225 aniversario de la Batalla de Santa Cruz de Tenerife. La visita de la Nelson Society (20-27 de julio de 2022)
Por Brian Gibss (Publicado en la revista The Nelson Dispatch, Volume 14 Part 8 Autumn 2022). Trducción de Emilio Abad
En la revista el artículo va acompañado por casi una veintena de fotografías que, dado su pequeño tamaño y escasa definición, no se reproduecn aquí.
Todos los miembros del grupo que viajó a Tenerife han contribuido a la confección de este artículo, pero quiero hacer mención especial y agradecer la colaboración de Jenny Newbold y Graham Capel.
Solo un pequeño número de miembros de nuestra Asociación viajó para ser testigos del 225 aniversario de la Batalla, pero la organización de la visita por parte de la Tertulia Amigos del 25 de Julio de 1797 (sic) fue insuperable. Fuimos cordialmente recibidos en todos los lugares que visitamos, nos trataron como reyes y bebimos y comimos durante los cuatro días (desde el viernes 22 de julio hasta el lunes 25) de un programa muy completo, especialmente preparado para nosotros por nuestros anfitriones.
Según sus propias palabras, la Tertulia Amigos del 25 de Julio nació “para rescatar la Gesta del olvido”. De forma parecida al objetivo de la Nelson Society de mantener viva la memoria de los logros de Nelson, la Tertulia trata de conseguir que la gente de ls Islas Canarias no olvide la importante ocasión en que la pequeña comunidad de la Isla derrotó a la que, en aquellos momentos, era la primera potencia mundial y a su jefe más importante.
Día 1. Viernes 22 de julio
El primer día, un microbus nos transportó al Cuartel General del Mando de Canarias, en Santa Cruz, donde fuimos recibidos por el Teniente General Jefe del Ejército español en las Islas Canarias y Baleares (sic), don Alejandro Escámez Fernández. Dicho sea de paso, fue allí donde el General Franco inició su exitoso levantamiento contra el Gobierno español. Tras presenciar un vídeo en el que se nos mostró el actual despliegue del Ejército español, realizamos un recorrido por el magnífico e histórico edificio, incluyendo el Salón del Trono.
Nos trasladamos luego al Ayuntamiento de la ciudad para ser recibidos por el alcalde, don José Manuel Bermúdez Esparza, y donde recibimos información sobre la historia de ese importante edificio. En su Salón de Plenos se pueden contemplar tres grandes vidrieras, en una de la cuales, la de la izquierda, se representa la victoria sobre el almirante Nelson en 1797.
El alcalde obsequió a nuestra Asociación con una magnífica metopa con el escudo de Santa Cruz de Tenerife.
Tras la reunión con el alcalde, nos llevaron a contemplar objetos relacionados con el ataque de Nelson a Santa Cruz de Tenerife en el Museo Militar de Almeyda, cuya pieza más destacada es un gran diorama representando cómo eran en 1797 Santa Cruz y la zona en que se desarrollaron los combates. El Museo alberga algunos recuerdos especiales del enfrentamiento, entre ellos un cañón de una de las lanchas inglesas que, al ser limpiado por los restauradores, se descubrió que estaba cargado con porquerías, especialmente trozos de chatarra. En este caso se incluían además extrañas astillas y pedazos de madera torneada, fragmentos metálicos ¡y lo que parecen ser huesos de melocotón! Almeyda también guarda un par de banderas del Reino Unido, una del HMS Emerald y otra que, probablemente, estaba destinada a ser izada cuando los ingleses tomaran la ciudad. (Quienes estén interesados en una completa explicación del Museo, pueden consultar un artículo escrito por Ray Aldys y publicado en el Volumen 23, Parte 8, Invierno 2020 de Nelson Dispatch).
Tras un concierto de música militar y varias lecturas recordando el ataque, entre las cuales hubo una intervención de Alastair Robertson, miembro de la Nelson Society, disfrutamos de un espléndido almuerzo en la terraza del Museo, con vistas al puerto y acompañados por componentes de la Tertulia, el Teniente General Jefe, oficiales del Ejército español y el Capitán Stephen McGlory, recién nombrado Agregado de Defensa a la Embajada británica en Madrid.
Por la noche acudimos a presenciar en el teatro del Círculo de Amistad una representación, organizada en nuestro honor por la Tertulia, con una versión infantil puesta en escena por niños, de la Batalla de Santa Cruz. Su título era “Recuerdos de un evento”, y varias partes de la misma estaban, en atención a nosotros, escritas en inglés.
