Noticias antiguas de Canarias (44) La batalla de Santa Cruz de Tenerife (2)
Por Alastair F. Robertson (Traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll y publicado en el Diario de Avisos el 17 de julio de 2022.
NOTICIAS ANTIGUAS DE CANARIAS
(En el British Newspaper Archive)
XLIV - La batalla de Santa Cruz de Tenerife (2)
Tragedia y propaganda
A lo largo del siglo XVIII, de vez en cuando aparecían en la prensa británica noticias relacionadas con las Islas Canarias y otras zonas cercanas. Disponemos de una maravillosa fuente “on line”, el British Newspaper Archive (Archivo de prensa británica) (www.britishnewspaperarchive.co.uk) que proporciona una información fascinante sobre hechos que ocurrieron hace cientos de años y de la que estamos extrayendo las noticias que recogemos en esta serie, que empezó en 1720 y finalizará cuando dentro de pocos días celebremos el 225 aniversario de la Gesta del 25 de Julio.
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Semanas después de la batalla de Santa Cruz seguían apareciendo en la prensa británica relatos ligeramente diferentes del ataque de Nelson, convenientemente modificados en la medida de lo posible para hacer que su resultado fuese más asumible para los lectores ingleses. En el Caledonian Mercury y el Hereford Journal del 6 de septiembre de 1797 se leía:
“Londres, sábado 2 de septiembre.
El contralmirante Nelson, que mandaba la fuerza enviada contra la isla de Tenerife, desembarcó por la noche y se apoderó de la fortaleza. Sus efectivos no llegaban a los 800 hombres, y su sorpresa no fue pequeña cuando al amanecer se encontró con que las tropas españolas preparadas para atacarle multiplicaban por 10 ese número. Sin embargo, el valiente almirante no se intimidó. A un mensaje que el comandante español le envió diciéndole que no deseaba que se derramara la sangre de aquellos bravos hombres y conminándole a rendirse, replicó que no retrocedería y no capitularía mientras le quedase un solo hombre.
D. Antonio Gutiérrez de Otero, Comandante General de Canarias cuando se produjo el ataque de Nelson. (Cuadro de Luis de la Cruz y Ríos).
El comandante español actuó con una magnanimidad que levanta nuestra admiración. Ofreció que si las fuerzas inglesas se retiraban tranquilamente a sus barcos, les proporcionaría botes para hacerlo, ya que los propios se habían hundido. Así se hizo y, además, los españoles dieron a cada uno de los hombres una pinta de vino y unos bizcochos.
La Armada ha perdido a uno de sus más valientes oficiales. Los méritos profesionales del capitán Bowen (que fue muerto en el muelle) resaltan nítidamente en los documentos navales de Inglaterra, y sus cualidades personales le hicieron ser universalmente querido y estimado. Lord San Vicente, impresionado por su valía, sabemos que ha solicitado del Almirantazgo se levante un monumento que perpetúe su fama. El fallecido era hermano del capitán George Bowen, ascendido a ese empleo por su valeroso comportamiento en la gloriosa acción del pasado 1 de junio, en la que se distinguió particularmente al mando del Queen Charlotte, el buque insignia del conde de Howe.
Hemos tenido la suerte de haber recibido los siguientes detalles de otro corresponsal:
“La expedición contra Tenerife, bajo el mando del contralmirante Nelson, que estaba formada por 4 navíos de líneas además de fragatas y cúteres, se separó de la flota en las afueras de Cádiz y llegó a Tenerife cinco días más tarde.
Inmediatamente se iniciaron los preparativos para el ataque, y dado que los barcos no se podían acercar suficientemente a la costa para actuar con eficacia, se decidió que los hombres, que junto a sus oficiales suponían un total de unos 1.000 efectivos, desembarcaran en los botes pertenecientes al escuadrón, así como en los cúter Fox y Flora, de 14 cañones cada uno,. El mando de los barcos se confió a los Segundos, dado que el contralmirante, los capitanes y los tenientes estarían ocupados durante tres días en su malhadada expedición. Por diversas circunstancias, en su camino hacia la costa, entró mucha agua en los botes, con lo que se mojaron todas las municiones que transportaban y no pudieron sustituirlas por otras secas. Además sufrieron mucho daño por el fuego de una batería de 50 cañones que los batió con disparos de metralla. Sin embargo, a pesar de todas esas dificultades, alcanzaron la costa y rápidamente conminaron a 150 de los habitantes a entregar sus armas, con lo que se apoderaron de una pequeña cantidad de municiones.
Pronto, provistos de picas de abordaje y otras armas similares, penetraron sin problemas en la localidad de Santa Cruz, de la que se adueñaron totalmente desde la dos de la tarde, aunque sin embargo solo pudieron retenerla siete horas, pues hacia las nueve de la noche se vieron obligados a abandonarla de nuevo; fue imposible derrotar a la guarnición, que resultó ser muy fuerte y numerosa.
De fuentes fiables se supone que estaba constituida por 12.000 milicianos, además de unidades del ejército regular, perfectamente preparados para recibir a los ingleses, pues durante meses habían estado esperando que eso sucediera. En esta desafortunada aventura, recibimos con extrema preocupación la noticia de que el contralmirante Nelson perdió su brazo derecho. El capitán Bowen, de la fragata Terpsichore, un oficial muy valeroso y audaz, junto a su primer teniente y toda la tripulación del bote en que se encontraban, se hundieron y perecieron ahogados a consecuencia de un disparo de cañón que lo alcanzó. El capitán de infantería de marina de la fragata Emerald y el tercer teniente del Theseus también murieron, y el capitán Fremantle, de la fragata Seahorse fue herido de carácter leve en su brazo izquierdo.
Batería en fuego. Fotomontaje de Víctor Ezquerro (Fondo Tertulia Amigos del 25 de Julio)
Casi la totalidad de los botes en su retirada de la costa fueron hundidos por los disparos hechos desde la batería, y alrededor de 500 valerosos hombres perdieron sus vidas. El cúter Fox, con unos 100 hombres a bordo, muchos de los cuales fueron alcanzados por los disparos de metralla, también se hundió y se cree que los que no fueron heridos se fueron con él a las profundidades. El cúter Flora, mandado por el teniente Yawkins, pudo huir con grandes dificultades; un proyectil que estalló sobre su mástil le cortó la verga de gavia en dos partes y más de 40 disparos de treinta y dos y de cuarenta libras atravesaron sus velas; pero, afortunadamente, ninguno de los tripulantes recibió el menor daño. Cuando el Flora abandonó Tenerife, todo el escuadrón se encontraba fondeado en formación.”
La lucha en el muelle. Fotomontaje de Víctor Ezquerro (Fondo Tertulia Amigos del 25 de Julio)
En otra carta enviada desde Plymouth se cuenta que nuestros marinos estuvieron en posesión de la localidad de Santa Cruz durante algún tiempo, y si no hubiera sido por la falta de municiones (que debido al fuerte oleaje se estropeó en los botes) todo hace indicar que hubiesen podido mantenerse en esa situación; pero rehusaron rendirse, pese a estar rodeados por unos 7.000 españoles, y el almirante Nelson amenazó con quemar la población si no se les proporcionaban botes para que sus hombres regresaran a bordo de sus barcos, a lo que se accedió inmediatamente.”
La realidad es que el desarrollo de la batalla fue algo diferente a como se relata en esos informes, pero habrá que permitirlo considerándolos como propaganda en tiempos de guerra.
La parte 3 de la versión inglesa aparecerá en el siguiente capítulo.
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