Relatos de Santa Cruz, siglos XVIII y XIX (II). Descripción de Santa Cruz.

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 5 de noviembre de 2023).
 
 
RELATOS DE SANTA CRUZ. SIGLOS XVIII Y XIX (II)
 
Descripción de Santa Cruz
 
Por Charles Pierre Claret de Fleurieu (*)
 
 
          Zarpamos del puerto de Aix (Francia), el 12 de diciembre de 1768, a bordo de la fragata ligera L´Isis, de 20 cañones y 60 marineros a bordo. Nos acompañaban 4 alféreces de navío, un  capellán, un cirujano y un grupo de oficiales instruidos que jugarían un activo papel en la parte científica. Como delegado de la Academia de Ciencias de Francia viajaba el astrónomo Alexandre Gui Pingré.
 
         El viaje, auspiciado por el rey Carlos XVI, tenía por misión comprobar la eficacia de los relojes marinos que medían los tiempos y las distancias en la mar, realizados por Ferdinand Berthoud, y de paso fijar determinaciones astronómicas. 
 
          Para probar el funcionamiento de los relojes a diferentes temperaturas y eliminar posibles errores en los cálculos, a la ida y a la vuelta cruzamos el Atlántico por latitudes diferentes, incluso estuvimos dos veces en Tenerife. 
 
Grabado de la época
 
Grabado de la época
 
Estancia en Santa Cruz
 
          En Santa Cruz de Tenerife recibimos la hospitalidad del comandante general Miguel López Fernández de Heredia y del cónsul francés Sr. Cazalón, en cuya casa emplazamos el observatorio y fijamos la posición de la ciudad en 28º 9´45´´latitud norte y 18º 36´ 0´´ longitud occidental con respecto al observatorio de París. El día 28, pusimos rumbo a las islas de Cabo Verde. La segunda escala en Santa Cruz de Tenerife la realizaríamos el 15 de agosto de 1769, cuando veníamos de Madeira. Esa misma noche observamos una emersión de primer satélite de Júpiter.
 
          El puerto de Santa Cruz es el más frecuentado de las otras tres radas que existen en la Isla (La Orotava, Garachico y Adeje), pues es la única situada en la costa oriental. Su bahía está formada por una cadena de montañas muy elevadas que se extienden de este a oeste. 
 
          En la ciudad, situada al pie de estas montañas, hay un pequeño muelle o desembarcadero construido con mucha solidez, aunque la resaca del mar, que es permanente en la costa, hace que los botes de remos sufran mucho y el desembarco sea difícil. 
 
          La aguada se hace en una fuente que está a sólo cien pasos del muelle, por encima del fuerte de la ciudad, aunque se corre el riesgo de romper las barricas al hacerlas rodar, pues el terreno es accidentado y está mal pavimentado.
 
          Don Miguel López Fernández de Heredia, Gobernador General de las Islas Canarias, siempre pendiente de todo aquello que pueda ser de alguna utilidad a la colonia confiada a su cargo, con el fin de dar facilidades a los extranjeros que llegan allí atraídos por el comercio ha concebido el proyecto de construir canales que traigan el agua hasta una fuente que será levantada en el muelle, para que las chalupas puedan abastecerse sin tener siquiera que descargar las barricas.
 
          La rada de Santa Cruz está abierta a todos los vientos, del sudoeste y los del sudeste, motivo por lo que el mar está muy agitado, aunque se está seguro mientras los cabos resistan. Como el fondo disminuye con mucha rapidez desde alta mar hasta la costa, las anclas hay que depositarlas a seis cables de tierra (1.100 m) para evitar que las rocas corten los cabos y la embarcación se pierda.
 
          Afortunadamente, los  vientos que soplan desde el mar no lo hacen ypor mucho tiempo; sin embargo, los vientos que vienen de tierra son más fuertes y más frecuentes y su violencia puede sacar fuera de la rada a las embarcaciones, arrastrando consigo las anclas; por ello, para evitar partir el barco las anclas se deben viran hacia alta mar.
 
          Las expediciones que necesiten provisiones encontraran poco surtido en Santa Cruz, pues como los alimentos proceden del interior de la isla son caros y escasos. Se comercia principalmente con vino, aguardiente y el cacao que suelen traer las embarcaciones de retorno de Caracas o La Habana, países con los que la colonia tiene un privilegio especial.
 
          Regresamos a Rochefort (Francia), el 15 de noviembre de 1769, después de haber visitado los puertos de Cádiz, Tenerife, Cabo Verde, Senegal, Martinica, Santo Domingo, Haití, Terranova, Azores, Madeira, Tenerife -por segunda vez- y Cádiz.ç
 
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Charles Pierre Claret
 
          (*) Charles Pierre Claret de Fleurieu, nació en Lyon, Francia en 1738 y falleció en París, en 1810. 
 
          A los trece años ingresó en la Marina francesa, siendo teniente a los 21 años, participando en la Guerra de los Siete Años y en las batallas de Mahón, Lagos y Sabletes. 
 
          En 1762, siendo alférez de navío, fue nombrado inspector del departamento de mapas y planos de Francia, comenzando a interesarse por las ciencias náuticas, la construcción de barcos y por los relojes marinos, con el objetivo de perfeccionar el cálculo de longitudes en la mar. 
 
         En 1776, al ser ascendido a capitán, sería nombrado Director general de puertos y arsenales de Francia y Ministro de Marina.
 
           Durante su vida ocuparía los cargos de Consejero de Estado, Senador, Ministro plenipotenciario, Gobernador del Palacio de las Tullerías y del Louvre. Además de miembro del Instituto de Francia, Intendente General de la Casa del Emperador, Gran Oficial de la Legión de Honor, etc.
 
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