Día 2. Sábado 23 de julio
El segundo día comenzó con una vista guiada, exclusivamente para nosotros, acompañados por la doctora Fátima Hernández, del Museo de Historia Natural, una gran exposición de la historia natural y arqueológica de las Islas Canarias y sus primitivos habitantes, los guanches, originarios del Norte de África. De manera similar a los antiguos egipcios, los guanches momificaban a sus muertos antes de enterrarlos, dejando, sin buscarlo, claras muestras de su cultura para ser estudiadas por los arqueólogos varios siglos más tarde. Como nos encontrábamos ahora en la parte antigua de la ciudad, nos llevaron a ver, bajo la Plaza de España, los restos de las murallas del Castillo de San Cristóbal, una vieja fortificación derruida en los años 20 del siglo pasado. Allí pudimos contemplar también el cañón El Tigre, que los españoles aseguran que fue el que hirió el brazo de Nelson. Nos trasladamos luego al lugar donde Nelson intentó desembarcar y cayó herido. En ese sitio hay ahora un parterre de flores con una placa recordando el hecho en la que se nscriben las palabras que se reproducen a continuación:
“Un lugar histórico.
En las primeras horas del 25 de julio de 1797, en este mismo lugar en que las olas rompían sobre la entonces denominada Playa de la Alameda, tuvo lugar un hecho de extraordinaria importancia histórica.
Aquí, el contralmirante Horatio Nelson, Comandante de una escuadra de la Armada Británica, dirigía a sus tropas con la intención de conquistar Santa Cruz, cuando un disparo de metralla procedente del cañón El Tigre, asentado en las murallas del cercano Castillo de San Cristóbal, frustró sus planes al herirle gravemente antes de que pudiese poner pie en tierra.
Inmediatamente fue trasladado de vuelta a su buque insignia, el HMS Theseus, donde le fue amputado el brazo derecho.
Las fuerzas británicas que lograron desembarcar, desorientadas y acosadas por las unidades regulares españolas y las milicias mandadas por el general Antonio Gutiérrez, se vieron forzadas a rendirse antes del amanecer de aquel histórico día.
¡Honor y gloria a los héroes!”
En las cercanías hay un parque infantil, en que se representan el cúter HMS Fox (alcanzado por los cañones y hundido) y el buque insignia de Nelson, el Theseus, rodeados de lanchas con remos, redes para trepar y barriles “flotando” en el mar. Está bellísimamente construido y es una buena manera de mantener viva la historia entre los niños de hoy.
Por la noche tuvo lugar la recreación de la Batalla de Santa Cruz en las calles de la Ciudad. Los recreadores se había reunido en un recinto, obviamente separados los ingleses y los españoles en dos campamentos con las banderas al viento y armas espadas, picas y hasta un cañón que hacía fuego cada media hora. La uniformidad de los participantes era la correcta: azul marino y casacas rojas por parte inglesa y de blanco con cruces rojas los españoles.
La acción comenzó sobre las 20:00 con un desfile de los ingleses para ocupar posiciones cerca del Convento de la Consolación (se refiere a la Iglesia Matriz de la Concepción), donde tuvo lugar el ataque inglés original, al otro lado del Barranco de Santos, el cauce de la corriente de agua que cruza Santa Cruz pero que estaba seco cuando nosotros estuvimos allí. El fuego de fusilería en los alrededores del puente que conduce a la ciudad era tremendo, con los españoles intentando resistir el avance británico. La simulación de la batalla se desarrolló a lo largo de toda la tarde noche por las estrechas calles, hasta finalizar alrededor de las 22:30 en el convento de Santo Domingo, donde el capitán Troubridge se había hecho fuerte de forma provisional y amenazaba con prender fuego a la ciudad si los españoles no se rendían, lo que, naturalmente, estos no hicieron. ¡Como en 1797, también en 2022 perdieron los ingleses!
Día 3. Domingo 24 de julio
Al día siguiente viajamos hasta el Teide, el volcán que con sus 3.715 metros de altitud es el punto más elevado de la isla, y que a menudo se cubre de nieve en invierno. La última erupción del Teide tuvo lugar en 1909, pero las corrientes de lava y las rocas fragmentadas de las antiguas erupciones son aún claramente visibles. Dejando el Teide viajamos en dirección norte hasta un Observatorio Internacional donde varios países, incluyendo Gran Bretaña y los EE.UU. (NASA), han levantado instalaciones para estudiar el sol, la luna y los planetas. El observatorio original en aquel lugar fue construido por la Universidad de Londres en los años 70 del siglo XX, e incluía algunas piezas de un carro de combate de la 2ª Guerra Mundial.
Tuvimos el privilegio de realizar una vista guiada al Observatorio Astrofísico de la Islas Canarias, uno de los cuatro observatorios más importantes del Hemisferio Norte, conducidos por el tertuliano Carlos Quintana, quien nos mostró los telescopios, nos explicó su funcionamiento y nos ofreció un almuerzo en el comedor de los científicos.
