Cromos británicos (4) Electricidad
Por Antonio Salgado Pérez (Publicado en El Día el mes de septiembre de 1997)
ELECTRICIDAD
Mientras que la mayoría de las grandes colecciones nacionales de Europa se basan en las posesiones privadas de reyes y reinas de toda su historia, incluyendo los viejos palacios, hoy convertidos en museos, en Gran Bretaña la familia real sigue en posesión de su colección privada.
Los británicos consideran a sus museos como parte fundamental de su legado cultural y condenan fogosamente cualquier tipo de estropicio que se haga con los edificios. En Londres hay 222 museos y galerías, que se dice pronto. Entremos, por ejemplo, en el Museo de la Ciencia, que está casi pegado al de Historia Natural.
Aquí exponen más de diez mil piezas de las colecciones nacionales, que ilustran los numerosos avances de la ciencia, tecnología y medicina que han jugado un papel importante en la definición del mundo actual. Resulta difícil perderse en este museo de siete plantas, que abarca más de cuarenta galerías individuales, donde ascensores transparentes y cómodas escaleras facilitan la búsqueda del objetivo. El nuestro estaba localizado en la segunda planta: iluminación, léase electricidad, dándole la mano al petróleo, a los pesos y medidas, a la industria química y al pasado y presente de la informática, entre otras secciones.
Allí, en la galería de la Iluminación (Lighting) nos estaba esperando, entre otros pioneros de esta ciencia, Thomas Alva Edison, con su bombilla de filamento de carbón; y William Slaite, con sus lámparas de arcos voltaicos. Y darle la infinita importancia que posee la irrupción de la electricidad, un cartel nos aconseja: “Por favor, entre a esta sección despacio para que sus ojos se vayan acostumbrando, poco a poco, al nivel bajo de la luz de antaño…”. Y observamos, con cierto estupor y admiración, cómo se leía bajo la mortecina claridad de las lámparas de aceite y cómo se trabajaba con la ayuda de la balbuceante y mezquina llama de una vela.
El primer panel publicitario con luces apareció en Picadilly Circus en 1890 y fue un prodigio de imaginación. Siete años más tarde, en Santa Cruz, que era la capital de Canarias, se inaugura la luz eléctrica, como servicio público. Fue exactamente el 7 de noviembre, domingo. Pronto se cumplirá un siglo de tan importantísima efeméride. Ya hay un libro preparado para tal hito histórico con un prologo, reflexivo y anecdótico, de Don Carlos Pinto Grote.
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