A raíz de otra versión de Jesucristo Superstar por T.V.T. en Canarias
Por Antonio Salgado Pérez (Publicado en la Hoja del Lunes el 16 de abril de 1979)
Hace ahora cinco años, en las añejas carteleras del Palace Theatre, de Londres, nos extasiamos con aquel Jesucristo Superstar que llevaba la polémica consigo. En un principio El Vaticano se opuso, pero terminó reconociendo que no había nada irreverente en aquella visión de Jesús situado en la mentalidad de nuestros días, donde el tratamiento musical sólo era un aliciente más para llegar a un público sobre todo joven, que ya no podía sorprender a nadie, después de que los grupos pop habían entrado en las iglesias y habían acompañado las ceremonias con su música, por otra parte, muy respetable.
Entre cojines de moderno harem
¡Cómo olvidarnos del irlandés Colm Wilkinson, que en su papel del traidor Judas causó profundo impacto por la potencia, flexibilidad y mesura de aquel borbotón de sonidos que erizaban superficies pilosas; de la delicada, casi divina y sobrenatural presencia de otro irlandés Christopher Neil, que encarnó a Jesús de Nazareth infundía más respeto y atención que muchos Catecismos de bachillerato, quizás porque tras aquella fragilidad y finura surgía la naturalidad de un hombre, con sus debilidades y virtudes; con sus momentos de ira y recogimiento, reflejados allí, sobre el escenario, donde Herodes daba un curso de amaneramiento en mullidos cojines de moderno harem, mientras Pilatos, en originalísimo recipiente, se lavaba sus manos, cuando ya Caifás (Paul Barber; negro de Liverpool) nos había impresionado con su cavernosa voz de bajo increíble y María Magdalena (Anna MacLeaod) se nos había mostrado proclive a un moderado destape pectoral!
Allá, en el vetusto Palace Theatre, el público se pasó aplaudiendo durante las dos horas escasas que duró el espectáculo. A pesar del entusiasmo frenético de los espectadores hacia determinadas escenas ninguna de éstas sería repetida, prematuramente sentenciadas por la rigidez de un horario.
Inevitable “Madame Censura”
Más tarde, en un cinematógrafo de Torremolinos, con numerosos agentes del orden público en el hall principal, vimos la adaptación al celuloide de la famosa obra musical opera rock, versión original, con subtítulos censurados. ¿Un ejemplo? Jesucristo Superstar –impotente- intenta despedir a los mendigos y a los enfermos que emergen de la tierra y lo rodean en busca de auxilio: “Healyourselves!” (“¡Curaos vosotros mismos!”). Versión subtitular española: “Quedáis curados. Id a presentaros a los sacerdotes”.
En aquella adaptación –y muchos de ustedes la recordarán- afloraban como insólitos contrapuntos tanques de guerra, ametralladoras y aviones a reacción en infernales vuelos rasantes.
Un play back de profesionales
Ahora, T.V.E. en Canarias, y aprovechando señaladas fechas, acaba de ofrecernos en dos capítulos, un Jesucristo Superstar deliciosos y edificante, con la versión española de Artime y Azpilicueta y apoyándose en las voces de Camilo Sesto, Tedy Bautista y Angela Carrasco, entre otras, todo ello con la colaboración del grupo teatral infantil del Colegio San Rafael, de Las Palmas, de quien partió tan feliz iniciativa; idea que no debería desfallecer por otros logros.
Teniendo como escenario natural la Caldera de Bandama este Superstar se nos antojó –y es una opinión muy personal- sencillamente insuperable dada la carismática actuación de algunos de sus estelaristas. El papel de Judas, por ejemplo, nos resultó bordado; la escena de Jesús en el monte de Getsemaní, muy lograda en gestos y dolor, sin marginar las acertadas interpretaciones de la Magdalena, muy sutil, Pedro, Pilatos y Simón –toda una promesa teatral- con Herodes formidable, todos ellos muy bien dirigidos –¡y qué difícil es dirigir niños! - y llevando el play back como auténticos profesionales.
Sin golpes de pecho
Ante tanto telefilm de violencia, frenazos y disparos y tantos telediarios sangrantes y de paredones este Jesucristo Superstar ha venido a suavizar un poco en estas fechas, espíritus, atentos, muy atentos, a ese otro gremio infantil de espectadores, que sin necesidad de dibujos animados han tomado parte muy activa, con autentica devoción, sin libros de misa ni golpes de pecho, en la vida, pasión y muerte de un personaje irrepetible.
Aplauso al sonido y filmación
No queremos terminar estas apreciaciones de simple espectador sin dejar de aplaudir la idea, trabajo y espíritu de sacrificio del Colegio San Rafael, de las Palmas, que también tuvo –y no hay que olvidarlo- el estímulo y apoyo cercano de Televisión Española en Canarias, que nos gustaría saber si se hubiese mostrado tan pródiga de haber surgido la idea desde Tenerife…
Y, por supuesto, otro aplauso al equipo técnico que plasmó dichas imágenes, de forma muy especial a los técnicos de sonido y filmación.
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