De allende los mares a paisano

 
Por Juan Manuel Valladares Expósito  (Comunicación en Infopuertos Radio en abril de 2023)
 
     
           Es cosa poco frecuente que cuando vemos manifestaciones patrióticas personales  de uno u otro signo acaben los manifestantes en un lapsus, si es  que es un lapsus, o en un desconocimiento de sus raíces genéticas. Ello hace que a veces acabemos ignorando u ocultando nuestros orígenes como habitantes de estas tierras canarias a las que tanto amamos y debemos.
 
          Esto viene al caso que cuando una moda se impone sobre la realidad histórica, todo ser viviente se apunte al árbol genealógico de Eneas, en el caso romano, del Cid Campeador en el caso español peninsular, y en nuestro caso canario en una doble pretensión entre nobles europeos o las mas nobles familias aborígenes. Ya resulta extraño que tan pocos se vean como descendientes de los hombres de La Conquista de 1496.
 
          Y no sé si porque uno nació humilde y demócrata, no encuentra muy sano al espíritu que nadie quiera descender de un humilde pastor y sí de algún mencey o princesa, noble genovés o primo del Dux veneciano. Cosa muy frecuente en nuestros trabajos genealógicos, con alguna vertiente de veracidad, haya mas de relumbrón que de realidad en la reiterada manía de desconocer algo tan evidente y demostrable como es la pertenencia de nuestras actuales familias canarias a todo un mundo diverso de raíces, en no pocas ocasiones arraigadas a la tierra de nuestros antepasados hijos de estas islas sin mezclas alguna hasta el siglo XV, y otros tantos que hunden sus raíces en las diversas procedencias que van de la Península ibérica, el reino de Portugal y una gran variedad de naciones, aunque aún no lo fueran al momento de nuestro nacimiento, como Génova, Flandes, Niza y todas las mareas europeas. Caso curioso y lógico, si nos atenemos al desarrollo de una Santa Inquisición que sólo pudo ser eliminada gracias a la labor del gomero Ruiz de Padrón ,es que entre tanta nobleza y laureles se escondan discretamente apellidos de nuestra España de una rotunda y noble genética judía, que algún sonoro genealogista y académico intentó disimular sabe Dios por qué pruritos sociales.
 
          Pero hablemos un poco del origen catalán allende los mares de algunos de nuestros apellidos, dados al extranjerismo geográfico, y en otra ocasión  a los de raíces lusitanas, genovesas, florentinas o extremeñas para no abundar en exceso.
 
          Nuestras Universidades canarias están bien surtidas, y espero que así  sea en el futuro, con los tiempos que corren, de profesores que bien conocen estos temas como es el caso de don Juan Manuel Bello León en colaboración con doña Maria del Cristo González Marrero. Y para este asunto que nos interesa hemos acudido a su trabajo Los  extranjeros, Catalanes, Flamencos, Franceses e Ingleses en la Sociedad Canaria de los siglos XV al XVI.
 
          Ya se nos advierte como inicio que el fenómeno extranjero no es extraño en esos siglos ni en los posteriores en toda la península ibérica y por lo tanto tampoco en Canarias. Lo que conocemos en esos siglos como extranjeros están presentes de forma muy evidente en toda la península ibérica, con alguna mayor incidencia en la zona que ocupa Andalucía. Auténtico centro de una economía que va abriendo sus puertas al Atlántico y que no solo esta presente en Canarias, sino en la gran aventura colombina.
 
          Para este trabajo tendremos que aclarar que no siempre resulta fácil distinguir a un extremeño de un portugués, dada su proximidad geográfica, o contar como extranjero al esclavo y su familia que ya conviven entre nosotros y de los que se hace una vaga referencia a un origen morisco o africano sin determinar el lugar de su procedencia natal. Y será un caso que hemos visto en Canarias que la condición de vecino, que es tanto como una carta de naturaleza o pseudonacionalidad ,solo se da a aquellos que han residido de forma importante en las islas o han prestado servicios de valor a la comunidad.  El caso del azúcar y sus maestros fue muy importante.
 
