Bienes de Interés Cultural en Santa Cruz de Tenerife (27). Torre de San Andrés

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 10 de julio de 2022).
 
 
BIENES DE INTERÉS CULTURAL EN SANTA CRUZ DE TENERIFE – 27
 
TORRE DE SAN ANDRÉS 
 
 
Declarada Monumento Histórico Artístico por Decreto del 22 de abril de 1949. Delimitada BIC por Decreto del 19 de noviembre de 1999.
 
San Andrés Personalizado
 
Torre de San Andrés
 
  
          Alonso Fernández de Lugo le concedió el Valle de Ibaute al capitán de marina Lope de Salazar por haberle ayudado en la conquista de Tenerife en 1494. 
 
          El Conde le cambiaría el primitivo nombre guanche por Valle Salazar, construyendo allí su casa y la primera ermita con las imágenes de San Andrés y Santa Lucía.
 
          Para defender aquella zona de los piratas, en el año 1656 ya existía un reducto con dos piezas de corto calibre, alrededor del cual los domingos se reunía una compañía de Milicias Canarias, formada por unos 40 vecinos del valle de entre 16 y 60 años, para adiestrarse en el manejo de las armas.
 
          Como la construcción de una fortaleza en este lugar tenía vital importancia, porque a la vez que defendía la playa en la que se refugiaban los barcos que huían de los piratas, alejaba a los buques enemigos hasta hacerles perder su barlovento, tan necesario para poder acercarse y batir los castillos de Paso Alto y San Cristóbal, en 1693 el Conde de Salazar le solicitó al rey Carlos II edificar una Torre en aquel lugar.
 
          En 1706, el Comandante General Agustín de Robles y Lorenzana ordenaría al ingeniero de S.M. Miguel Tiburcio Russell de Lugo que en la pequeña ensenada que formaban los barrancos del Cercado y las Huertas levantara una torre circular a barbeta con sillares de piedra, de 16 metros de diámetro y 5 metros de altura, con dos bóvedas para la tropa y capacidad para 50 hombres. La entrada a la Torre se efectuaba por un puente levadizo de madera y para acceder a él había que subir tres escalones de piedra viva.
 
          Las cinco piezas de artillería fueron colocadas en su explanada, hecha de lozas chasneras, en la que su parapeto no tenía troneras, ni merlones ni tampoco cubría a los artilleros. Las aguas de lluvia que caían en la citada explanada eran vertidas en  un aljibe, capaz de reunir 18 pipas.
 
          El cuerpo de guardia se encontraba al Sur de la Torre, a unos 11 metros de distancia, donde también existía un almacén abovedado en el que cabían 100 quintales de pólvora. 
 
          Contaba con una campana de metal, con cepo de madera y abrazaderas de hierro, con la que se daba la señal de arrebato a los vecinos. 
 
          La Torre sufriría importantes destrozos en 1740,  ocasionados por la crecida de los citados barrancos. Aunque los daños producidos fueron reparados al año siguiente, en 1769 el Ingeniero Militar Alfonso Sánchez Ochando la reconstruiría de nuevo dándole las dimensiones definitivas, 17,6 metros de diámetro y una altura de 8,4 metros. 
 
          Artillada con seis cañones de a 24, dos de a 16, 1 mortero de a 12 y uno de a 9, estaba guarnecida por 1 oficial, 1 sargento, 2 cabos y 13 artilleros. Su primer castellano, nombrado en agosto de 1741, fue don Salvador Agustín de Vera. 
 
Su actuación en la Gesta 
 
          La acción más notable en la que participaron los artilleros de la Torre de San Andrés, al mando del cual se encontraba el teniente José Feo de Armas, fue la ocurrida el martes 25 de julio de 1797, después de que los ingleses hubiesen recogido los supervivientes de su frustrada expedición y Nelson hubiera firmado el Acta de la Capitulación.
 
          Debido al viento dominante, el Thesseus se vio obligado a cortar el cable del ancla de proa, ya que se encontraba a 42 brazas de profundidad, siendo derivado por las corrientes marinas hacia San Andrés, donde  quedó bajo el fuego de los cañones de la Torre. 
 
          Entonces, el teniente José Feo, desconocedor de la rendición de los ingleses, pues  se encontraban muy alejados  del castillo Principal, dirigió el fuego contra ellos, impactando en la arboladura del Thesseus, al que rápidamente se le unieron una fragata y una lancha, lanzando varias bombas sobre la Torre que no produjeron daños apreciables, mientras que la fragata si los sufrió en una vela y la bombarda recibió un impacto directo en la proa que casi la hizo zozobrar, teniendo que ser remolcada al costado del navío, desapareciendo de la escena. 
 
          Cuando el cañoneo llegó a oídos del General Gutiérrez, envió urgente al teniente Sierra y a Gaspar Fuente a ordenar el alto al fuego. 
 
          Es de resaltar el estado deplorable en que se encontraba la fortaleza en la citada fecha, pues de los cuatro cañones que poseía, los dos de a 24 estaban inútiles por habérseles roto el eje de las cureñas, y de los dos de a 16, sólo uno era útil pues al otro se le había rendido su  eje. 
 
          Tal fue la rapidez con que se hicieron los fogonazos desde la Torre que uno de los cañones reventó y le quitó la vida a Vicente Talavera, un veterano miliciano de artillería, carpintero de profesión. Curiosamente el citado cañón se denominaba Asesino.
 
Estado de ruina
 
           La Torre fue declarada en ruinas después de que se rindiera por los desbordamientos de los barrancos del Cercado y las Huertas, ocurridos el 30 de octubre de 1893 y el 6 de marzo de 1894; por ello, por R.O. de 14 de junio de 1894 se procedió a su venta en pública subasta por un valor de 1.083,23 pesetas, según la valoración efectuada por el maestro de obras Domingo Pisaca; venta que no se llevaría a efecto pues otro aluvión, ocurrido el 28 de octubre de 1898, terminaría de derrumbarla, quedando tal y como está en la actualidad.
 
           Finalmente, el 2 de enero de 1924 sería declaraba inadecuada para las necesidades del Ejército, siendo entregada al Ayuntamiento el 15 de enero de 1926.
 
          Entre los años 1950 y 1970 sería utilizada como calabozo del Ayuntamiento y, años más tarde, como almacén municipal de los diversos objetos y utensilios que se utilizaban en el mantenimiento urbano de San Andrés.
 
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