Santuarios de la Virgen de Candelaria

 
Por Mercedes Castellano Fariña (Publicado en esta página web el 4 de agosto de 2023).
 
 
 
          Esta publicación trata sobre las iglesias o templos que ha tenido a lo largo de la historia la Virgen de Candelaria desde que existe constancia documental, omitiendo los datos que carezcan de la misma, para aproximar lo más posible a la historia real y omitir la parte contaminada por los diferentes intereses partidarios, que ha llevado a tantos episodios de polémica durante estos siglos.
 
1. IGLESIA DE ACHBINICO. EL PRIMER TEMPLO
 
          El periodo comienza en 1455, más de 4 décadas antes de la conquista castellana de Tenerife, atendiendo a las bulas de los Papas Eugenio IV y Pio II, protectores y benefactores del fundado eremitorio franciscano en la cueva Achbinico, más tarde iglesia de San Blas en Candelaria.
 
          La Cueva Achbinico es su primer Santuario a la vista de los documentos en los archivos Vaticanos, que dejan constancia de las actividades misionales entre 1455 y 1478, de tres franciscanos que predicaban la Palabra de Dios, convirtiendo y  bautizando a los guanches del menceyato de Goymad al cristianismo, utilizando su propia lengua aborigen y tácticas de acercamiento, buscando lo sagrado en el mundo aborigen y su correspondencia en el cristianismo, siendo un proceso pacífico de conversión, siguiendo la filosofía de Ramón Llul, también franciscano como los anteriores y también perteneciente a la misma facción minorista o conventual. La Cueva Achbinico lugar sagrado para los guanches quedó como lugar de culto católico hasta la desaparición de la misión franciscana hacia 1478. Allí quedó la Imagen venerada por los Guanches de Goymad y allí mismo se organizó su culto después de la conquista de la isla (1).
 
          Tras 1496 se mantiene la Imagen en la gruta a cargo de un ermitaño dependiente del clero secular, bajo la jurisdicción del obispo de Canarias, cuyos acuerdos sinodales de 1506, los segundos tras la conquista, establecen el 2 de febrero en el calendario de días festivos de la diócesis. Incluso se conoce el nombre del ermitaño García de Morales, por documento ante escribano del 28 de mayo de 1517, obligándose a pagar a Antón Martín por arrendarle abejas salvajes que hubiese en media legua a la redonda de la Casa de Nuestra Señora de Candelaria (2)
 
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          También se conoce la existencia de su mayordomo Juan Perdomo por su declaración en testamento de 1519. Tras fallecer poco después, el nombramiento del nuevo mayordomo recayó en el regidor Pedro de Lugo, sobrino del Adelantado Alonso Fernández de Lugo, persona con prestigio económico y político, cuyo criterio sobre el culto, estaba en sintonía con el clero secular respetando como hasta ese momento, los derechos de los guanches sobre la Imagen y su culto (2)
 
          Pedro de Lugo “sobrino” es clave y muy importante porque fray Alonso de Espinosa y otras personas fueron muy interesadas en hacer ver que se trataba de Pedro de Lugo “el Segundo Adelantado”, meramente por cuestiones de hacer valer el concepto de posesión de la Imagen y su Santuario, ante las decisiones de entregar a la orden de Santo Domingo en relación al traslado definitivo de la Imagen a La Laguna.
 
          En protocolos notariales de 1520 el mayordomo de la Virgen de Candelaria Pedro de Lugo el sobrino, funda con los agustinos del convento del Espíritu Santo de La Laguna, la primera cofradía para rendir culto a La Candelaria con altar e Imagen propia en el mismo, apareciendo desde entonces en los documentos de escribanos, la Imagen de Achbinico con el nombre de la banda o menceyato de Güímar para así distinguirla de su hermana de la ciudad (3). Pedro de Lugo el mayordomo y su socio Juan Pérez de Virués comparecen ante escribanos formalizando los contratos de las obras para la construcción de la primera iglesia en el mismo lugar donde hoy se localiza la actual Basílica (4).
 
2. IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE CANDELARIA SEGUNTO TEMPLO
 
          Pedro de Lugo sobrino del Adelantado permanece como mayordomo de la Virgen de Candelaria hasta su fallecimiento en 1525, unos pocos meses antes de finalizar la obra de la iglesia que emprendió, siendo su socio Juan Pérez de Virués el encargado de organizar y administrar la finalización del proyecto.
 