           Y cuando los autores de una obra histórica son serios, acuden de inmediato a los documentos originales en los que se detalla la procedencia de la persona o familia en cuestión. Y para ello nada mejor que un registro notarial, un contrato de compra-venta o los documentos relativos a un viaje. Afortunadamente, nuestro Archivo Histórico Provincial de Tenerife es una buena fuente para la consulta de estos documentos. Algún documento de gran valor sobre el tema se encuentra en los Archivos de nuestra ULL, como es una obra denominada Arboles Genealógicos, de la mano de Núñez de La Peña, autor de referencia por su proximidad a los primeros años de la vida europea de Tenerife.
 
          Pero antes de iniciar un somero listado habría que conocer a quién se llama extranjero en Tenerife en el siglo XV o XVI. ¿Cuando aún no existe España como hoy la definimos, puede ser extranjero en Castilla un aragonés o viceversa? ¿Es extranjero un vizcaíno o un extremeño que procede de la frontera natural con Portugal, o extranjero un individuo nacido en Cataluña aunque sea parte de la Corona de Aragón?
 
          El caso canario y la presencia de extranjeros no fue una excepción y, a pesar de su participación en la conquista, en el desarrollo del cultivo del azúcar y hasta en el reparto del Adelantado, quedará siempre la condición de extranjero por más que algunos tengan sus casas y familias avecindada en la isla, como es el caso de  Cristóbal Ponte, Mateo Vigna, Gonzalo Yanes y tantos otos. 
 
           El rigor en las relaciones o anotaciones de extranjeros nunca fue el fuerte de nuestras bases documentales hasta los años de 1587, y gracias a los listados eclesiásticos, más con fines religiosos que económicos. Casos de falta de datos o verdadera integración en la vida tinerfeña es que en el censo de Buenavista de 1540  figuren todos los varios apellidos de evidente procedencia lusitana, como Dorta, Acevedo, Ruy Gómez o Lorenzo, y tantos otros sin determinar origen y sólo un Hernán González aparezca como portugués.
 
          El espíritu mercantilista catalán tuvo en Canarias, desde sus primeros momentos ya en el siglo XIV, una evidente presencia, pero para la historia, tal y como la intentamos difundir, ya nos resulta interesante la presencia de Jaime Joven, nacido en Barcelona en 1450 y conquistador en Tenerife y La Palma, que a sus muchos cargos en el gobierno de la isla unió un importante patrimonio de tierras y ganado. No debe resultar extraño que tengamos en la costa una zona que aun conocemos como Jover. (Y no dudamos que en realidad haga alusión a otro catalán, Gaspar Jorba). No será el único de su apellido en tener grandes propiedades pues también las tuvo su sobrino Anton Joven nacido como su tío en Barcelona.
 
          Y no menos importancia habría de tener el catalán Rafael Font, al que se cita de esta elocuente manera en acuerdos del Cabildo de Tenerife 1497-1507 en fecha 17 de agosto de 1506 :
 
                 “Otrosy por quanto fué acordado que para que la ysla se armase que se truxeren armas de Castilla, las quales truxo Rafael Fonte, mercador a quien fué encomendado, e porque cunple a servicio de sus Altezas e bien e pro común de la dicha ysla de Tenerife e guarda della que todos tengan sus armas en sus casas para el dicho servicio e bien e guarda de la dicha ysla segund dicho es sea cad …”
 
          Y un poco conocido catalán, Gabriel Mas, cuya declaración sobre la madera que se ha de dar a Don Juan Diaz de Solis  para su viaje a la Patagonia es determinante. Acuerdo del Cabildo del13 de abril de 1515:  
 
