El nombre de nuestras calles (17) Andrés Orozco Batista

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 22 de enero de 2023).
 
 
EL  NOMBRE  DE  NUESTRAS  CALLES  (17)
 
Andrés Orozco Batista
 
 
En el barrio Cuesta Piedra, comienza en la carretera Santa Cruz-Laguna
 
Andrés Orozco Batista
 
 
 
          Andrés Orozco Batista (Santa Cruz de Tenerife, 1888 - Londres, 1961), hijo de Manuel y de Adela, a los nueve años quedaría huérfano de padre.
 
          Tras cursar el bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media de Santa Cruz de Tenerife, en 1913 se licenció en Derecho en la Universidad de Madrid. 
 
          Al regresar a esta Capital trabajaría en un afamado despacho de abogados de la ciudad, alternando el ejercicio de su profesión con una intensa actividad política como vicepresidente de la Juventud Republicana Tinerfeña. 
 
          Profesor de Procedimientos Judiciales de la Sección Universitaria de La Laguna, también sería catedrático de Derecho en la misma Sección.
 
          En 1921 contrajo matrimonio con María del Carmen Maffiotte, procreando tres hijos: Andrés, Juan Pedro y Miguel.
 
          El prestigio alcanzado como abogado harían que en 1913 fuera elegido concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y en 1922 Alcalde de la capital. En 1931, al proclamarse la II República, volvería a ocupar la alcaldía, siendo la primera capital de provincia en hacerlo.
 
          Diputado a Cortes por la Isla de Tenerife (1931-1933), sus intervenciones en los distintos debates parlamentarios fueron muy brillantes, sobre todo las relacionadas con el Archipiélago Canario, las concernientes a la Ley de Bases de la Reforma Agraria, el Estatuto de Autonomía de Cataluña y el Tribunal de Garantías Constitucionales.
 
          Su fidelidad a Alejandro Lerroux daría lugar a que le designara como Ministro de Industria y Comercio (1934-1935), Presidente del Consejo Superior de Ferrocarriles, y representante de España en el Tribunal Internacional Permanente de Justicia de La Haya (1935-1936). 
 
          Después de la Guerra Civil permaneció alejado de toda actividad pública y se refugió en su profesión, siendo decano del Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife (1951-1961), que, en su honor, instituyó un Premio colegial que lleva su nombre. 
 
         En 1915 fue redactor del semanario republicano La Linterna y del Diario de Tenerife. 
 
          Como autor del folleto Alumbramientos de Aguas de Canarias. Apuntes para su estudio jurídico (1926), sería nombrado asesor de numerosas galerías en la etapa inicial de captación del agua subterránea.
 
          Socio fundador y honorario del Casino “Unión y Progreso” de Arafo, donde fue nombrado Hijo Adoptivo de la Villa, y tienen su nombre una calle y el colegio público. Sus restos mortales descansan en el cementerio de esa localidad.
 
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