El agua en Santa Cruz: Fuentes públicas

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 14 de febrero de 2021).
 
 
          Las fuentes públicas se instalaron en distintos barrios de Santa Cruz para que sus vecinos pudieran suministrarse con el agua que llegaba por atarjeas desde los nacientes del Monte Aguirre, en el macizo de Anaga. A ellas acudían las vecinas, aguadoras, y acemileros para rellenar sus cántaros, bidones y barricas. 
 
          Estas fuentes constituirían los primeros elementos de ornato público que se colocaron en Santa Cruz, las cuales han llegado hasta nuestros días.
 
 
Fuente de la Pila
 
01.- Fuente de La Pila Personalizado
 
         
          La Pila de piedra volcánica que se colocó en 1706 en la plaza que llevaría su nombre, actualmente Plaza La Candelaria, tenía en su centro y en alto un surtidor que llenaba de agua la copa, de donde salía por las bocas de seis mascarones, siendo aprovechada por las vecinas, aguadoras, y acemileros. 
 
          En 1802, al romperse el pedestal de la columna sustentadora que portaba la copa, el cual tenía dos cartelas con las armas reales de España, fue sustituido por otro más corto, realizado con piedra extraída de una cantera de Pedro Álvarez (Tegüeste).
 
          La Pila sería trasladada junto al muro del castillo San Cristóbal en 1813, donde permanecería hasta que en 1844 se retiró y se guardó en un solar municipal, de donde fue rescatada por Anselmo J. Benítez para exponerla en los jardines de su Hotel Villa Benítez. En 1986 sería devuelta y colocada en su lugar original, la Plaza de La Candelaria.
 
 
Fuente de Morales
 
02.- Fuente de Morales Personalizado
 
         
           Junto a la desembocadura del barranco Santos se instaló una fuente pública para que fuera utilizada por los vecinos del barrio del Cabo. Disponía de cuatro chorros o surtidores con forma de testas humanas y de un receptáculo o recipiente que recogía los derrames donde solían abrevar los animales.  
 
          El proyecto fue realizado por Lorenzo Pastor y Castro, profesor de la Academia de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, quién también actuaría de director de la obra. 
 
          La fuente fue inaugurada el 2 de febrero de 1838, con la asistencia de autoridades y numeroso público. La aparición del agua fue recibida por un destacamento de soldados con toques de cornetas y tres descargas de fusilería. 
 
          El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife tomó el acuerdo de llamarla Fuente de Morales, en gratitud al Capitán General de Canarias, Francisco Tomás Morales, por haber dotado de agua abundante y permanente a la población.
 
          Como la corporación municipal que inauguraba la Fuente no era la misma que había decidido su construcción, y ambas deseaban atribuirse el mérito, hubo que  buscar una solución salomónica sobre la fecha que se tenía que grabar en su frontis, quedando: “Fuente de Morales. Año 1837. Dedicada en 1838”. 
 
          En mayo de 1907, el Ayuntamiento le encomendó al arquitecto Antonio Pintor y Ocete que colocara  nuevos chorros en medio de los existentes para que tuviera el doble de  bocas de agua. 
 
          En el año 2010, debido a la apertura  de la calle Fuente de Morales, que transcurre desde la avenida Bravo Murillo a los bajos del puente Serrador, paralela al barranco de Santos, hubo que desplazarla hasta la esquina del Museo de la Naturaleza y la Arqueología, quedando situada de espaldas al barranco, pero no lindando con él, como estaba anteriormente. 
 
 
Fuente de Isabel II
 
03.- Fuente de Isabel II Personalizado
 
         
          La fuente de Isabel II que suministraba agua a los vecinos del barrio del Toscal, se instaló junto a la muralla que configuraba la rampa de la calle la Marina, frente al castillo de San Pedro.
 
          En su construcción colaboraron el Jefe Superior Político, aportando 3.000 reales aprehendidos en las casas de juego, y Bartolomé Cifra, alcalde del agua, que adelantó  el dinero necesario para comenzar la obra. Fue inaugurada el 25 de agosto de 1845.
 
          El proyecto de la fuente fue encomendado a  Pedro Maffiote Arocha, técnico de Obras Públicas y profesor de las Escuelas de Bellas Artes y Náutica de esta capital. A pesar de la escasez de medios con que fue hecha, destaca por su monumentalidad.   
 
           Fabricada de granito basáltico, color azulado y con las características propias del clasicismo romántico, se compone de un receptáculo; un primer cuerpo formado por seis columnas de orden toscano, que sostienen el friso; y un segundo cuerpo o remate, coronado por el Escudo de Armas de la Ciudad y, bajo éste, la inscripción: “Reinando Isabel II”
 
          En los intercolumnios hay cinco espacios en los que destacan sendas cabezas de león, que por su boca arrojaban el agua que caía en la alargada pila a la que se accedía por una escalinata. 
 
          A espaldas del monumento se situaba un depósito -hoy desaparecido- del que se surtía la propia fuente, se suministraba a los buques, y se regaba la Alameda
 
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