Noticias antiguas de Canarias (37) En el preludio a la Guerra de la Revolución Francesa
Por Alastair F. Robertson (Traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll y publicado en el Diario de Avisos el 15 de mayo de 2022)
NOTICIAS ANTIGUAS DE CANARIAS
(En el British Newspaper Archive)
XXXVII- En el preludio a la Guerra de la Revolución Francesa
A lo largo del siglo XVIII, de vez en cuando aparecían en la prensa británica noticias relacionadas con las Islas Canarias y otras zonas cercanas. Disponemos de una maravillosa fuente “on line”, el British Newspaper Archive (Archivo de prensa británica) (www.britishnewspaperarchive.co.uk) que proporciona una información fascinante sobre hechos que ocurrieron hace cientos de años y de la que estamos extrayendo las noticias que recogemos en esta serie, que finalizará cuando el próximo verano vayamos a celebrar el 225 aniversario de la Gesta del 25 de Julio.
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La Revolución Francesa, que comenzó en 1789, fue en sus comienzos un asunto interno que no afectaba a otras naciones, por lo que la vida fuera de Francia siguió sus cauces normales. Pero esa “normalidad” estaba llena de dramas, como nos cuentan los informes periodísticos que recogemos a continuación.
Las empresas británicas sufrían vaivenes, como era el caso de William Ancell. La Kentish Gazette informaba el 20 de noviembre de 1789:
“BANCARROTAS. William Ancell, de West Smithfield, en la ciudad de Londres, (asociado con William White, antes en el mismo lugar, y ahora en la isla de Tenerife, España), comerciante de vino y brandy, vendedor minorista, comparecerá ante un tribunal en Guidhall el 28 de noviembre a las cinco de la tarde y los días 8 y 29 de diciembre a las diez de la mañana.”
Guidhall. Grabado de E. Shirt a partir de un dibujo de Prattent (c. 1805) (Fuente: Wikipedia)
Además, la piratería había dejado de ser una especialidad de europeos y norteafricanos, y algunos americanos cruzaron el Atlántico para ver qué podían obtener de de los buzos que estaban recuperando los restos de un barco naufragado. Nos lo cuenta, de nuevo, la Kentish Gazette el 1 de enero de 1790:
“El domingo (finales de diciembre de 1789) llegó a Plymouth con un cargamento de vinos y procedente de Tenerife el Friends, mandado por el Capitán Daniel. Con anterioridad a su salida de Tenerife, había llegado a aquella isla un buque de Boa Vista (Cabo Verde) con la siguiente información:
Restos de un naufragio en la isla de Boa Vista, 2010 (Fuente: Fotografía Ximonic Simo Rasänen. Wikipedia)
Un barco de guerra norteamericano, con su tripulación al completo, había arribado a Boa Vista. Puso pie en tierra un grupo de hombres armados, y tras alguna provocación de los desembarcados a los señores Braidwoods y sus buzos, se produjo un serio altercado entre los buzos y los vigilantes por un lado y los americanos por el otro. Gracias a su superioridad numérica, resultaron vencedores los estadounidenses, que mataron a dos buzos e hirieron a uno de los señores Braidwoods.
El objetivo de la incursión no era otro que el de apoderarse de los más de once mil dólares recuperados por los buzos de entre los restos del naufragio del buque Hartwell, de la compañía East Indiaman. Tras la lucha, los americanos trasladaron el dinero a bordo de su barco e inmediatamente se hicieron a la mar.
Al conocerse la noticia en Madeira, el Adventure, de 44 cañones, y la balandra armada Fairy soltaron amarras y zarparon en persecución del atrevido pirata.”
Nunca sabremos si los piratas fueron o no atrapados.
Por otra parte, todo seguía como de costumbre en las relaciones entre Gran Bretaña y las Canarias.
“Importaciones semanales en Liverpool: Islas Canarias. El Bidford, capitán W. Barnes, ha llegado de Tenerife con un cargamento de vino.” (Chester Chronicle, 27 de mayo de 1791)
Pero nunca se podía garantizar que los viajes por mar fueran tranquilos o se desarrollaran según lo previsto, pues a menudo no sucedía así, bien por causas naturales, o provocadas por el hombre, como informaba el Hereford Journal el 13 de julio de 1791 :
“Una carta particular, recibida hace unos días, informaba que el Discovery, mandado por el capitán Vancouver, y el Chatham, del teniente Broughton, habían llegado sin novedad a Tenerife, tras un mes de navegación desde Falmouth. Durante la primera parte de la singladura, se encontraron con muchos y fuerte vientos en contra, que les obligaron a arrojar por la borda parte del ganado que transportaban, aunque no sufrieron daños materiales. Por orden del gobierno, se dirigen a los Mares del Sur para tomar parte en reconocimientos y descubrimientos.
El pasado día 10 tuvo lugar un violento enfrentamiento entre miembros de la tripulación del Discovery (capitán Vancouver) y algunos españoles habitantes de la isla. Afortunadamente no hubo graves consecuencias, aunque el Capitán Vancouver fue arrojado al mar desde el muelle y el honorable Mr. Pitt se vio obligado a nadar hasta un bote. Aún se desconoce quienes eran los agresores.”
Los temporales en el Atlántico debían ser frecuentes, ya que no solo el Chatham y el Discovery se vieron afectados. La Kentish Gazette informaba el 5 de enero de 1792 que:
“Cartas recibidas de Tenerife, escritas por una persona a bordo del Catherine, con destino a Sierra Leona, expresan una gran preocupación sobre la situación del Harpy, en cuya compañía había abandonado Inglaterra hacia el nuevo asentamiento previsto. El propio Catherine había tardado casi dos meses en llegar a Tenerife.”
Otro motivo de preocupación eran las enfermedades, que se propagaban rápidamente en los reducidos espacios existentes a bordo de un barco. Afortunadamente, este buque en particular, el Calypso, no hizo escala en Santa Cruz, lo que evitó a sus habitantes el riesgo del contagio de viruela, y la historia pudo tener un final feliz. (Kentish Gazette, 17 de julio de 1792)
“Se reciben noticias de Tenerife informando de la llegada sin novedad a la isla, el 10 de mayo, del Hankey, uno de los barcos que traqnsportan voluntarios con destino al asentamiento previsto en Bulam, en la costa de África. La balandra propiedad de los aventureros llegó con el Hankey. El otro barco, el Calypso, en el que se encontraba Mr. Dalrymple, no pudo anclar en Tenerife por llevar a bordo enfermos de viruela.. Continuó hasta St. Jago (Santiago en las islas de Cabo Verde), donde el Hankey y la balandra se le unirían tres días después, y desde allí se dirigirían a Bulam. Será una alegría para los amigos de los aventureros saber que todos gozaban de buena salud y con la moral alta.”
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