Bienes de Interés Cultural en Santa Cruz de Tenerife (10). Iglesia Parroquial de San Francisco
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 13 de marzo de 2022).
BIENES DE INTERÉS CULTURAL EN SANTA CRUZ DE TENERIFE - 10
IGLESIA PARROQUIAL DE SAN FRANCISCO
Declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento por Decreto de 7 de febrero de 1986
Parroquia de San Francisco
Los franciscanos del convento lagunero de San Miguel de las Victorias se establecieron en Santa Cruz en 1648, colocaron el Santísimo en la ermita de San Telmo y comenzaron a construir un convento a su vera. Denunciados a la Corte por la Cofradía de Mareantes y por el beneficiado de la parroquia de la Concepción, en 1652 el Consejo de Castilla les ordenó devolver la ermita y demoler lo construido.
Los franciscanos no cejarían en su empeño y, demostrando que la Parroquia de la Concepción no podía atender por sí sola la feligresía de la Villa y Puerto, el 22 de septiembre de 1676 lograrían que una Real Cédula del Rey Carlos II les concediera licencia para fundar convento en Santa Cruz. En esta causa tendría especial relevancia la generosidad del capitán Tomás de Castro Ayala, quien les cedió la ermita de Ntra. Sra. de la Soledad, San José y San Antonio de Padua que, con licencia del obispo de Canaria Bartolomé García-Ximénez Rabadán, había fundado en un altozano cercano al barranquillo de Guaite (actual calle Ruiz de Padrón). Las obras para hospedar a los frailes comenzarían al año siguiente, de manera que abrirían las primeras dependencias del convento de San Pedro de Alcántara el 21 de julio de 1680.
La construcción del templo actual comenzaría en 1713, recibiendo cinco años más tarde un gran impulso del obispo de Canarias Lucas Conejero de Molina, pues a sus expensas se fabricaría la Capilla Mayor; se pavimentó el suelo con piedra de cantería azul, traída de Arucas; se finalizó la denominada celda del Obispo, que le permitía acceder al coro del templo a través de un corredor; se cubrió el presbiterio con importante iconografía; y les cedió la huerta del convento –actual plaza del Príncipe-, cuyo terreno había donado Inés de Armas a la iglesia de los Remedios de La Laguna.
La iglesia pasaría a tener tres naves gracias al empeño del provincial de la Orden, Fray Jacobo Antonio Delgado Sol, quién en 1755 fabricaría la nave del lado de la Epístola y en 1760 la del lado del Evangelio. Las tres naves están separadas por arcos de medio punto apeados sobre robustas columnas toscanas en toba roja que descansan sobre basamentos cuadrados y collarines en el extremo superior del fuste, y están cubiertas por artesonados de par y nudillo. Como debido a estas obras el interior del templo quedó en penumbra, hubo que acrecentar el tracto de la nave central abriéndole ventanales rectangulares sobre la arquería.
El pórtico de la iglesia está formado por un cuerpo central y dos laterales rematados por una cornisa pétrea festoneada que recorre los tres cuerpos. El central, donde se ubica el acceso principal, está definido por un pórtico neo corintio con un arco de medio punto enmarcado por dos colosales columnas salomónicas labradas, de basalto del país, que soportan el arranque de un frontón truncado, coronado por una hornacina con la imagen de La Milagrosa. Sobre ella está el escudo de mármol de la familia Castro Ayala y un óculo que sirve de iluminación al coro, donde se encuentra el órgano barroco, fabricado en La Laguna en 1781. En cada uno de los cuerpos laterales se ubican sendas portadas de medio punto en cantería y un pequeño hueco de iluminación –del coro-, alineado sobre el eje vertical.
La gran torre de tres plantas, levantada en 1775 con arcos de medio punto en la planta baja y ventanas en las siguientes, tenía el templete rematado con una cúpula de madera cubierta de azulejos, traídos de Talavera de la Reina y de los Países Bajos, y una escultura de la Purísima. La torre sería reedificada en 1833 por Fray Gregorio Perdomo, utilizando su propio peculio y el producto de la venta de algunas alhajas de plata. La última de las cinco campanas de la torre fue colocada en 1792; curiosamente, las campanas tuvieron que ser desmontadas a finales del mes de diciembre de 2021 para restaurar los yugos de madera que las soportaban. El reloj de la torre sería un regalo de los comerciantes Guillermo Lemaitre y Carlos Büchle en 1872.
A raíz del Real Decreto de Desamortización eclesiástica del 1 de octubre de 1820, por el que se extinguieron los dos conventos existentes en esta Ciudad, la iglesia sería cerrada, los objetos de culto se distribuirían en distintas parroquias, y las dependencias claustrales le fueron cedidas al Ayuntamiento de Santa Cruz para que instalara las Casas Consistoriales y otras dependencias. En 1933, el antiguo convento sería demolido y en su solar se construiría el Museo de Bellas Artes y el Palacio de Justicia. De todo este conjunto arquitectónico sólo se conservarían la iglesia y la torre.
