´Nuestra Sanidad en el siglo XVI. Ángel de la salud: Ana Rodríguez

 
Por Juan Manuel Valladares Expósito  (Transcripción de una conferencia pronunciada en Radio Muelle en noviembre de 2020).
 
 
 
NUESTRA  SANIDAD  EN  EL  SIGLO  XVI.   ÁNGEL  DE  LA  SALUD: ANA  RODRÍGUEZ
 
 
Hospital Personalizado
 
El viejo Hospital. Barranco de Santos (Cortesía de Ramón Hernández)
 
 
            
          Creo de verdadera justicia ante los desgraciados tiempos sanitarios que corren dar un sentido agradecimiento a tantos miembros de ese maravilloso colectivo desde el director del más  prestigioso hospital al sanitario de a pie que mantiene sus instalaciones con la mayor calidad. Y siguiendo sus indicaciones es como nuestra Real Liga Naval Española ha realizado un amplio programa de conferencias online en torno a la vida de nuestros hombres y gestas de la mar que no han cesado ni aun en los peores momentos de esta pandemia. Animo a las gentes que aman nuestra mar a unirse a esta asociación ajena al lucro y la política. Vaya mi más sincero agradecimiento a esta Radio Muelle y a su director, el buen amigo Ezequiel Gonzales por su desinteresado  apoyo a esta noble causa.
 
          Y como la sanidad desde siempre nos ha acompañado en las duras y las maduras hablemos de la sanidad que podemos documentar desde el mismo día de la llegada a Tenerife de nuestros mayores castellanos, andaluces o extremeños judeoconversos, a la busca de un refugio seguro en 1494.
 
          Hemos disfrutado desde la más remota antigüedad de una serie encadenada de elogios, aunque mejor sería calificarlos de piropos, sobre las bellezas con que la madre naturaleza adornó y adorna a nuestras Islas Canarias. Y no menor ha sido el caudal de alabanzas sobre nuestro clima, la  belleza y la bondad de nuestras gentes. Todo ello sublimado con expresiones tales como  Islas Bienaventuradas, Jardín de las Hespérides, Islas Afortunadas y un largo listado entre azucarados epítetos y una cierta y sana envidia a veces mal escondida tras las alabanzas. Estas expresiones a veces alcanzan un nivel simpático y decididamente sospechoso, por su falta de conocimiento y sinceridad, tal como las que hacen cuantos personajes del teatro o la canción  que en cuanto ponen pie en esta bendita tierra nos amodorran con expresiones de alegría y amor ante tanta belleza la dulzura de nuestras costumbres y esa hoy, machista aunque cierta afirmación, sobre el encanto de nuestras mujeres.
 
          Pero la madre naturaleza no solo fabrica bellos lugares y buenas gentes vigorosas, también se toma sus réditos enviando tormentas y enfermedades. Esa y no otra es su sutil manera de defender su existencia. Comer o ser comido, crear o destruir. Y en medio de esa continua y lógica lucha quiso el Supremo Hacedor, Gran Arquitecto, Jehová, Shiva o como queramos llamar al Padre de esta gran creación que llamamos el planeta Tierra, poner unas entidades que actuaran como mediadores de los desaguisados futuros que en su omnipotente conocimiento ya estaban previstos.
 
          Y a esos seres que han recibido toda clase de denominaciones en las variadas culturas de la historia, las llamó el cristianismo ángeles. Una curiosidad ésta porque desgraciadamente, apenas pueden rastrearse en el Antiguo Testamento, donde solo se mencionan por su nombre a dos de ellos Miguel, Rafael y un tercero Gabriel  en el Nuevo Testamento. Y para ejemplo de su utilidad tenemos constancia bíblica de que el ángel Rafael cuando acompañaba al pobre Tobías le dio muy buenos consejos médicos para que con algunas partes de un pez sacado del rio Tigris hiciera valiosos medicamentos. Mucho ha cambiado el contexto de su existencia pues ya casi finiquitados en alas del progreso los San Rafael, los San Miguel y hasta los inocentes ángeles de La Guarda que dormían al pie de nuestras inocentes cunas, nos han inundado las nuevas tecnologías de  espeluznantes Superman,  Batman, Capitán América y otros tantos bodrios solo posibles en el cerebro de nuestras desoladas culturas judeocristianas.
 
