Aquila Airways. La primera línea extranjera que voló a Canarias

 
Por John W. Lucas Careuther  (Publicado en el Diario de Avisos el 9 de abril de 2023)
 
 
  
           En los años cincuenta del siglo pasado las familias inglesas residentes en Canarias, casi todas en las islas capitalinas, tenían dificultades para mandar a sus hijos a Inglaterra a estudiar internos en sus respectivos colegios, ya que la posibilidad de verlos en sus vacaciones de Navidad y Semana Santa se reducía a traerlos por vía marítima. Las vacaciones eran cortas, y los barcos tardaban de cinco a siete días en cubrir la ruta Inglaterra a Canarias y otros tantos días para volver. Esto se debía a que casi siempre los buques hacían escala en Lisboa o Madeira, o incluso en Casablanca. Solo en verano era posible con más facilidad, ya que las vacaciones estivales eran mucho más largas que las de Navidad y Semana Santa. De repente apareció “Aquila Airways”, una empresa de hidroaviones formada a mediados de los años cincuenta por algunos pilotos que habían combatido con este tipo de aparatos durante la segunda guerra mundial.
 
          Su base era Southampton, un puerto en la costa sur de Inglaterra, dentro de una ría bien protegida de los mares del Canal de la Mancha. Los aparatos, llamados “Sunderland”, eran hidroaviones de la Marina Real británica especializados en la detección de submarinos.
 
Hidro de Aquila Airways
 
Hidroavión de Aquila Airways
 
         
          Este acontecimiento hizo posible que los padres de los alumnos pudieran traer a sus hijos de Inglaterra a Canarias con mucha más facilidad. La ruta de “Aquila Airways” comenzaba en la ría de Southampton, y se volaba directo a la capital de Portugal, Lisboa, donde los hidros amerizaban en el Rio Tajo; de allí partían a Madeira, que siempre fue el nudo más débil de la ruta, ya que el “Sunderland” tenía que amerizar en mar abierto en la rada de Funchal. Si había mar de fondo, el avión debía quedarse en Lisboa hasta recibir noticias de Funchal de que las aguas estaban más tranquilas. Esta situación también se daba en el tornaviaje desde Las Palmas a Funchal, y en una ocasión tuvimos que pasar una semana en el hotel Cairasco de Vegueta a la espera de mares mansos en Funchal. Por lo tanto, el final del viaje era Las Palmas, donde el amerizar nunca fue problema ya que la protección que daba el largo muelle de León y Castillo hacía que el mar dentro de la zona portuaria estuviera siempre en calma. En este último tramo del viaje ya quedaban pocos pasajeros y a nosotros, los niños, nos permitían subir a la cabina de mando a ver cómo los pilotos manejaban el aparato. En los viajes que hicimos mi hermana Rosalyn y yo venían también otros niños de la familia Hamilton.
 
          Mis lectores se preguntarán qué tipo de pasajeros utilizaban este servicio; la mayoría era gente de clase alta que quería pasar unas vacaciones en Lisboa y, especialmente, en Madeira en los hoteles Reids y Savoy, los dos establecimientos de lujo de la capital isleña. El hotel Reids pertenecía a la familia Blandy con intereses comerciales en Canarias también. Lógicamente también había pasajeros que preferían Las Palmas para sus vacaciones, pues las playas son mucho mejores que las de Madeira e igualmente contaba con buenos hoteles, cómo el Santa Catalina, el Santa Brígida y también el Metropole. Dos de estos pertenecían a la familia Quiney.
 
          Hay que tener en cuenta que el “Sunderland” se había transformado de un avión de guerra a un avión de pasajeros y solamente llevaba 27 personas. La tripulación se componía de un piloto, un copiloto y un navegador, ya que en aquella época no había control aéreo, además de dos azafatas y un sobrecargo que servían la excelente comida, cócteles y bebidas.
 
Hidro en el Puerto de La Luz
 
Hidroavión de Aquila Airways en el Puerto de La Luz
 
           
          ¿Y  cómo llegábamos a Tenerife? Pues nuestros padres nos recibían en Las Palmas y desde el muelle Santa Catalina íbamos directamente a Gando para embarcar en el vuelo de Iberia, un Dakota, a Los Rodeos y…  ¡¡ya por fin en casa!! Era mi abuela materna quien nos acompañaba en el tren de Londres a Southampton para coger el “Aquila Airways”. Ella buscaba una pareja de pasajeros para que estuvieran pendientes de nosotros. También las azafatas se ocupaban de los niños, especialmente en Lisboa, donde se pernoctaba en el hotel Eduardo VII antes de seguir al día siguiente el viaje a Madeira. En Madeira, la Sra Blandy aparecía en el muelle en un gran coche negro y nos llevaba al hotel Reids para almorzar, ¡todo un lujo! El viaje era una aventura, especialmente para unos niños de 8, 9 y 10 años.
 
          Tristemente, al final de los años cincuenta, uno de estos aparatos se estrelló sobre la isla de Wight, justo a la salida de Southampton, todos fallecieron y esto supuso el final de “Aquila Airways”. Poco después,  en el año 1960, empezó la ruta Gatwick-Los Rodeos de la línea aérea BUA, todos los domingos, con un vuelo de cuatro horas, ¡qué diferencia!
 
          Dos apuntes más: en Funchal, Madeira, justo al lado de la estación del teleférico que sube a Monte está el museo de Funchal. Allí hay una zona dedicada a “Aquila Airways”. Hay que tener en cuenta que Madeira no tenía aeropuerto, así que la llegada de este hidroavión era un enorme acontecimiento. Tampoco hay que olvidar que “Aquila Airways” fue la primera línea aérea no española que voló a Canarias.
 
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