El nombre de nuestras calles (58). Doctor Allart
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 11 de junio de 2023).
EL NOMBRE DE NUESTRAS CALLES (58)
Calle Doctor Allart
Calle del Sol, desde 1664 hasta 1899
Transcurre desde la calle General Gutiérrez a la de Valentín Sanz
Jean Baptiste Josep Allart (Bélgica, 1831- Santa Cruz de Tenerife, 1906).
Licenciado en medicina en la Universidad de Bruselas, en 1859, ciudad donde comenzaría a ejercer en el servicio sanitario. Estaba casado con Hortense de Bruyn y tuvieron un hijo, Georges.
El 20 de septiembre de 1882, el gobierno de su país lo envió a Boma, capital del Congo Belga, para que abriera un Sanatorio y fuera director del servicio médico. A los tres años de su llegada, su abnegación y su entrega le harían enfermar de paludismo-malaria, por lo que tuvo que abandonar África.
Para que se restableciera de su salud, las autoridades belgas le buscaron un benigno clima, nombrándole Cónsul de Bélgica para África Occidental, Canarias y Madeira, estableciéndose en la calle Eduardo Cobián 43 -Calle La Marina- de Santa Cruz de Tenerife.
A lo largo de su estancia dedicaría grandes esfuerzos para dar a conocer las Islas Canarias en su país. Al enviarle muestras de papas y remolachas al laboratorio de Agronomía del Ministerio de Agricultura y Obras Públicas de Bélgica, los análisis demostraron que la remolacha era la que más concentración de sacarina tenía a nivel mundial; por ello, con capital belga, en 1899 inauguró en La Laguna una fábrica de azúcar de remolacha y abrió un centro de agricultura destinado al cultivo de plantas ornamentales.
También, gracias al informe en el que especificaba las facilidades que tenían los buques para realizar sus operaciones en el Puerto de Santa Cruz, lograría que la Compañía Belga Marítima del Congo comenzara a realizar aquí sus escalas. Además, potenciaría el turismo, enviando gran cantidad de datos sobre la Isla para aquellos viajeros que la quisieran visitar.
El doctor Allart también sería uno de los impulsores del tranvía, al lograr endosar en Bélgica gran cantidad de acciones de la Sociedad Anónima Tranvía de Tenerife, con las que se financió este importante proyecto. El propio Rey Leopoldo II se desplazaría a Santa Cruz de Tenerife, en septiembre de 1900, para interesarse por el desarrollo de las obras del tranvía que sus súbditos llevaban a cabo en la Isla.
Fue condecorado con la Orden de Leopoldo II, con la Estrella de Servicio en el Congo y nombrado Comendador de la Orden de Carlos III.
Era socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, desde 1899.
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