          En 1526 trasladan la Imagen desde Achbinico a esta iglesia de pequeñas dimensiones, “70 pies de cumplido y 24 de ancho (21,34 metros de largo y 7,32 metros de ancho), con dos pares de puertas, unas grandes con su postigo y otras medianas de tablaras y molduras por dentro de la guarnición” (4), siendo el segundo templo de La Candelaria, anejo a la Parroquia de la Concepción de La Laguna con Sacramento y Pila Bautismal como venía ocurriendo en la cueva Achbinico.
 
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          La Cofradía de La Candelaria de los agustinos en La Laguna, organizaba y encabezaba las procesiones y romerías, que saliendo desde su convento se dirigían a Candelaria por el Camino Viejo, primero a la cueva y luego a la iglesia del mayordomo Pedro de Lugo, donde se veneraba La Candelaria de los guanches y donde los deseos del clero secular y el cabildo catedral sobre el culto de La Candelaria, respetaban los derechos de los guanches, entre ellos, llevar las andas de la Virgen en las procesiones (3)
 
          Se conoce a Juan Albertos Giraldin (4) como mayordomo en este nuevo templo, florentino avecindado en la isla, arrendador del ingenio azucarero del mayorazgo que fue creado con la gran data en este valle, padre de Antón Albertos, el primer alcalde pedáneo de Candelaria y mestizo de madre de raza guanche, por protocolos notariales para obras en el nuevo templo.
 
          No se había cumplido 4 años de este traslado, cuando Luis Cabeza de Vaca, prelado del que se duda su presencia en las islas, pues tomó posesión por medio de poder, entrega el Santuario y la Imagen a la orden Santo Domingo el 10 de agosto de 1530, alegando “una mala administración del culto en la nueva iglesia que llevó a una reducción en los fieles de romería y también, recibir menos encargos en las obras de piedad en el Santuario” lo que no basó en datos documentales. El clero secular de La Laguna y la Parroquia de La Concepción, por tratarse de un templo de su jurisdicción, se opuso a la decisión por su derecho en justicia. Las dudas legales sobre la entrega del Santuario, obligaron al segundo Adelantado Pedro de Lugo hijo de Alonso Fernández de Lugo y al Cabildo de Tenerife a entregar el santuario con todo el terreno desde el risco hasta el mar, desde la cueva Achbinico o de San Blas hasta el Pocillo Santo en 1534 (localizado junto al actual muelle de Candelaria) a la orden de Santo Domingo, una extensa data que corresponde al actual centro de Candelaria, confirmada por la corona en 1539 y por el Papa en 1542, lo que evidencia un giro en el culto de la Imagen basado en quitar derechos y protagonismos de los guanches en el mismo, a instancia del cabildo de Tenerife y  protagonizado por los dominicos, cuyo propósito final era sacar la Imagen de este lugar en Candelaria y trasladar a su convento de La Laguna (5). En consecuencia, la oposición a este propósito son los guanches vecinos y fundadores de Candelaria, los agustinos con su cofradía y el clero diocesano con el cabildo catedral al frente.
     
          La Imagen permanece en el lugar y en su segundo templo como consecuencia de lo que más tarde comenzó a conocerse como “El Pleito de los Naturales”, y que será tema de otra publicación futura. 
 
3. PRIMERA BASÍLICA EN CANDELARIA EL TERCER TEMPLO
     
          Bartolomé García Ximénez siendo obispo de Canarias y muy devoto de la Virgen de Candelaria, en visita al Santuario, examinando el pequeño tamaño de la iglesia de 1526 y el avanzado deterioro de la edificación, con su bastón replanteo un nuevo templo, dejando puesto los jalones y dando orden de hacer acopio de materiales. Dispuso la traza o plano y emitió una pastoral, solicitando a sus fieles ayuda para la obra y costo de un templo más adecuado a la Patrona General del Archipiélago (6). Así comienza en 1669 la construcción de la primera basílica o tercer templo de La Candelaria, con previo traslado de la Imagen a la Cueva Achbinico o de San Blas, concluyendo la obra para la celebración de la festividad el 2 de febrero de 1672, trasladando la Imagen al nuevo templo en medio de aclamaciones y fervores de una numerosa romería que había ido a las fiestas ese año, según relata Josef Viera y Clavijo.
 