La iglesia abriría de nuevo sus puertas al culto como Auxiliar de Parroquia el 28 de mayo de 1848, siendo declarada Parroquia el 28 de julio de 1869 por el obispo de Canarias y Administrador de la Diócesis de Tenerife José María Urquinaona.
Interior del templo
La Capilla Mayor destaca por su retablo de un solo cuerpo y tres calles, definidas por columnas salomónicas con hornacinas y ático con estípite atlante y una profusa decoración y bajorrelieves policromados realizados en 1739. Está presidido por la Inmaculada Concepción, obra del escultor orotavense Nicolás Perdigón Oramas, flanqueada por las imágenes de San Francisco de Asís, de origen cubano, y Santo Domingo de Guzmán, de autor canario. En el ático del retablo, un cuadro de la Virgen de la Soledad, que recuerda los orígenes del Templo, tiene a ambos lados dos medallones con bajorrelieves de San José y San Antonio de Padua. El almizate del techo contiene un programa iconográfico con la Coronación de la Virgen, mientras que los costados del presbiterio tienen pinturas murales en grisalla que representan diferentes momentos bíblicos. En la pared del lado del evangelio cuelgan el retrato del obispo Bartolomé García-Ximénez y los cuadros El Sacrifico de Isaac y el de David y Ajimelec, mientras que en la del lado de la Epístola están el retrato del obispo Lucas Conejero, y los cuadros Agraha y Melquisedec, y Las Uvas del Valle Escol. Las pinturas del arco toral central tratan de la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción por el rey Carlos III; la Inmaculada está en el centro, entre Carlos III y Duns Scoto; a la izquierda un cortejo de pontífices, el Sol y el escudo de España; y a la derecha un cortejo de franciscanos, encabezados por San Buenaventura, el escudo franciscano y la Luna.
La Capilla de la Soledad del Retiro, construida en 1718 en el lado del Evangelio, posee un retablo de estilo rococó con la imagen de la Virgen de la Soledad presidiendo el nicho central, y las de San Juan Bautista y Santa Lucía de Siracusa en los nichos laterales. Las pinturas del arco toral presentan a María con Cristo muerto en sus brazos, acompañada de María Cleofé y José de Arimatea, a la izquierda, y María Magdalena y Nicodemo, a la derecha.
La Capilla del Señor de las Tribulaciones, en el lado de la Epístola, originalmente llamada San Luis rey de Francia porque fue mandada a construir en 1721 por el cónsul francés Esteban Porlier para su sepultura, tiene en su hornacina central un impresionante busto del Ecce Homo de finales del s.XVII, restaurado en 2022, al que le caen gotas de sangre por las sienes mientras del rostro brotan lágrimas que bajan hasta su boca entreabierta, al mismo tiempo que sus ojos miran hacia el cielo. Considerado Santo Protector de la Ciudad, el Ayuntamiento capitalino lo declaró Señor de Santa Cruz el 28 de abril de 2011. Las pinturas de arco toral están dedicadas al Tránsito de San Francisco, asistido por la Virgen y cuatro frailes franciscanos.
La Capilla de la Venerable Orden Tercera, a la que se accede por la calle Villalba Hervás, fue construida en 1763 gracias al patrocinio de los comerciantes irlandeses Andrés Rossell y Pedro Forstall, ambos enterrados en el presbiterio. En ella destaca su retablo rococó, con la talla del Señor del Huerto, obra del s.XVIII atribuida a Rodriguez de la Oliva; el Vía Crucis formado por 14 cuadros pintados por Juan de Miranda, y la Cruz de ébano con incrustaciones de nácar que llevaba María Estuardo cuando fue decapitada. En esta Capilla se celebraron en 1808 las elecciones para elegir a los representantes de Santa Cruz en la Junta Suprema de Canarias y se solían reunir los primeros regidores de la Villa de Santa Cruz cuando el Ayuntamiento no disponía de Casas Consistoriales.
De los retablos existentes en la Parroquia, el de la Virgen de la Consolación procede del altar mayor de la iglesia del convento dominico que estaba donde hoy se levantan el Teatro Guimerá y el Centro de Arte La Recova y que fue suprimido por Real Decreto de 25 de julio de 1835. Está formado por columnas salomónicas y capiteles corintios y acoge la imagen de la Consolación, acompañada de Santa Clara de Asís y Santa Rita de Casia. El retablo acaba de ser restaurado (2021) debido al mal estado en que se encontraba por la acción de las termitas, los añadidos que presentaba la estructura y las alteraciones en la policromía sufridas a lo largo de los años. En el presente año (2022) se encuentran en fase de rehabilitación los retablos de San José, San Buenaventura y de la Soledad.
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