Luego viajamos descendiendo para visitar la norteña ciudad del Puerto de la Cruz y el jardín propiedad de John Lucas. John procede de una familia británica asentada en Canarias desde hace mucho tiempo, pues sus lazos comerciales con Tenerife se remontan a casi hace dos siglos. Ahora vive en una magnífica e histórica casa, una de las más antiguas del Puerto de la Cruz, que él restauró a finales de los 90 del pasado siglo. Es un edificio de estilo colonial, con balconada y un maravilloso Jardín de Orquídeas, que ha formado parte de la casa desde hace siglos y ha sido visitado por muchos personajes célebres. Recorrimos el jardín y luego tomamos un té y una copa de cava bajo la sombra de los flamboyanes. En el jardín hay un magnífico drago, una rara especie arbórea que solo crece en Canarias, Madeira, el archipiélago de Cabo Verde y Marruecos. Y John tiene también residiendo allí una iguana de unos sesenta centímetros de longitud y que, al haber perdido su extremidad delantera derecha, él llama “Nelson”.
Día 4. Lunes 25 de julio
El último día comenzó con una ceremonia religiosa en la antigua iglesia anglicana de San Jorge, en Santa Cruz de Tenerife, donde el capitán Stephen McGlory, Agregado de Defensa británico, y nuestro Secretario descubrieron una placa con la siguiente leyenda (en inglés y en español):
“En respetuoso recuerdo a los hombres de la Marina Real y marines que cayeron en el fallido intento de tomar esta ciudad de Santa Cruz el 25 de Julio de 1797, bajo el mando del Contralmirante Horacio Nelson. Por la Amistad anglo-española, en el 225 aniversario. Julio, 2022.”
Tras el acto nos llevaron a ver varios fuertes costeros en la parte norte de la bahía de Santa Cruz, donde Nelson intentó los primeros desembarcos dos días antes del último asalto a Santa Cruz. Recorrimos los puntos clave donde tuvo lugar el ataque de Nelson y vimos el castillo de Paso Alto, una ciudadela al norte de Santa Cruz, donde se frustró el primer ataque a tierra de Troubridge y que hizo fuego contra las lanchas de desembarco el 25 de julio; e igualmente las ruinas de la Torre de San Andrés, aún más al norte, que combatió contra los barcos británicos en la noche del 25 de julio. La zona está rodeada por secas colinas que, tanto entonces como ahora, suponen un importante obstáculo.
En el camino de vuelta nos detuvimos a contemplar el ancla del HMS Theseus, expuesta en el centro de una isleta urbana, frente a la Comandancia Naval de Santa Cruz de Tenerife. Fue extraída por una draga en 1997 y se ha confirmado su autenticidad al compararla con otras anclas del Museo Marítimo de Greenwich. Es sorprendente que el hierro sobreviviera más de 200 años en el mar y ahora se exponga al aire libre. ¡Normalmente, esos materiales se desintegran!
A mediodía fuimos recibidos en el Real Club Náutico de Santa Cruz, donde el Agregado Naval y el Secretario firmaron en el Libro de Visitantes para dejar constancia de nuestra presencia en el 225 aniversario de la batalla.
Luego, el capitán Stephen McGlory y nuestro Secretario arrojaron juntos al mar una corona de flores, como un recuerdo más. Un soldado español, en uniforme del siglo XVIII, hizo un disparo de mosquete en honor de los caídos mientras la corona era arrojada. (¡La corona regresó flotando al interior de la marina mientras disfrutábamos de cócteles y tapas españolas en la espléndida terraza del Club!).
Por la tarde se llevó a cabo otra ceremonia cerca de la Plaza de España, al depositar el Presidente de la Tertulia, Luis García Rebollo, y el Secretario de la Nelson Society una espléndida corona de flores al pie del monumento al General Antonio Gutiérrez de Otero, el comandante español, que es considerado un héroe nacional en Tenerife.
A esto le siguió una parada militar y una misa solemne en la Iglesia de la Concepción, en la que se encuentra la tumba del general Gutiérrez. Este día es también el del apóstol Santiago, patrón de España. La Nelson Society recibió tratamiento de VIP al situarla sobre la alfombra roja en la parada militar y tener bancos reservados para la larga ceremonia religiosa. El Elogio en la tumba del General Gutiérrez fue escrito por Alastair Robertson.
La Tertulia había organizado para despedirnos una cena en el Casino de Santa Cruz (no es un casino de juegos, sino un club). El Presidente de la Tertulia, Luis García Rebollo, agradeció a nuestra Asociación su asistencia a las celebraciones y nos regaló una reproducción a escala reducida del faro de Santa Cruz hecha de cristal. Nuestro Secretario, con un brazo en cabestrillo dada la circunstancia, respondió en español y en inglés agradeciendo a la Tertulia su hospitalidad y les entregó una reprodución enmarcada de una pintura de Nelson saliendo de Portsmouth hacia la batalla de Trafalgar.
Estoy seguro de que ninguno de nosotros olvidará la amabilidad y la generosidad de nuestros anfitriones, que ensalzaron la valía de Gutiérrez, y espero que, de igual forma, nosotros nos sintiéramos orgullosos de Nelson.
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