Cromos británicos (11) Limpiabotas
Por Antonio Salgado Pérez (Publicado en El Día el 5 de noviembre de 1997).
LIMPIABOTAS
Estamos en Burlington Arcade, a cinco minutos de la vorágine de Picadilly Circus. Por esta arcada, construida en 1819, la gente va muy bien vestida. Hay pequeñas, pero selectas tiendas y sigue contando con la vigilancia de los famosos bedeles de librea y sombrero de copa. Dicen que son antiguos soldados del 10º de Húsares, que ni canturrean ni silban ni se alteran…
Estamos ante un pequeño paraíso de lanas, rebecas y joyas: de cashmeres y zapatos. Ahora rebajados (de 400 libras a 260). Aquí se respira un especial aroma inglés; aquí, entre cuadros y anticuarios, observas al inglés de clase y tronío, que no pasea por Leicester Square. Entre sofisticados bolsos y perfumes te encuentras con un limpiabotas de lujo, que usa alfombra, visera y uniforme. Y una amplísima variedad de cepillos y betunes. Te puedes limpiar el calzado, de pie o sentado, por dos libras y media. Y cuando cobra, te brinda una sonrisa de diplomático y una reverencia palaciega.
Predominan por estos contornos las joyerías con puertas protegidas y circuitos cerrados de televisión, entremezcladas con porcelanas y bibelots y bolsos de 140 pounds que, con pequeñas manchas, el cliente puede llevárselo por 35. En las aludidas joyerías se ven más “seguritas” que compradores, “seguritas” de amplias viseras, casi tapándoles los ojos; serios, tremendamente desconfiados.
Y sigue una fragancia especial de Bond Street, donde se encuentran las sastrerías y las tiendas de diseñadores/as y las galerías de arte más selectas de este Londres que jamás hartará.
Si usted tiene una “pinta” razonablemente presentable, podrá acceder, en la citada calle, al cuartel general de Sotheby’s, los subastadores de fama mundial, donde hace diez años se batió el récord mundial en la venta del cuadro con las 24.750.000 libras esterlinas dadas por Los Girasoles de Van Gogh.
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