¡Salud, Sabandeños!

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en La Tarde el 15 de marzo de 1975
 
 
          —No cansan.
 
          Esta escueta y significativa opinión se la oímos anoche a dos señoras, de pieles apergaminadas y cabellos de nieve, cuando poquito a poco, iban bajando las escaleras del Casino de Tenerife.
 
          Habían dejado atrás un calidoscopio de voces, instrumentos y ritmo. Se habían extasiado con aquella veintena de hombres que, sin la clásica “manta peluda” de otras veces, se excusaban aun jadeantes, por la tardanza a la benéfica cita, para después, bajo esa enciclopedia musical que responde por Elfidio Afonso, brindarnos la hilaridad de aquella copla: 
 
…me hiciste unos calzoncillos
con lo de a’lante p’atrás…
 
 
          El inevitable Néstor Álamo, con un Maspalomas de grato recuerdo, con dos solistas de los que “erizan pelos” y la polka del inmortal Nijota, sobre el intermediario de hace medio siglo, que aún tiene tan fresca como despellejante vigencia.
 
          —Se les entiende todo lo que cantan.
 
          Seguía el laconismo de aquellas dos señoras con delicadeza de una porcelana china, aún inmersas con aquel inefable popurrí grancanario, donde afloraban alpispas y cambulloneros y donde un solista con faz y barba de El Greco casi hacía temblar las aledañas esculturas de Paco Borges.
 
          —¿Te fijaste que no le hacían falta los micrófonos de moda?
 
          ¡Y cómo nos llegaron aquellas folías, que dicen los entendidos es el mejor canto de Canarias, por boca, sobre todo, de aquellas tres voces que parecían estar celebrando inolvidable duelo musical!
 
          ¡Silencio, amigos! ¡Sombras del Nublo! Nunca la habíamos oído con voz tan grave y sentimental. Casi nos olvidamos de Kraus y de aquella bellísima cantante que gestó paroxismo y delirio en nuestro Guimerá con la Orquesta de Instrumentos Populares Rusos. 
 
          Aplausos y más aplausos. Y una copla escrita por anónima agradecida para Doña Concha Castro, que con candencia de isa improvisaron sobre la marcha estos Sabandeños a los que vi nacer hace ya algunos años en los estudios de grabación de Publicidad Diana.
 
Doña Concha ha tenido la bondad
de dejar a los ancianos
libres de la soledad.
 
          Luego, tras el descanso, un garbeo por toda Sudamérica, de la mano de una marinera peruana; con ritmo venezolano sin maracas ni arpa; con zamba argentina; con hermosa y sentimental guaraina paraguaya e hilarantes sones chilenos:
 
Los que cultivan vino son productores
y los que lo chupamos, admiradores…
 
          ¡Salud, Sabandeños; que sea por muchísimos años; por muchísimos años; que Dios les siga otorgando esa sincronización, gusto y melodía!
 
          ¿Saben ustedes lo que al final, ya en la calle, pudimos oír de una de aquellas señoras? Esto:
 
          —Yo, Cabildo o Ayuntamiento, crearía una SUBVENCIÓN OFICIAL para este autentico orgullo de la isla, como ya hemos dicho en otra ocasión.
 
 
 
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