La otra cara. La génesis del conquistador

 
Por Juan Manuel Valladares Expósito  (Comunicación en Radio Infopuertos en julio de 2023)
 
 
          Llevamos muchas horas hablando de forma insistente sobre la vida y milagros de don Alonso Fernández de Lugo y su conquista de las islas de Tenerife y La Palma... pero tras la obra y milagros de cada personaje de la Historia hay un ser humano al que prácticamente desconocemos. Esto no sirve para premiar ni castigar la vida y los hechos del personaje, pero si para saber quien fue dentro del mundo en que realizó su obra. 
 
          Es muy frecuente leer en toda la literatura escrita sobre la conquista de Tenerife y La Palma el apelativo castellano que se da al personaje,,pero… ¿castellano porque pertenece a la corona de Castilla o damos por castellano a todo lo que llega desde la Península Ibérica a las costas de Tenerife en el siglo XV? 
 
          Porque Alonso Fernández de Lugo de castellano tenía bien poco, puesto que nació en Sanlúcar de Barrameda con sangre gallega en sus venas, como atestigua hasta su apellido, de Lugo. Su abuelo, Pedro Fernández de Lugo Señorino, había nacido en Galicia. Entre sus ancestros mas próximos encontraremos apellidos tan gallegos como Pallares, Ulloa, Bahamonde, Ocampo o Montenegro. Como es de ver, lo mas florido de la Galicia ancestral. 
No era este Alonso el primero ni el único en haber establecido contacto con las islas Canarias pues, ya desde la infancia de éste, su padre, Pedro Fernández de Lugo, estaba presente en la historia de las islas, y mas concretamente en el año 1455 en Lanzarote actuando en nombre de los Señores de las islas que llamamos de Señorío, Don Diego de Herrera y Doña Inés Peraza. 
 
          Con estos antecedentes familiares, habrá que  entender que el joven Alonso fuera incorporado a la misión conquistadora de las islas por un pariente que ya tenía alguna experiencia en Gran Canaria, el llamado Juan de Lugo, un hombre de negocios sevillano según el valioso dato que nos aporta el Sr. Rumeu de Armas que él pudo obtener en el Registro General del Sello del año 1480. Y si nos conectamos a la otra parte mercader y conquistadora de su familia, los Casaus o de Las Casas, necesitaremos muchas horas para dar una viva imagen de su génesis  conquistadora y mercantil. 
 
          La presencia en Gran Canaria del conquistador de Tenerife  a muy temprana edad nos llevaría a una larga exposición no muy reconocida en nuestros días. No fue un camino fácil para el joven soldado andaluz, porque las rencillas entre los conquistadores de Gran Canaria en los primeros años, Juan Rejón y el deán Juan Bermúdez,  ensombrecieron toda la labor. Hubo que esperar a la muerte dada por Juan Rejón, que un servidor califica de asesinato, a un enviado de los Reyes, Pedro de La Algaba, y la posterior toma del mando por parte del pacificador Pedro de Vera. Si se analiza toda la trayectoria genética de estos personajes, la presencia andaluza es superior a cualquier otra procedencia. El Altísimo hizo justicia y Juan Rejón murió violentamente en La Gomera, donde está su sepultura en la iglesia parroquial de San Sebastián. La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en un acto de nobleza, aún conserva entre sus muros una placa con en nombre de este capitán leonés, su fundador, en el barrio de Vegueta. Al citar en su memoria la noche de San Juan de 1478, la historia reconoce que tras la muerte viene el renacimiento de los pueblos. Habrá que meditar sobre por qué algunos pueblos avanzan asumiendo su  historia mientas otros quedan anclados en su pasado 
 
          De la participación en la conquista de Gran Canaria pocas páginas se han dedicado a la acción más decisiva de esa conquista, como fue el apresamiento de Don Fernando Guanarteme por parte de Alonso Fernández de Lugo en 1483. La historia poco dice del resto de su actuación en la conquista de esa isla. 
 
          Pero algún premio tuvo su labor por cuanto se le concedió buena parte de lo que hoy conocemos como Agaete, lugar donde estableció su casa en unión de su familia. Familia que estaba constituida por su esposa Doña Violante Valdés, que a veces aparece como Catalina Xuarez Gallinato, y sus hijos Pedro y Fernando. La historia, que es rica en paralelos, habrá de recordar que su esposa Doña Violante era la hermana de  Leonor, la viuda del asesinado Pedro de La Algaba. Eso hará que sus huérfanos, Jerónimo de Valdés y Andrés Xuarez Gallinato, acompañen a su tío a la conquista de Tenerife en 1494. 
 
          Acabada la conquista de Gran Canaria se tomó nuestro futuro Adelantado con mucha seriedad el papel de agricultor, con una visión clara de lo que sería la mayor riqueza de Canarias en el siglo XV y parte del XVI, el cultivo de la caña de azúcar. A esa labor dedicó Alonso todo su esfuerzo económico, aunque no siempre en un estado de paz continuada porque aun desde allí, en su recién construida fortaleza, siguieron los naturales de la isla atacando sus propiedades y matando a sus criados y parientes. Una situación que le llevó a endeudarse de forma agobiante, pero que a la vez le permitió al menos dejar la espada y vivir allí  desde 1484 a 1491. 
 