          Pero con ese adjetivo, nombre o cualquier otro debemos reconocer a aquellos humanos  que se esfuerzan por hacer mejor la vida de cuantos viven se alegran o sufren en su entorno. Y aun mas debemos, porque es deuda impagable, hacer alabanza de sus historias y de sus calladas acciones.  
 
          Hablemos de nuestro primer ángel, en este caso femenino, desde los primeros días de la cruenta lucha por la conquista de Tenerife allá por el año de 1494-1496. Fue su nombre Ana Rodríguez,  esposa del soldado conquistador de Tenerife, Andrés Díaz. La cita exacta y más moderna sobre la participación de Andrés Díaz y su esposa Ana Rodríguez, única presencia femenina en esa relación y perfectamente documentada, aparece  consignada en la lista de conquistadores adjunta a La Conquista de Tenerife 1494-1496 de don Antonio Rumeu de Armas (Aula de Cultura de Tenerife 1975). Ambos esposos, nuevamente citados por el Sr. Cebrián Latasa en su Diccionario de Conquistadores de Canarias -2003. Y si alguna referencia exacta sobre la actuación de Ana Rodríguez en la conquista quisiéramos leer, acudir al Libro I-IV de Datas Originales transcrito por la sapiente mano de Don Elías Serra Ráfols. En la colección Fontes Rerum Canariarum, 1978.
 
                    “Data 253-13-Ana Rodríguez.Una suerte de ta.q.esta con la de Juan Armas, por lo mucho que servistes al tiempo de la conquista en curar enfermos y heridos-18-III-1503”
 
          Ya había sido generoso,  aunque más lo creo justo, el Adelantado en otras ocasiones con el matrimonio Ana Rodríguez y Andrés Díaz. Como lo demuestran otras datas  que consignamos.
 
                    “-Andrés Díaz y Ana Rodríguez 3 solares en q. teneis hechas y comenzadas ciertas casas hasta el día de hoy y un pedazo de ta.calma para una güerta y para una casa en el puerto de Santa Cruz por buen servicio q.a.Su Alteza feciste en esta dha. conquista-6.IV-1499”
 
Bufadero Personalizado
 
¿Las tierras de Ana Rodríguez?  -  El Bufadero
 
 
          Doña Francisca Moreno Fuentes añade en su trabajo Las Datas de Tenerife-Libro primero datas por testimonio ,en Fontes Rerum Canariarum.. 1992
 
                    “ Andrés Díaz y Ana Rodríguez conquistador de esta isla de T.;tres solares en que tengo hechadas y comenzadas ciertas casas hasta el día de hoy y más un pedazo de tierra calma para una huerta y para una casa,lo cual vos do por un servicio que a sus altezas hecisteis en esta dicha conquista, los cuales solares y tierras son en el puerto de Santa Cruz que es en esta isla de T.y mando por esta a Alonso de la Fuente esc.publ. de esta isla que lo asiente en el registro 6.IV-1499.Alonso de Lugo”
 
                    “Ana Rodriguez vº y pobladora de la isla de T,una caballería de tierra en Tahoro -data 20.1.1501-“Digo que se vos de una peonía y que se vos asiente” Alonso de Lugo”
 
          Transcribo textualmente la data contenida en la obra El Repartimiento de la Isla de Tenerife 1493-1569 del Sr. Francisco Báez Hernández pag. 39 edición de 2016:
 
                    “AMLL Datas de 6-4-1499 -Un valle que se llama Ygoa, que es en el valle del Bufadero, el cual se llama el de Las Cañas…salvando un pedaço de tierra en que están puestas las cañas que es de Ana Rodríguez”
 
          Comentario muy valioso que sobre este tema aparece en páginas 50 y 51 del texto ya citado por cuanto se dice taxativamente:
 
                    “Esta primera colonización la realizó Ana Rodríguez junto a su marido Andrés Díaz, vecinos de Santa Cruz”
 
                   “ en el valle de Las Cañas para cultivar vides mediante una data conjunta entregada a los conquistadores Alonso de La Fuente y Fernando de Talavera, en la cual se exceptuaban las tierras que ya tenía plantadas Ana Rodríguez”
 