          Esta gran Iglesia fue descrita por Núñez de la Peña: “es la Iglesia de tres naves, muy capaz para los romeros, por muchos que sean, y bien adornada de lámparas de plata, y con lo que se sirve en el culto Divino, es todo de oro y plata”. En el siglo de la Ilustración, Dámaso Quesada y Chávez nos deja un dibujo de la suntuosidad del Real Convento y su magnífico Santuario.
 
          La amplitud la proporcionaban los pilares de cantería que separaban la nave mayor de las del Evangelio y la Epístola, con un rosetón de estilo gótico, sobre la puerta de ingreso situada a los pies de la nave de la Epístola, junto al Castillo de San Pedro, y una torre con el campanario en la cabecera; también contaba con un camarín tras la capilla mayor. 
 
          Unas intensas lluvias en 1677 quebrantaron la edificación, tomando nuevamente la iniciativa de las obras el Obispo García Ximénez. Finalizado y bendecido el templo en 1680, quedando pendiente la recaudación de fondos para finalización del retablo del altar mayor, el dorado del mismo y del techo de la citada capilla, que no tuvo tiempo de ver finalizado por fallecimiento el 14 de mayo de 1690, trasladando sus restos al año siguiente para ser enterrado en el templo de Candelaria. Después de solemnes funerales en La Laguna y por el “Nuevo Camino de Geneto” que se había abierto en 1677 para evitar la costosa subida por Igueste o por Barranco Hondo del Camino Viejo de Candelaria, Bartolomé García Ximénez es enterrado en el templo que el mismo promovió.
 
          El epitafio que dejó escrito este devoto prelado es recogido en la obra de José Rodríguez Moure: “Aquí yace D. Bartolomé García Ximénez, perpetuo esclavo de Nuestra Señora de Candelaria, obispo que fue de estas islas Canarias. Rueguen a Dios y a su Santísima Madre por él para que le lleve a su eterno descanso” (6)
 
          La erupción del volcán Las Arenas, conocido como volcán de Arafo, el 2 de febrero de 1705, cuando se disponían a la celebrar la fiesta, obliga a sacar a la playa el Santísimo Sacramento y la Imagen, decidiendo el traslado a La Laguna, dejando la Imagen en la ermita de Santiago la madrugada del día tres, y emprendiendo la marcha el día cuatro, depositando la Imagen en el convento de Santo Domingo a su llegada a la ciudad. Cesando la erupción y realizadas las reparaciones de los desperfectos, el 7 de junio regreso a su casa junto a la playa en Candelaria.
 
          Esta primera basílica, desvelo del prelado Ximénez, alcanzó su perfección con un costoso decorado consagrado en 1739, y la reedificación del Real Convento de nueva planta, con claustro de dos pisos, pilares de piedra caliza, amplitud en oficinas generales y celdas para religiosos y obispo, llegando a un periodo de gran esplendor y prosperidad. 
 
          Todo ello se perdió el 15 de febrero de 1789 en un voraz incendio, donde religiosos y vecinos logran salvar el Sacramento, la Imagen y todo lo del culto, antes que las llamas destruyeran el convento y el templo.
 
          La Virgen de Candelaria regresa a la Cueva Achbinico, pero siendo una gruta abierta y sometida a los rigores de temporales, proceden a construir y finalizar en 1790 una ermita aneja a la cueva, siendo el aspecto que conserva en la actualidad.  
 
           Este plano de Candelaria y su primera basílica circa 1770 en la publicación de Dámaso Quesada y Chávez, nos proporciona datos muy interesantes del lugar, sus vecinos y las procesiones con la Virgen de Candelaria, cuyo recorrido era desde su templo a la Cueva Achbinico o Iglesia de San Blas, hacia el Pocillo Santo junto a la Ermita de Santiago Apóstol en la punta del mismo nombre, y luego hasta la Ermita de La Magdalena, sobre el risco detrás del Santuario.
 