                 “para comprobar de como Lope Conchillos escribió como Secretario de su Alteza y su escribano de Cámara, dando fe que su Alteza mandaba que para ciertos navíos que hacía Solís para Tierra Firme por su mandado que le fuese dada madera de esta isla y por que la carta mostró a Graviel Mas y la vió y se pidió que se hiciese información, el dicho Mas habiendo jurado, dijo que lo que sabe es que el dicho Sr. Adelantado le mostró una carta escrita de letra de la mano de Francisco de los Covos y firmada del dicho Secretario Lope Conchillos, la tal letra y firma el testigo dijo ser de Jos susodichos, el cual Conchillos sabe es secretario de su Alteza, y en dicha carta decía que su Alteza mandaba se diese a un Solís que había de hacer dos navíos y que para ello sacase madera de esta isla, y que dicha carta era hecha en Casilla (sic) y que la fecha a 22 de diciembre de 1514. Grabriel Mas” 
 
          Otro personaje de origen catalán con presencia familiar hasta nuestros días, es Pedro Soler, cuyo matrimonio es la fuente de donde nace su presencia en Chasna. Esa zona no fue suya hasta que no casó con la hija de Juan Martínez de Padilla, su primer propietario, que a su vez provenía de una data dada por el Adelantado a sus sobrinos Andrés Xuarez Gallinato y Jerónimo de Valdés. Un total desconocimiento de los lindes reales, los derechos no muy claramente adquiridos en esa zona por la familia Soler, acabarían en el asesinato del VII Marques de La Fuente de Las Palmas  en 1840.
 
          Un caso al que no daremos mayor importancia. El catalán Juan Asencio compró a los nietos de Don Diego Díaz, último rey de Adeje, tierras en el valle de Masca. Esas tierras le habían sido devueltas a Don Diego por el Adelantado Fernández de Lugo al término de la conquista como rey incluido en los de paces.
 
          Algunas presencias italianas, fuera de genoveses y florentinos, son escasas, pero dejaron huella. Solo mencionamos a la familia Carminatis, un comerciante en ropa de origen milanés. Y de la ropa al azúcar no hay más que un paso. Curiosa su historia, pues aunque no fue un gran personaje si que dejo abundante rastros en los archivos notariales de Tenerife.
 
          Ya le dedicamos en un pasado reciente toda una charla al florentino Juan Albertos Giraldín y no vamos a repetir las indudable importancia de su persona, no solo en sus matrimonios legítimos sino en la gran importancia que dio a su hijos fuera del matrimonio.
 
          Cuando recientemente hemos hablado de la presencia francesa en Canarias dejamos medianamente claro que los intereses de Francia eran otros, más de presencia en la Europa continental que en aventuras atlánticas, y es por ello que no podremos hablar de una gran presencia francesa en Canarias en estos primeros siglo XV al XVI.  No consideramos una ventura de Francia la llegada de Jean de Bethencourt a Lanzarote. Para hablar de la presencia francesa en Canarias tendríamos que dar todo un concierto de ataques piráticos. Pero no podemos dejar de nombrar el apellido Bordón,.del que fue nuestro amigo, don Juan Bordón Falero, al que recordamos en más de una ocasión, que 600 años después de la conquista de Lanzarote seguía teniendo la misma afición que Jean Bordón, el colono francés compañero de Jean de Bethencourt: la madera. Juan Bordón, al que creemos descendiente suyo, vivía en La Laguna en junio de 1515.
 
          No podíamos dejar este trabajo sin la presencia femenina de doña Juana de Massieres, esposa tercera de nuestro primer Adelantado. Señora de origen francés, de la corte de doña Germana de Foix, esposa del Rey viudo don Fernando el Católico. Sólo nos quedaron como recuerdo sus numerosos pleitos con sus propiedades en San Cristóbal de La Laguna en mayo de 1526 y otros tantos desarreglos con el segundo Adelantado, don Pedro Fernández de Lugo, para cobrar la herencia de su marido, que era la de sus hijas habidas en ese matrimonio, doña Constanza de Lugo y doña Luisa de Lugo. De casta le venía al galgo.
 
          De flamencos y genoveses nos pondremos a la labor para un próximo día.
 
 
- - - - - - - - - - - - - - - -