          La lectura de estos documentos ya nos da una idea de que este matrimonio Ana y Andrés son de los primeros habitantes de la entonces apenas iniciada ciudad de Santa Cruz de Tenerife, y cuya actividad no solo se deriva a los servicios sino que desde el inicio de su llegada favorecen el desarrollo agrícola del entorno de la que más tarde sería nuestra capital .Esta ciudad de Santa Cruz de Tenerife donde se honra a cuanto británico o personaje ajeno a nuestra historia pasa por sus costas sea almirante, mercader o filibustero y se olvida a sus hijos fundadores.
 
          El Primer Adelantado fue generoso con el matrimonio de Ana y Andrés. No lo fue tanto la fortuna que a toda vida humana acompaña para bien o para mal. Porque algo temerosos con los arribos que a la costa de África en lugares próximos al Archipiélago Canario realizaban las naves del rey de Portugal, decidieron nuestros reyes Isabel y Fernando que debía darse una respuesta contundente ocupando algunos territorios de la costa africana concretamente en la zona de Tagaos y a tal efecto se hubo de organizar, de forma más que precipitada y algo escasa de hombres y medios, una armada para desembarcar en aquellas áridas tierras. Iba en la expedición acompañando al Adelantado y a sus hombres  nuestro Andrés Díaz, el esposo de Ana Rodríguez, allá por el verano de 1501. Mala fue la acción bélica  que partió de Tenerife con escala en Gran Canaria y con los peores  resultados volvió en noviembre del mismo año, porque allí quedaron hombres y materiales. Y entre todos los difuntos nuestro Andrés que jamás volvió a su isla recién conquistada, apenas cuatro años antes. Mal principio esa apresurada leva de hombres, hecha en el entorno del puerto de Santa Cruz, motivo de sus posteriores retrasos en prosperidad y crecimiento.
 
          En mi intención que creo de justicia, añado algún dato para dar mi opinión sobre una cuestión que a mi juicio lleva a confundir a nuestra Ana Rodríguez,  nuestro primer ángel sanitario, con otra Ana del mismo apellido y años de estancia en Tenerife. Existe un protocolo del escribano Antón Vallejo de 25 de Octubre de 1505 con transcripción de Juan Manuel Bello León en Fontes Rerum Canariarum 2015, en el que un Francisco Jiménez y su suegra Inés de Plazeres (o Plazer) se disputan para hacer repartimiento de los bienes de una Ana Rodríguez entre los cuales se encuentra un esclavo negro y otro guanche. Vayamos al texto;
 
                    “1505,octubre 7-leg 177,fol,2 vto.
 
                    Concierto entre Francisco Jiménez e Inés de Plazeres, su suegra, ambos vecinos, para solventar los pleitos que han tenido por la herencia de Ana Rodríguez, mujer del citado Francisco e hija de Inés Plazeres……de los esclavos que tiene Francisco Jiménez, uno llamado Francisco el negro quedará para la suegra; el otro ,el guanche quedara para él”
 
                    "1505,octubre 7 folio lega.177,fol 4
 
                    Acuerdo entre Francisco Jiménez e Inés Plazer su suegra, mediante el cual parten por partes iguales todos los bienes…..que fueron de Ana Rodríguez mujer e hija respectivamente”
 
          Hasta donde hemos podido investigar nuestra Ana Rodríguez no ha sido esposa de ningún Francisco Jiménez ni hay huella rastreable de una madre suya de nombre  Inés Plazeres. Por lo que hemos podido saber no es en esa época de 1505 fallecida, puesto que tras la pérdida de su esposo en la desgraciada batalla de La Saca en Tagaos del año 1501 aparece documentalmente  casada años más tarde con el portugués Pedro Afonso con certezas rastreables en las tierras concedidas al propio Pedro tal y como  se cita en Las Datas de Tenerife ( libros Ia IV de datas originales) Elias Serra Rafols.Fontes Rerum Canariarum 1978.
 
