Art, un éxito teatral

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en el Diario de Avisos el 20 de septiembre de 2003).
 
 
 
          En la fachada del teatro Infanta Isabel de Madrid, había dos pequeños rótulos; en uno se podía leer. Hoy, última representación; y en el otro: Localidades agotadas. En el cartel, una obra de tres letras: Art, de Yasmina Reza. En el elenco, otra única trilogía: Óscar Martínez, en su papel de Marcos; Germán Palacin (Sergio) y el cinematográfico Ricardo Darín (Iván). ¿Última representación y las entradas agotadas? ¿Qué mirlo blanco era este? Fueron incógnitas que, de entrada, nos confundieron un poco. Pero antes de que el telón se izase en el Infanta Isabel ya habíamos oído en los corrillos que esta obra había cosechado un éxito increíble con 65.000 espectadores en más de 100 representaciones.
 
          Todo empezó a explicarse cuando en escena apareció un cuadro (¿?) y tres personajes, que los traductores y adaptadores de la obra, Masllorens y González del Pino, analizaron así: “Sergio es un dermatólogo de buena situación económica, una extraña mezcla de caballerosidad y actitudes pedantes que compra un cuadro blanco por una suma importante; Marcos, en cambio, es un ingeniero aeronáutico que todo cuestiona en forma intemperante y que está profundamente perturbado por esa compra, que considera un acto irracional; y por último, está Iván, un ser dubitativo que hace gracia a los demás y que a pesar de que trata de llevarse bien con todos, sus vacilaciones permanentes consiguen hacerlo aún más vulnerable ante sus amigos”.
 
          Durante las casi dos horas de representación se prodigan sonrisas, risas y carcajadas por doquier, situaciones que, en parte, contrastaban con la opinión que Yasmina Reza lanzó cuando Art, después de ganar varios premios en Europa, fue galardonada con el de Mejor Comedia: "Ganar este premio me ha fascinado dado que en realidad he escrito una tragedia." 
 
          En efecto, tras aquellas frecuentes carcajadas quedaba, en el fondo, una catarsis que revelaba la competencia enfermiza y la inseguridad que gobierna la vida del hombre. En la obra refleja ese miedo que se siente a estar equivocado, a estar solo…
 
          Lo que entusiasmaba al público era la carismática manera con que aquellos personajes, amigos íntimos, se reían, se enojaban, mostraban su ironía y su mordacidad ante aquel cuadro (¿?) solo blanco, que había costado una pequeña fortuna y que no reflejaba nada, absolutamente nada. ¿Por qué esa tensión cuando alguien que queremos como amigo está en desacuerdo con nosotros en algo trascendente? ¿Por qué no le permitimos esa actitud?
 
          Con aquel deje argentino, musical y cadencioso, Marcos, Sergio e Iván nos hicieron pasar una velada muy agradable, saboreando cada segundo de aquella especie de tragicomedia, de un argumento lleno de originalidad e imaginación dirigido, muy directamente, al corazón, a esa pintura cuajada de falacias que algún que otro osado artista pretende mostrarnos como una pieza poco menos que maestra, donde el dibujo, que según los expertos debe ser el abecé de esta faceta, siempre hace mutis por el foro…
 
          La buena química de Art con el público español ha sido que en las butacas del Infanta Isabel hemos captado, igualmente, las miradas, las sutilezas, los gestos, lo que no han dicho sobre el escenario este extraordinario trío de actores argentinos que, por suerte, volverán en el próximo invierno a España. 
 
 
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