Pedro Ontoria Oquillas, tertuliano burgalés siempre en el recuerdo

 
Por Ana María Díaz Pérez  (Publicado en El Día el 30 de julio de 2021).
 
 
 
          En este año 2021, en el que lamentablemente desde los primeros días del estival mes de julio los contagios del SARS-CoV-2 han ido in crescendo, el conjunto de la Tertulia Amigos del 25 de Julio se ha visto mermado, al margen de esta Covid-19, por el definitivo adiós de otro de sus tertulianos más destacados, de nuestro querido compañero Pedro Ontoria Oquillas, no obstante, debido a que su estado de salud en determinados momentos daba signos de recuperación, aflorando en la memoria los versos de uno de los poetas más conocidos, de su tocayo, el eximio poeta gomero Pedro García Cabrera, la esperanza nos mantenía, mas esta se desvaneció hace un par de semanas. Por consiguiente, a modo de pequeño homenaje, sentimos el deseo de destacar unas reseñas de su legado cultural.
 
          D. Pedro Ontoria Oquillas había nacido en Burgos (1942), concretamente en la localidad de Gumiel de Izán, y llegó a Tenerife gracias a un destino docente, isla donde formó una familia. El profesor Ontoria poseía una profunda preparación, puesto que estudió en las Escuelas Pías de Valencia, obtuvo el título de Maestro de Enseñanza Primaria en la guipuzcoana Escuela Normal de San Sebastián y fue becario en el Colegio Español de la urbe alemana de Munich, mientras que su formación superior la adquirió en las Universidades Pontificia de Salamanca y en la romana de Santo Tomás, así como en la Universidad de Valencia, centros de enseñanza en los que se licenció en Sagrada Teología y en la ya extinguida carrera de Filosofía y Letras.
 
          En el seno de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, nuestro considerado tertuliano fue miembro fundador de la misma y durante las reuniones solía permanecer en absoluto silencio, escuchando atentamente, a la par que transmitía una inmensa serenidad, sosiego que se transformaba en verdadera pasión en el instante en que intervenía para referirse a su paisano burgalés, a su fervoroso tema, que consistía en enaltecer la valía del general Gutiérrez, porque si bien es verdad que derrotó a uno de los marinos más afamados de la historia, Horacio Nelson, no es menos cierto que precisamente esa notoriedad del contralmirante inglés ha ensombrecido la figura de Gutiérrez, cuando debería ser todo lo contrario, ya que, como se ha repetido en muchas ocasiones, no solo lo venció, sino lo que es aún más meritorio, en inferioridad de condiciones, pues pudo más el coraje de la población bajo sus directrices que la potencia de la armada británica. El Sr. Ontoria Oquillas persistía en que se debía dotar a Santa Cruz de una digna escultura dedicada al vencedor español, una magnífica obra diseñada por el escultor tinerfeño Roberto Barrera Martín (La Laguna, 1927 – Barcelona, 2019). En definitiva, Pedro se erigía en el embajador del invicto Antonio Gutiérrez en Canarias.
 
          No obstante, sus argumentos teológicos también lo impulsaron a que centrara su interés en el estudio de la Canilla de San Clemente, reliquia que se custodia en la Parroquia Matriz de Ntra. Sra. de la Concepción de esta capital y que constituyó el contenido de su último libro publicado (2017), resultado de un exhaustivo análisis que puso de relieve, como en todos sus trabajos, su rigor investigador.
 
          Desde las páginas de este diario, manifestamos nuestras más sentidas condolencias a toda su familia y amigos, pero en especial a su única hija, la doctora Cristina Ontoria  quien ha heredado el color y la expresión de los ojos de su padre, por tan sensible pérdida, la de todo un caballero, buen compañero, generoso, amante de su tierra natal (Gumiel de Izán) de la que era Hijo Predilecto (2014) y defensor a ultranza del  victorioso militar de la Gesta del 25 de Julio de 1797. En honor a su memoria continuaremos insistiendo en lograr la ejecución de la preterida escultura, puesto que en ella quedará cautivo el recuerdo de nuestro apreciado contertulio Pedro Ontoria Oquillas, acompañado del afectuoso sentimiento que permanecerá siempre en nuestros corazones tertulianos.
 
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