Iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Santa Cruz de Tenerife

Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 11 de octubre de 2020).
 
Iglesia del Pilar Personalizado
 
Iglesia de Nuestra Señora del Pilar
 
 
          El templo dedicado a Nuestra Señora del Pilar de Santa Cruz de Tenerife fue mandado a construir por Juan Francisco Guillén Isso, obispo de la Diócesis Canariense (1741-1751), natural de Zaragoza. 
 
          Cómo la sede episcopal del Archipiélago estaba en Las Palmas, en 1742 trajo de Álava a su sobrino, el presbítero José Guillén Piró, para que administrara la obra, el cual fijaría su residencia en el barrio del Toscal. Sus restos reposan en el Templo. 
 
          Para construir la iglesia, el citado presbítero adquirió un solar en un altozano, conocido como Cerrillo del Toscal, justo donde llegaba la calle Corazón de Jesús, calle que tomaría el nombre del Pilar. 
 
          La ceremonia de bendición del solar y colocación de la primera piedra se tuvo que adelantar al 2 de febrero del 1750, porque el Sr. Obispo había sido nombrado arzobispo de Burgos. Las obras comenzarían el 7 de julio de 1752, y la iglesia estaría terminada el 5 de mayo de 1768.
 
          La dirección de la obra estuvo a cargo del maestro mayor Juan Alonso García Ledesma. Un año antes del comienzo de las mismas, desplazó a sus obreros a Los Cristianos para que fueran labrando la piedra, logrando de esta manera un excelente trabajo de cantería, tanto por la perfección de sus cortes, como por la limpieza de texturas. Una vez finalizada la iglesia, fue considerada la mejor de la Villa, pues su estructura resultaba bien proporcionada, armónica y acogedora. 
 
          Los trabajos de carpintería los llevó a cabo Francisco Tomás Coronado, utilizando madera de los montes de La Esperanza y Güimar. El retablo, considerado el primero de arte rococó de las Islas Canarias, posee un delicado tallado en su decoración, especialmente en las columnas de fuste estriado. Para poder colocar la estructura del coro necesitó la ayuda de los marineros y aparejos del navío La Soledad, surto en este puerto. 
 
Retablo de la iglesia del Pilar Personalizado
 
Retablo de la Iglesia del Pilar
 
 
          Desde 1793, la iglesia disponía de 35 rentas de casas situadas en Santa Cruz, dos huertas y un horno de cal. También contaba con rentas que garantizaban el culto, como la que financiada Blas Antonio Hernández, comerciante y Castellano del castillo de Paso Alto, que aseguraba la perpetuidad de la misa del alba.
 
          En noviembre de 1797, José Viera y Clavijo, arcediano de Fuerteventura y gobernador del obispado de Canaria, la nombró Ayuda de parroquia, por lo que no podía celebrar bautizos ni matrimonios. 
 
          En 1848, a petición del Ayuntamiento, la iglesia permanecería cerrada durante 30 años, hasta el 3 de noviembre de 1878, fecha en la que se le concedió el título de Parroquia Castrense, a cuya primera misa asistió toda la guarnición de la Plaza. 
 
          En 1895, al suprimirse las parroquias castrenses, todos sus ornamentos litúrgicos fueron trasladados a la capilla del Hospital Militar, aunque la iglesia continuaría abierta al culto, sin atribuciones parroquiales.
 
          El 4 de marzo de 1896, el obispo Nicolás Rey Redondo le entregó el templo a los Misioneros del Corazón de María -los Claretianos-, quienes la siguen regentando en la actualidad.  
 
          En 1963, al volver a ser designada parroquia con todas las prerrogativas, por decreto del obispo Luis Franco Gascón, el arquitecto Enrique Rumeu de Armas llevó a cabo su ampliación, añadiéndole dos naves laterales. El resultado sería desastroso, pues el espacio abierto que reseñaba el edificio quedó desequilibrado al desaparecer su lado Este, donde en 1928 se habían trasplantado los laureles de India que estaban en el castillo San Cristóbal, cuando fue derruido. Terminados los trabajos, la iglesia se abrió de nuevo al culto el 22 de diciembre de 1967.
 
          Entre los ornamentos religiosos que posee, destaca la custodia de plata, donada en 1770 por el comandante general Miguel López Fernández de Heredia, y el trono repujado que la Virgen del Pilar utiliza en las procesiones, obra del maestro platero Andrés Romero.  
 
          Pero, su más preciada joya es la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, realizada en 1810 por el escultor tinerfeño Miguel Arroyo Villalba. Llamada popularmente la Virgen Republicana, debido a que fue la única que posesionó el Viernes Santo de 1931, gracias al primer teniente de alcalde Emilio Calzadilla Dugour, quién pagó de su bolsillo la banda de música para que la acompañara.
 
          Durante el tiempo en que fue parroquia castrense, en este templo estuvo el famoso cuadro del Santo Cristo de Paso Alto, proveniente de la capilla de aquella fortaleza, obra de Juan de Miranda, y que hoy se conserva en el Museo Militar Regional.
 
          A mediados del siglo XIX, su fiesta era considerada como una de las más populares de esta Villa. Cada 12 de octubre, la pequeña plaza se adornaba con arcos, ramas, banderas y farolillos, se instalaban ventorrillos, puestos de turrones, confites y  ruletas y hasta allí concurría todo Santa Cruz, desde las “tapadas”, distinguidas señoras y señoritas que cubrían su rostro con la mantilla y sólo dejaban entrever sus lindos ojos, y los “embozados”, apuestos jóvenes que contribuían al juego del galanteo ante aquellas damas, con su proceder incógnito.
 
          En este recinto religioso tendría lugar uno de los acontecimientos más importantes de nuestra historia, cuando el 29 de julio de 1797, cuatro días después de haber rechazado el intento de invasión británico, bajo el mando del contralmirante Horacio Nelson, las autoridades y el pueblo de Santa Cruz se reunieron en asamblea popular, presididos por su alcalde real, Domingo Vicente Marrero.
 
          En ella se proclamaron compatronos del Lugar a la Santa Cruz y al Apóstol Santiago, en cuya festividad se había logrado la victoria, y se solicitó a la Corona que Santa Cruz fuera declarada Villa exenta con jurisdicción propia, concesión que vino a confirmarse en 1803, lo que constituiría la base y simiente de su posterior engrandecimiento.
 
          Nuestra Señora del Pilar fue proclamada Patrona de la Hispanidad, porque el 12 de octubre de 1492, día de su festividad, Cristóbal Colón descubrió América, poniendo bajo su manto la evangelización del Nuevo Mundo. 
 
          También fue proclamada Patrona de la Guardia Civil, el 8 de febrero de 1913, según la Orden de SM el Rey Alfonso XIII. 
 
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