Visita a la Harinera

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en La Tarde el 17 de mayo de 1957).
 
 
 
          Acompañados de los señores Pérez Faraudo y don Antonio Lorenzo, los alumnos de la Escuela Profesional de Comercio de esta capital efectuamos una visita en plan de estudios a una factoría harinera.
 
         Cruz Álvarez Limitada es la entidad en cuestión. Como es sabido esta moderna instalación está enclavada en las afueras de la Ciudad de los Adelantados. En esta factoría puede afirmarse que predomina la altura y la extensión; pues en una superficie casi reducida -135 metros cuadrados- se ha levantado un edificio de característica belleza.
 
          Deseábamos que alguien nos hablara no solamente del funcionamiento de las distintas maquinarias, sino de todos los datos concernientes a esta factoría. El señor Palmero nos facilitó todos aquellos pormenores que le pedimos.  
 
               —¿En qué año se inauguró esta industria?
 
               —Exactamente hace dos años.
 
               —Tenemos entendido que esta fábrica en sus principios ocupaba solamente tres o cuatro habitaciones. ¿Qué causas motivaron el enorme desarrollo?
 
             —Se pretendía montar una factoría de únicas características. Aquellos rudimentarios molinos tenían que pasar al capítulo de la Historia. Como ustedes habrán podido comprobar, en la parte inferior de este edificio se encuentra una habitación en la cual se halla uno de estos añejos instrumentos.
 
               —¿Qué objeto desempeñan estas dos grandes piedras circulares en una fábrica dotada de moderna maquinaria?
 
              —Más que nada, constituye para nosotros esa página de recuerdos de que ya les he hablado. Es precisamente en este pequeño departamento donde pueden hacerse idea del constante progreso industrial al que estamos sometidos.
 
               —¿Qué procesos se llevan a cabo en esta industria?
 
               —Al trigo aquí depositado se le somete a una limpieza metódica, con el fin de expulsar de él los cuerpos extraños que suelen acompañarlo. El cernido es la segunda fase. Por último, hay que convertir ese trigo en polvillo impalpable. Esta última fase se denomina molienda.
 
               —¿Qué cantidad de grano suele convertirse en harina diariamente?
 
               —Esta fábrica convierte al día en harina 6.600 kilogramos de grano. No obstante, tiene capacidad de trabajo -según la calidad que los trigos presenten- hasta de 12 mil toneladas métricas. 
 
               —¿Aporta la producción nacional alguna maquinaria de las que hemos visto?
 
               —Prescindiendo de la sala de máquinas donde se produce la fuerza motriz de esta industria, todas demás dependencias, es decir, los departamentos de molienda, cernido, despuntadoras, etc., están equipadas con maquinaria española.
 
               —¿De dónde proceden las máquinas?
 
               —La productora de fuerza motriz pertenece a la casa Ruston y Hornsby (Inglaterra). La Casa Francés y Berenguer de Alicante es quien nos ha proporcionado estos estupendos aparatos.
 
               —¿Es nuestra provincia deficitaria de trigo?
 
               —En efecto. Nuestros campos, a pesar de presentar esos paisajes llenos de verdor y fertilidad, no abastecen suficientemente la demanda de la población.
 
               —Entonces, ¿qué países nos envían este grano?
 
              —Las asignaciones se reciben del Servicio Nacional del Trigo (S.N.T.). A pesar de este alivio, la mayor cantidad, por lo general, nos viene del extranjero. Hemos recibido cantidades bastante respetables de Nueva Orleans. También se recibe de Italia, de su sobrante de importación.
 
               —¿Qué año recuerda usted como el peor en cosechas?
 
               —Este de ahora. Puedo pronosticar que este año no se recuperarán ni las semillas empleadas. También el año 1945 se distinguió por su escasez. El centeno y el maíz sustituían en aquella época a la harina.
 
               —¿Qué otros productos elabora esta fábrica?
 
               —Entre los más importantes destaca las harinas para sopas. Obtenemos este producto en gran escala, y satisfacemos las necesidades de nuestras propias industrias.  
 
               —¿Alguna otra importante utilización?
 
               —Las dulcerías quieren para la elaboración de diversas pastas una harina especial que tiene alguna diferencia con las ya enumeradas. Es una harina más fina y de mejores condiciones. 
 
               —Para finalizar esta entrevista, señor Palmero, ¿qué opinión nos puede usted facilitar sobre el “gofio”?
 
              —El “gofio” ya no es aquel producto típico de antes. Su venta no es ni la sombra de años anteriores. Podría asegurar que para abastecer a toda la capital bastaría con un solo molino encargado exclusivamente de obtener dicha materia. En fin, un producto típico que está desapareciendo lentamente.
 
               Aquí cortamos nuestro interrogatorio con el señor Palmero. Nuestros compañeros regresaban por diferente sector al nuestro. Ya habíamos contemplado toda la factoría, y ahora, nuestro objetivo era el retorno.
 
               Y nada más. Solamente hacer llegar al personal de esta industria nuestro agradecimiento por las atenciones recibidas con motivo de nuestra visita.  
 
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