                    “1674-7 Ana Rodríguez mujer de Pedro Afonso vº 100 f. de las que se dan .Do a vuestro marido P.A. 50 f con tal que no haya recebido otras .22-IX-1513”
 
         El respeto y agradecimiento por parte del Adelantado hacia Ana aun se mantiene como se observa por la aclaración de que data en la misma escritura a Ana y Pedro dando a cada uno su parte para no aumentar solo el caudal de Pedro sino mantener el caudal particular de Ana Rodríguez. 
 
         Quisiera hacer en este punto una pretendida aclaración sobre el matrimonio de la Ana Rodríguez citada como esposa de Francisco Jiménez, natural de Llerena. Ese Ana  nada tiene que ver con la viuda de Andrés Díaz fallecido en Berberia.  Ella es la primera esposa de Francisco, siendo la segunda Marina Jiménez natural de Moguer, de familia judeoconversa como su esposo Francisco. Esta Marina era la hermana de otra conversa, Elvira que casó con Juan Méndez  converso  natural de Llerena ( media Llerena conversa paso a Tenerife )fundador del pueblo de Buenavista. Antes de entrar en legendarias  ventas de sabor popular, vasitos de vino incluidos, en la zona de el Valle Jiménez o María Jiménez no estaría de más saber quienes fueron su primeros dueños, al menos en gran parte del Valle Salazar, Bufadero, Benijos o cabecera de Tahodio…el matrimonio Jiménez Francisco y Marina ( la historia luego solo escribió María Jiménez).
 
          En materia de apellidos de cristianos y judeoconversos no  hay nunca certeza de quien es quien. Una buena parte de nuestros primeros vecinos,ya  canarios, después de la incorporación a la corona de Castilla  fueron hijos de conversos con los mismos apellidos que los cristianos viejos El rechazo nunca fue la vecindad ni el origen, fue la Inquisición. En su momento crucial, siglos XVI y XVII, a La Laguna y La Orotava solo les faltó una sinagoga.
 
          Pero la genealogía en ese histórico momento facilita escasos datos, lo cual en su tiempo  nada debe de sorprender .La historia no se lee igualmente cuando la cosa sucede a lo que se lee cinco siglos más tarde…Datos en buena parte rastreables  y  ciertos. Es por ello que dejamos el análisis de su descendencia para aquellos que gocen con el atrevimiento de seguirlas. Las dudas nos asaltan con más frecuencia sobre otras genealogías mas “góthicas”. Y ante esta tesitura mejor guardar un prudente silencio y esperar que los archivos vayan dejando ver sus secretos. Aun queda mucho por transcribir, leer y digitalizar de la verdadera historia de nuestras islas. Es y será, cuando van pasando los años, un proceso de salud mental que debemos hacernos con humildad esta pregunta. ¿Cuantas genealogías o historias canarias están ajenas al error o la más pura invención con o sin malicia? 
 
          Otros sanitarios aparecerán en nuestros primeros años de vida europea en estas tierras pero ya nos parece  su talante menos humanitario a tenor de que cuanto de ellos podemos leer y contrastar va mas de argucias y negocios que de sanidad. Bien es verdad que las autoridades del momento no eran de un gran perfil socializante y dados a las actitudes de ayudar al prójimo, salvo si había de por medio tierras, aguas y alguna hija casadera. Dejamos para otro trabajo continuar en futuras comunicaciones con certezas documentadas  sobre los  “ángeles sanitarios” más conocidos en Tenerife en el siglo XVI. Fueron estos reconocidos como bachilleres, médicos o boticarios. Sus nombres Diego de Funes Juan de Fiesco  Anfós  Niçardo y el boticario Juan Merchante.
 
