Los mares de España... y Canarias. Una primera parte

 
Por Juan Manuel Valladares Expósito (Comunicación en Radio Muelle en junio de 2022).
 
LOS MARES DE ESPAÑA...Y CANARIAS
 
 UNA PRIMERA PARTE
 
 
 
          Con  lo que yo llamaría un instinto masoquista caigo en la trampa, bendita trampa, que me pone el amigo Ezequiel cuando me lleva inocentemente a dar respuesta a algunas de las demandas que le hacen los oyentes de esta Radio Muelle, creyendo seriamente que un servidor es algo así como el libro del Conocimiento o mejor diríamos “Libro del conosçimiento de todos los rregnos et tierras señoríos que son por el mundo et de las señales de armas que han” Un libro español del siglo  XIV, de alrededor del año 1380, donde se describe todo el mundo conocido en esos años. Y la demanda de hoy se centra en los mares  de España .Tremenda demanda para hablar de la marina de un país que jamás ha sido superada por su presencia y su valor en los mares de la Tierra.
 
          Al que no lo crea que lea muchos libros de historia…. hasta escritos por ingleses.
 
          Nada mas lejos de la fecundidad intelectual de un servidor que solo acumula décadas de lectura, con mayor o menor fortuna, dedicadas a España sus reinos y como no entre ellos a nuestras amada tierra Canaria.
 
          ¿Tendríamos que dar por hijos marinos de esta nación en formación a cuantos pueblos comerciantes desde Cartago a Bizancio se asentaron en nuestras costas?
 
          Ardua tarea que no está en nuestro humilde preparación, porque empezamos a valorar  la vida marinera en nuestras costas peninsulares  e isleñas a partir del siglo XIV con idas y venidas de flotas mallorquinas, aragonesas o catalanas y algo de normandos y hasta algún vasco, que comercian en el Mediterráneo y mas tarde en el Atlántico recién descubierto para la navegación histórica. Un comercio que la nación española en formación lleva a cabo en los reinos  vecinos de Italia y sus islas allegadas por el sur y las costas de Bretaña y puertos del norte europeo. No podríamos hablar en ese momento de una exclusiva o preponderancia de nuestras flotas en esos mares que compartíamos con pueblos del Norte europeo o pueblos en el Sur con gran presencia de venecianos, ,genoveses o flotas argelinas y turcas, a las que la historia llama  de forma común para estas últimos, sarracenas. A ver si no, que pinta el Moro Otelo en una,  primero teatro y luego opera, que se desarrolla con amorío, y violencia machista,  incluida en Venecia?
 
          ¿Cuando empieza la presencia de la marina española con fuerza en los mares del mundo conocido y por conocer?
 
          Bueno será comenzar aclarando que la España naciente en el siglo XV aun se mantiene sumida en una guerra de liberación del territorio hispano invadido por árabes, o mejor diríamos bereberes,  puesto es lo que eran almohades, benimerines y almorávides en el siglo VIII y siguientes . Luego las grandes batallas serán terrestres .Pero,  a medida que avanza la llamada reconquista, la naciente navegación de los reinos de Aragón y su condado catalán con el concurso de Valencia y Baleares, iniciarán la presencia en los mares, inicialmente el Mediterráneo, para las flotas de estos reinos. Habría que esperar a que, durante el reinado de Fernando III, llamado el Santo, se llevara a cabo una atrevida incursión por el Guadalquivir de una flota cristiana comandada por Ramón Bonifaz. ¿Llamaremos a este marino padre de la moderna Armada ? Este rey Fernando III dará un gran impulso a la marina y tendremos en su siglo fabricación de naves en Santander y Castro Urdiales y Sevilla. 
 
          El Mediterráneo, sucumbido el poder musulmán tras la toma de Granada en 1492, deja a los Reyes Católicos las manos libres para intervenir en el Mediterráneo. Pero España frena su expansión  en el norte africano y solo hay actuaciones esporádicas y no siempre felices en Orán y Argel. No será entonces este siglo el mejor valorado para la navegación de España en este mar. Habremos de esperar a los reinados siguientes principalmente con Carlos I de España, al de Felipe II  y la brillante campaña contra los turcos en Lepanto. En nuestra opinión no hablaremos de un Mediterráneo español.
 