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4. LA IGLESIA VIEJA O CAPILLA DEL CONVENTO. EL CUARTO TEMPLO
 
          Las discrepancias entre el cabildo con los vecinos y religiosos de Candelaria, los primeros ordenando trasladar la Imagen a La laguna y los segundos pensando en la fábrica de un salón para la habitación de los religiosos y un Oratorio donde colocar la Imagen, consigue la autorización, pero no habiendo comenzado la obra a finales de noviembre de 1794 el P. provincial Fr. Andrés Carrillo suplicaba al Cabildo, remover los obstáculos que facilitaran la construcción del convento y Santuario, pues la cercanía del castillo presentaba dificultades a la obra. 
 
          Superando las dificultades, en el verano de 1795 comienzan las obras del nuevo convento en el mismo lugar, aunque con distinta distribución, siendo el autor de los planos el Prior Fr. Andrés Carrillo. La obra del convento incluye una amplia capilla que se finaliza en 1803, siendo el nuevo e interino, mientras prosiguen las obras del templo en la parte superior, a continuación de la torre campanario, trasladan la Virgen de Candelaria, la mañana del 1 de febrero con gran solemnidad a la capilla del convento, el cuarto templo en la historia.
 
         La noche del 07 de noviembre de 1826 un fuerte temporal de viento y lluvias torrenciales en Tenerife, y un dique construido en 1691 en el cauce del barranco de Tapia para desviar el cauce que pasa por delante de la puerta de la nueva edificación, cedió al empuje de la fuerte corriente de agua, impactando directamente contra el castillo de San Pedro y contra la pared del fondo de la iglesia donde estaba la Imagen, derribando pared de la iglesia, y arrastrando la Imagen, el castillo con sus 8 almas y unas doce casas hacia el mar. Los cuatro ancianos religiosos sacerdotes y dos legos salvaron la vida refugiándose en la Casa Cueva de los Condes de La Gomera que tenían en el lugar para pasar las fiestas, y que fue donada al convento a cambio de una capilla de la primera basílica. La casa cueva con la nueva fábrica quedaba dentro del traspatio del convento (6)
 
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          La intensa búsqueda no logró encontrar la Imagen ni los cuerpos de los fallecidos. En la proximidad de la festividad de febrero, los religiosos piden préstamo de la copia a la iglesia de Santa Úrsula de Adeje y tras la negativa, cursan misma petición para la Virgen del Socorro a Güímar con misma respuesta. La festividad de febrero de 1827 se celebra con un cuadro de Cristóbal Hernández de Quintana que se encuentra en el convento, hasta 1830 cuando se bendice la nueva Imagen obra del escultor Fernando Estévez, que luego permanece en la restaurada capilla del convento. 
 
          Con la marcha de los frailes dominicos en aplicación de la desamortización de Mendizábal, paso a ser conocida como la Iglesia Vieja por los vecinos de Candelaria, y quedó a cargo del clero secular, con el nombramiento del cura párroco D. Juan Fernández del Castillo, conocido por el Cura Viejo de Candelaria que llegó a celebrar en el Santuario, las antiguas cuatro fiestas de la Purificación el 2 de febrero, la Encarnación el 25 de marzo, la Asunción el 15 de agosto y la Natividad el 8 de septiembre. En 1863 toma posesión D. Antonio de la Barreda y Paiva que se encontró lo que José Rodríguez Moure  describe:.. “que los vecinos de Güímar, por rivalidades de localidad, hacían esfuerzos para atraerse las romerías de Candelaria a la ermita del Socorro…..”. Para ello, los güímareros habían obtenido licencia para trasladar la fiesta de su ermita del tercer domingo de octubre en que estaba establecida, al 8 de septiembre en que Candelaria celebraba la Natividad, por haberse quemado el Santuario de Abona y decaída la fiesta del 8 de septiembre en Candelaria (6).
 
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5. LA SEGUNDA BASÍLICA ES EL QUINTO Y ACTUAL TEMPLO
       
          Los Padres de Santo Domingo regresan al Santuario en 1922, comenzando la empresa de un nuevo templo para la Patrona General del Archipiélago de las Islas Canarias, quinta patrona en España en tener la Coronación Pontificia el 13 de octubre de 1889. El arquitecto suizo Aliot recibe el encargo del proyecto y en 1926 comienzan las obras sobre el risco de La Magdalena donde en el pasado se localizaba la ermita del mismo nombre, instalando unos pilones para las vías, necesarias para llevar el material de la obra a la parte alta del risco, habiendo sido descartado el lugar y muros de la reconstrucción tras el incendio de 1789.
 