          Pero muy poco podrían hacer esos médicos sin la caridad cristiana de un Pedro López de Villera ,un andaluz que sin ser conquistador, pero si poblador de Tenerife desde al menos 1500, lega a su fallecimiento la mitad de sus bienes que no eran pocos, a su esposa en un 50%, unas tierras a su esclavo liberado Francisco de Tegueste que luego se llamó igualmente López de Villera y la mitad de su herencia para la fundación del Hospital de San Sebastián. Casualidades de la historia su esposa se llamo igualmente Ana aunque de apellido Gutiérrez hija de otro grande en la historia de Canarias Guillen Castellano uno de los pocos que sabían y hablaban “la lengua canaria” siendo como era extremeño. Hermosa historia la de este hombre que ya estaba en la isla de Lanzarote desde 1450. Años en  que otro interprete de la lengua aborigen, Pedro Mayor, como natural que era de Lanzarote,  acompañaba a Diego de Silva en la llegada a Galdar. Este Guillen hombre en plenas facultades amatorias fue padre de una numerosa prole con su esposa legítima María Perdomo y dejo una saga de nueve hijos emparentados con Cabreras, Xaraquemada, Más y Armas. Con sus amantes, hijas de la tierra, tuvo otros siete con las que extendió el apellido Castellano por toda la isla. Francisco Lopez de Villera el liberado esclavo de Pedro López de Villera caso con su hija natural Elvira Hernández hija de una guanche del mismo nombre y apellido. Lo del RH de algunos es como para ponerse enfermo.
 
          Tendremos que utilizar para ese trabajo toda la documentación de posible interpretación contenida en Acuerdos del Cabildo de Tenerife, una gran labor de transcripción esmeradísima que llevaron a cabo don Elías Serra Ráfols y don Leopoldo de La Rosa  Olivera para los acuerdos de 1518-1525 en 1970, doña Manuela Marrero para los acuerdos de los años 1525-1539 en 1986 y los acuerdos de los años 1545-1549 de la mano de doña Manuela Marrero, doña María Padrón y doña Benedicta Rivero en el año 2000.Toda esta magnífica colección hoy contenida en la inmensa obra Fontes Rerum Canariarum, una de las mas brillantes publicaciones de nuestro Instituto de Estudios Canarios en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna.
 
          Ya en el siglo XVII y posteriores buena parte de nuestra economía y diría que hasta nuestra cultura estaba dominada por todo lo que fuera británico. Nada mejor para llegar a esta conclusión que leer la obra de Francisco Fajardo Spínola “ Una Comunidad mercantil Atlántica:Los ingleses en las Islas Canarias “ en Anuario de Estudios Atlánticos año 2013 editados por la Casa de Colón en Gran Canaria. Los estudios sobre nuestra salud empezaron a llevar firmas como Osbert Ward, E.Paget Thurstan,  Elisabeth Murray y tantos otros. Nunca dejaré de afirmar que en aquel momento en estas tierras canarias al igual que en Madeira ,España y Portugal solo ponían el himno y la bandera. Los recursos económicos, las sociedades agrícolas o industriales y gran parte del comercio pasaban por manos inglesas o irlandesas con algún que otro francés. ¿ Cuantas veces hemos tenido que escuchar la  alusión a que la estadía perpetua de nuestros amables visitantes ingleses ,al mando del inefable Lord Horacio Manco de Tenerife, hubiera sido la gran solución sin advertir las hermosas familias de  maravilloso color y progenie africana y avanzada cultura ( y la cita es solo mía a modo de sutil broma) que estos casi europeos han creado en los países que han colonizado pero nunca civilizado? .Que buen ejemplo las películas de indios y vaqueros con el Séptimo de caballería siempre a punto para eliminar indios. Y por qué no decir que hemos mantenido una frágil economía y una pesada balanza exterior por el apego a cuanto nos vendían y aun venden las potencias europeas, auténticos imperios  colonizadores comerciales. Mientras nuestros campesinos y hasta ambiciosas clases medias se iban a hacer la América, la Europa más culta, se afincaba en nuestros muelles y casas de Santa Cruz o en La Orotava y su puerto.
 
Gorro Personalizado
 
Sombrero típico de Tenerife. Hecho en Londres, 1900.
 
         
          Y aun así, como bien nacidos, debemos agradecer al destino que viniera a vivir entre nosotros por el año  1810 el más mágico descubridor y dibujante de nuestros trajes “típicos” ,Alfred Diston y que debamos a su hija la Sra. Plácida Diston  y Orea su gran labor al frente de la Cruz Roja de Tenerife. Una magnífica exposición de su labor se celebró  en las dependencias de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife en su sede de la Calle lagunera de San Agustín.
 
          Queden estas líneas como un reconocimiento para aquella humilde mujer enfermera, pobladora y agricultora que fue nuestro primer ángel de salud, Ana Rodríguez.
 
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