          Pero cuando el pesado yugo de los musulmanes norteafricanos, raramente árabes, abandona los hombros del reinado de los Reyes Católicos, un hombre compendio de aventura, sueño y ambición, que pasará a la historia como Cristóbal Colón, abre Europa, y concretamente a estos reyes, un mundo lejano, en el océano Atlántico, inicialmente, ignorado en Occidente, de una enorme extensión que habrá que ir colonizando con grandes esfuerzos humanos para los que se hará imprescindible ante todo una marina eficaz, no solo en sus buques, sino con la presencia de hombres expertos capaces de arribar a las costa de este nuevo continente, reconocerlo cartografiarlo y prepararlo para su cambio de cultura y medios de producción. Ellos serán capaces, llegada la necesidad ,de construir barcos, en la misma costa de la naciente tierra descubierta, que la historia por un craso error en 1507 llamará América y que toda la documentación española de la época llamará Las Indias de Su Majestad. Curiosamente Américo Vespucio murió en 1512 sin saber que ya empezaban a llamar América en su honor al nuevo continente.
 
          Así nacerá la gran  marina española que será hasta el siglo XVIII dueña de esos mares.  
 
          Y en esa aventura, ¿qué papel juega Canarias ?
 
          Sin entrar en largos discursos en quién fue primero,  si el huevo o la gallina, sería bueno aclarar, obviando al Rey Jaime de Mallorca, al Reino de Portugal, a los Señores de Gomera y Hierro, a los normandos de Bethencourt,  que cuando Granada o Navarra aún están ausentes en la Corona española, ya unidos los reinos de Aragón y de Castilla, ambos conjuntamente han tomado posesión en Canarias antes que Granada, y en el caso de Gran Canaria y Tenerife antes que Navarra.
 
          Ya está entonces franqueada la puerta de salida del angosto mar Mediterráneo que se va haciendo pequeño para los comercios de Europa y un aumento de la demografía tras las grandes epidemias del siglo XIV.
 
          Solo hay una sombra en  ese nuevo Océano. Un pequeño país de gran vocación marinera, que ha terminado su reconquista  contra el Islam en torno a 1263, tiene las manos libres para lanzarse a ese mar proceloso que baña sus costas. Será el mismo Océano Atlántico que disputará durante siglos con el naciente Reino que ya podríamos llamar España. Esa gran pequeña nación se llamará Portugal. Y, por una vez en la historia de un reino  europeo, un príncipe llevará el seudónimo  de El Navegante. Fue Don Enrique de Portugal. Un príncipe al que Portugal debe su descubrimiento de Madeira, Azores,  Cabo Verde y Senegal. España le debe la conquista en 1415 y posteriormente traspaso a la corona española de la ciudad de Ceuta. Un buen recuerdo de su labor cuando en 2006 aun se colocaba su estatua en esta ciudad.
 
          La permanente lucha por controlar ese inmenso mar pasará por la inicial presencia de Portugal en la costa este del continente africano, tras las ya mencionadas expansiones propiciadas por el Infante Don Enrique.
 
          No estuvieron ajenas las Islas Canarias en las pretensiones del Reino de Portugal que en más de una ocasión tuvieron una presencia real en las islas, caso de Lanzarote con ocupación y gobierno, La Gomera con apoyo de los naturales, expedición de Diego de Silva en Gran Canaria y otros  atrevimientos. Pero ya había, a partir del reinado de los Reyes Católicos, un decidido propósito de anexionar las Islas Canarias en su conjunto a la corona de España. 
 
          Y lo que pudo ser un mar compartido  entre las dos coronas litigantes se convirtió mas en un mar de enfrentamiento o mejor dicho espionaje constante de unos sobre otros. Razón por la que había que hacer expediciones, en muchos casos de tapadillo, en términos coloquiales, para no enfadar al reino de Portugal. Estudiemos si no las aventuras  de Díaz de Solís, Magallanes,  Elcano y tantas otras para despistar a Portugal en el destino de nuestros buques. Hasta el Papado tuvo que poner orden, que no siempre fue obedecido. El Papa es infalible con la boca, pero con las velas y el timón se equivoca.
 
          Pero aun así, la presencia en ese Océano Atlántico por parte de la marina española fue de tal calibre en los siglos XV al XVIII que se podría hablar de un Océano Español… hasta que llegó lo de siempre: “tu trabajas y yo robo”. Estudiemos la presencia de los piratas franceses e ingleses en ese mar. Un conjunto de “grandes marinos”, vulgarmente piratas: .Le Clerc, Jacques  Sores, Van de Does, Drake, Jenning, Nelson.
 
          Creo que es conveniente para una segunda entrega que  ahondemos en el verdadero Océano conocido como Lago Español: El Pacífico… solo de nombre por una ocurrencia en una buena tarde sentado bajo la toldilla en la persona de Magallanes.
 
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