras de los destacados púgiles "Sombrita" y Tyson. 
 
 
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          El cronista confiesa abiertamente su auténtica debilidad por la caricatura. Y, de forma muy especial, por la caricatura y por los caricaturistas tinerfeños, que son de los mejores del mundo, no por apreciación personal, sino por los juicios que se han vertido en exposiciones y bienales de rango universal, como se puede atestiguar, por ejemplo, en Canadá, donde Paco Martínez obtuvo un resonante premio, o en Italia, donde también han premiado a Harry Beuster y Juan Galarza, trío que, hasta la fecha ha venido demostrando cierta actividad, muy incrementada en los dos últimos años por Beuster, galardonado con el segundo premio en la “IX Bienal Internacional de Dibujo Humorístico y Caricaturas de Personajes del Mundo del Deporte” celebrada en Ancona.
 
          Hace algunos años, y en tono entre irónico y enfadado, Paco Martínez definió a la caricatura como el “el felpudo del arte”. Sin embargo Paco Pimentel, escrutador de primer orden, dijo que los caricaturas eran “los esqueletos del alma”. Siempre hemos estado de acuerdo en que la caricatura personal no es, ni debe ser, el retrato grotesco de una persona, ni la exageración de los rasgos físicos para convertir al sujeto en un engendro ridículo, de cabeza grande y cuerpo diminuto, como ha apuntado Harry.
 
          La caricatura debe provocar una sonrisa amable y debe captar lo que está más dentro del rostro, sirviéndose de éste pero con unas ambiciones más trascendentales y con la mayor profundidad psicológica posible.
 
          Siempre hemos mantenido tras visitar una de nuestras esporádicas exposiciones de caricatura que es como presenciar celuloide de Charlot, Buster Keaton, o Harold Lloyd: salimos con la sonrisa en los labios. Y nadie se ha reído de nadie. Es una medida terapéutica que jamás debería faltar en nuestros catálogos culturales. Y esta profilaxis no ha sido impartida en ambulatorios, clínicas ni hospitales, sino en exposiciones que -¡lástima!- de San Juan a Corpus nos ofrecen nuestros formidables caricaturistas, que hace como ¡siete años! fueron despertados de sus respectivos letargos por Eliseo Izquierdo, que provocó el feliz parto del reencuentro en nuestro Museo Municipal de Bellas Artes agrupando no solo el trío mencionado sino también a las figuras de Policarpo Niebla, Clavijo, así como a los foráneos Jacinto Gil y al padre-madre de todos estos, el “sumo pontífice” de la caricatura moderna, el filipino Luis Lasa.
 
          Allá, en la localidad italiana de Ancona, con una increíble agudeza y perspicacia, el tema deportivo fue tratado con gracia y acierto. Esta iniciativa trasalpina es muy posible que tenga su seguimiento por parte de la Asociación de Periodistas Deportivos de Tenerife, que preside el compañero Juan Quintana, en el próximo “Día del Deporte” cuya última edición constituyó un éxito en todos los sentidos, al que coadyuvó en gran parte Juan Negrín y el resto de la Junta de Gobierno, que estamos seguros conseguirán este año una exposición con el material en poder de nuestros artistas locales.
 
          Y entre dicho material figuran dos caricaturas por las que el cronista siente especial predilección. Una de ellas representa a Juan Albornoz “Sombrita” y es obra de Juan Galarza.
 
          En el verano del 68, y con motivo de aquel “combate del siglo” que enfrentó a Sombrita y Barrera Corpas, Juan Galarza, en el desaparecido diario La Tarde, manifestó: “No recuerdo haber visto antes a un boxeador de la talla de Sombrita”. Y cuando se le pidió un pronóstico de aquel “combate monstruo”, añadió con cierto énfasis y seguridad: “Sombrita vencerá por puntos”.
 
          Y Sombrita, en efecto, venció por puntos. Y convirtió en simple brisa al formidable “ciclón del Atlántico”.
 
          Mucho antes de que Galarza viera combatir al púgil de Las Moraditas de Taco, alguien le dijo al joven profesor de dibujo y pintura que “Sombrita era sobre el ring como un director de orquesta”.
 
          -Aquella opinión -confesó luego Galarza- me hizo gracia y yo para mis adentros me reí, y me dije que ya sería menos. Pero no fue menos sino más de lo que yo esperaba…
 
          Y Galarza, con magistrales trazos, gestó a un Sombrita, pues eso, como un director de orquesta, con pajarita y batuta y, en su atril, un manual de boxeo, que con su carisma convertía en clases inolvidables. ¡Aquellas “noches de Sombrita” en nuestro coso taurino!
 
          Ahora, veinte años después, cuando el pugilismo tinerfeño está iniciando una nueva etapa y cuando Pilar Miró ha abierto las vedadas ventanas de la televisión a este deporte de contacto, muchos aficionados nocturnos se han impresionado con esa fuerza desatada de la Naturaleza que responde por Mike Tyson. Tal figura deportiva no podía pasar desapercibida para otro caricaturista de excepción, Harry Beuster, que ha “radiografiado” al actual campeón del mundo de los pesos pesados de la siguiente manera:
 
          "De Mike Tyson me ha llamado mucho más la atención el cuerpo que la cara. Su cuerpo habla. Tiene un sello especial. Es un puro paquete de muscular. El cerebro se queda reducido al músculo. Sus guantes, para mí, son como “balas de cañón”. En la caricatura está un poco en movimiento porque siempre me ha parecido un púgil extremadamente ágil a pesar de su peso; incluso me parece que flota sobre el ring. Su cuerpo lo he interpretado a base de globos; pero son globos de una infernal contundencia."
 
 
 
 
 
 
 
 
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