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          Pero la obra de este proyecto se detiene cuando se agotan los recursos económicos y al detectar problemas en la cimentación para una obra de tanta envergadura. En la actualidad se conserva parte de los muros de esta construcción. El próximo 2026 estos muros cumplirán un siglo.
 
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          En el segundo intento de emprender la obra, se decide recuperar el espacio abandonado de la reconstrucción aneja a la torre de la Iglesia Vieja, pero ya en periodo de la II República, los padres dominicos acometen primero la construcción de una presa para desviar el cauce del barranco por el ramal que va por detrás del risco, temiendo acontecimientos como los de 1826, siendo finalizada el 16 de mayo de 1934.
 
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          Tras asegurar la construcción con esta presa, comienza la obra aprovechando los muros ya levantados del siglo pasado, alcanzando los fondos para hacer el techo del altar mayor y las dos naves laterales de la Epístola y del Evangelio. Pero agotar los fondos financieros de la obra y luego comenzar la guerra civil de 1936, paralizo las obras de forma definitiva y obligó a dejar todo, tal y como se encontraba. En esta foto, los muros de 1926 en el alto del risco y techos de 1934 sobre muros de la reconstrucción de comienzos del siglo anterior.
 
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           Con el nombramiento del primer obispo nacido en Tenerife en 1949, se retoma la idea de edificar el templo de la Patrona de Canarias, encargando un nuevo proyecto al arquitecto tinerfeño José Enrique Marrero Regalado, que aprovechó muros y techos que se observan, austeridad acorde con la situación de pobreza que dejó la recién finalizada contienda mundial hacía 4 años y la guerra civil española hacía 10 años.
 
          Algunos artículos sobre el tema, mencionan que el arquitecto no cobró por sus servicios, falleciendo en 1956 antes de la consagración de la segunda basílica y quinto Santuario. Su amigo el pintor José Aguiar también falleció en 1976 sin completar su proyecto para el templo, siendo su hijo Waldo Aguiar, quien las finaliza utilizando los bocetos de su padre. 
 
          El actual templo es consagrado a las 10:00 horas del día 01 de febrero de 1959 y el trasado procesional de la Virgen de Candelaria al nuevo templo a las 16:00 del mismo día, para la celebración de su festividad el 2 de febrero.
 
          Muchos desvelos de numerosas personas están detrás de estos cinco templos de la Patrona de Canarias y harían muy largo esta publicación. Muchas promesas y plegarias quedaron entre las paredes. Varios castellanos del Castillo de San Pedro y la batería de Santiago la protegieron. Muchos vecinos guanches, fundadores de Candelaria, lucharon para que la Imagen permaneciera cerca de su cueva, y otros dieron su vida durante el camino romero, como La Flor de la Gorgolana (las cinco mujeres que murieron en Chivisaya según partida de defunción de la Parroquia de Santa Ana en Candelaria) o la familia que pereció en el castillo durante el aluvión de 1826. 
 
El ilustre Alfred Diston nos dejó en sus láminas, una panorámica general de Candelaria, el castillo de San Pedro y el traje tradicional, “la Locera de Candelaria” el 1 de febrero de 1820.
 
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NOTAS:
1.- ANTONIO RUMEU DE ARMAS, La Conquista de Tenerife de 1494 a 1496.
2.- LORENZO SANTANA RODRÍGUEZ, La Candelaria de los guanches, la de los agustinos y la de los dominicos. Dos visiones opuestas del culto candelariero.
3.- LORENZO SANTANA RODRÍGUEZ, La primera Cofradía de La Candelaria.
4.- Protocolos Notariales del Archivo Histórico de Santa Cruz de Tenerife.
5.- LORENZO SANTANA RODRÍGUEZ, Virgen de Candelaria. La devoción durante el siglo XVI
6.- JOSÉ RODRÍGUEZ MOURE, Historia de Achmayex Guayaxerax Achoron Achaman.
7.- Fotos archivo propio y fotos anónimos.
8.- ALFRED DISTON, láminas del Yale Center of British Art.
 
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