          Pero la paz no es el destino del que ha nacido para soldado, y más aún si esa paz la altera el fallecimiento de su esposa Doña Violante. Y, en busca de mejores destinos que cultivar azúcar y criar a su dos hijos, decidió nuestro Alonso presentarse en una Granada que era un campamento militar en el que los Reyes Isabel y Fernando habían establecido su corte. Como en toda Corte, pasan por ella gentes al olor del pastel que puede representar tanto una victoria y reparto como la idea de que habrá que dar un trabajo a los ejércitos tras la batalla que ya se  adivina ganada ante la última plaza del reino nazarí, Granada.
 
          Por su tiendas y aperos militares se ira encontrando Don Alonso a la busca de destinos con personajes para la gran historia, como Cristóbal Colon, que como él busca ayudas y banqueros. Y una presencia que igualmente los unirá para siempre: Doña Beatriz de Bobadilla, que algún día será su segunda esposa. 
 
          Fue una visita a Granada eficaz para Don Alonso, pues salió reforzado en su propiedad de Agaete .Pero no era ese el único motivo de su visita a la corte granadina. Don Alonso ya tenía en su mente una nueva expedición de conquista: la Isla de La Palma. No le fue fácil a Don Alonso llegar a un entendimiento con unos Reyes que deambulaban por todo el territorio peninsular y lo mismo aparecían en Granada como en Córdoba o Valladolid. Un verdadero calvario para quien ya tenía una idea clara de su destino y de sus futuros negocios. 
 
          Pero fue en Córdoba, donde una vez que los Reyes ultimaron toda la misión que habría de llevar a cabo Cristóbal Colon,  en un día 2 de junio de 1492 encomendaron a nuestro futuro Adelantado de Tenerife y La Palma la conquista de estas islas iniciando el proceso en La Palma. Una conquista que para la historia carece de mucha literatura pues poco sabemos de ella. Acudiendo a los más informados podemos saber que una vez más, y ya es curiosa la manera de actuar de Don Alonso, contó con las enemistades entre los clanes palmeros, y apoyado principalmente en el bando de Gazmira acabó con la resistencia de los otros. En el Registro General del Sello de fecha 25 de julio del año 1500 existe un dato relevante sobre un pleito ante el Consejo Real en el que figuran como protagonistas una Francisca Gazmira y Doña Inés Peraza. Más difícil se le hizo la victoria sobre el bando que ocupaba la Caldera gobernado por Tanausú, que acabó tristemente traicionado. Una conquista en un año iniciada en septiembre de 1492 y ultimada en ¿mayo? de 1493.Fechas que, como es bien conocido en la historia de Canarias, no siempre aseguran los documentos que posee el Registro General del Sello.
 
           ¿Fueron los propios Reyes o sus consejeros los que alumbraron a Don Alonso la conquista de Tenerife? Un dato que nos aporta como siempre nuestro bien amado Don Antonio Rumeu de Armas. ¿Contrataba soldados Don Alonso en 1492 pensando solo en La Palma, o ya estaba en su misión la posible conquista de Tenerife? Una respuesta afirmativa que nos parece lógica en cuanto sabemos que, en la conquista de una y otra isla, se repiten los nombres de los conquistadores con mucha frecuencia. Los grandes capitanes de la conquista de Tenerife, desde el mismísimo Don Fernando del Hoyo hasta el mas humilde soldado, participan en ambas. 
 
          Y para que todo no aparezca tan castellano, una vez mas hemos de decir que las negociaciones sobre la conquista de Tenerife ya no se hacen en tierras de Castilla ,porque cuando negocia con los reyes Don Alonso su misión conquistadora  de Tenerife lo hace en Zaragoza, capital del reino de Aragón. Visita de los Reyes que hubiera cambiado la historia de España y de buena parte del mundo si el príncipe Don Juan, único varón de los Reyes Católicos que juraba su principado en aquel lugar, no hubiera fallecido en su juventud. 
 
          Una vez mas para la historia de aquellas Capitulaciones y acuerdos sobre la Conquista de Tenerife se perdieron los documentos, pero….sabemos, por los restos tan escrupulosamente estudiados por el Sr. Rumeu de Armas, que en ambas conquistas el riesgo económico corría por cuenta del futuro Adelantado, con una escasa ayuda de la Corona y recuperar el capital invertido con la venta de los posibles bienes conquistados. Lo que luego fue en realidad venta de aborígenes en los mercados peninsulares. 
 
          Para no cansar al personal en estas calendas veraniegas, dejar bien claro que son pocas las simpatías que puede recibir la persona del Adelantado de Tenerife y La Palma, Alonso Fernández de Lugo, que en palabras del Profesor Serra Ráfols “queda retratado como un hombre sin moral, continuado violentador de todas las mejores virtudes humanas de las que parecía no tener que dar cuenta a Dios.” 
 
          Dejemos esta figura en su lugar. Con mucha suerte para nuestras islas fue una figura que muy poco volvió a repetirse en nuestra historia canaria. De su obra, gustemos o no, somos hoy sus herederos, pero envueltos en la nobleza de los aborígenes supervivientes y el buen hacer de tantos como, aún llegando con él o atraídos posteriormente por sus regalos, fueron luego hombres de sano juicio y costumbres. 
 
           Fueron padres de nuestra CANARIEDAD
 
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