Las primeras Fiestas de Mayo

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en el Diario de Avisos y El Día el 10 de mayo de 2020).
 
 
 
          Cuando se acercaba la fecha del 3 de mayo de 1894, que conmemoraba el IV Centenario de la Fundación de la Muy Noble, Leal, Invicta y Muy Benéfica Ciudad de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, en aquellos momentos Capital de la Provincia de Canarias, el Ayuntamiento quiso enaltecer la Cruz la Conquista, otorgándole carácter institucional, y a su festividad el rango de Oficial.
 
          Siete meses antes de la citada fecha, el alcalde nombró una comisión para preparar los actos, formada por presidentes de sociedades científicas, artísticas, literarias, de recreo y comerciales, directores de periódicos, el arcipreste, ocho regidores, el arquitecto municipal, catorce vecinos y dos alcaldes de barrio. También le pidió al Gobernador Civil, Capitán General, delegado de Hacienda, presidente de Diputación Provincial, comandante de Marina, Ingenieros de Obras Públicas y de Montes, y jefe de Telégrafos que designaran a los representantes que asistirían a los eventos que se iban a celebrar.
 
          En las principales calles y plazas de la ciudad se levantaron artísticos arcos florales y los edificios del Gobierno Civil -Palacio de Carta-; Ayuntamiento -plaza San Francisco-; Parque de Ingenieros -Alameda del muelle-; Gabinete Instructivo -Hotel Príncipe Paz-; y Casino Principal, engalanaron sus falladas y encendieron mechas -antorchas- por las noches. 
 
02.- Calle del Tigre -Villalba .Hervás- 1894 Personalizado
 
Calle del Tigre -Villalba Hervás-, 1894
 
         
          El número culminante de estas fiestas fue la entrega al Ayuntamiento, en la plaza de la Constitución -La Candelaria-, de la Cruz de Primera Clase de la Orden Civil de Beneficencia y la  concesión del título de ciudad Muy Benéfica, por las pruebas de abnegación y heroísmo demostrados por sus habitantes durante la epidemia de cólera de 1893, en la que después de tres angustiosos meses de lucha contra el fatídico mal fallecieron 382 almas, de una población de 19.722 habitantes.
 
          Todos los actos religiosos y populares que se celebraron durante tres días revistieron gran solemnidad, y la animación fue extraordinaria.
 
Actos religiosos
 
          La procesión de la Cruz recorrió por primera vez el centro de la población, acompañada por todas las autoridades civiles y militares, la banda de música y un piquete del batallón de Cazadores. El Pendón de la Ciudad iba custodiado por una escuadra de gastadores.
 
          Se celebró una Misa de campaña en la plaza de San Telmo, en recuerdo de la primera que se dijo en Tenerife -en aquel mismo sitio y ante la misma Cruz- a la que asistieron todas las tropas de la guarnición, la guardia provincial, y la marinería del crucero de instrucción español Isla de Cuba, surto en el puerto.
 
01.- Misa celebrada en la plaza de San Telmo en 1894 donde tuvo lugar la Fundación de la ciudad en 1494 Personalizado
 
Misa celebrada en la Plaza de San Telmo (1894)
 
 
Actos populares
 
          Los actos populares comenzaron muy temprano, con la popular y alegre Diana, a cargo de las bandas de música La Bienhechora y La Benéfica.  
 
          Se abrió una Exposición de Arte, Historia, Industria, Agricultura y Comercio en el salón-teatro de la Sociedad Santa Cecilia -Parlamento de Canarias-, organizada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz. En ella participaron 22 pintores y artistas; se exhibieron muestras de frutas en conserva, tabacos, vinos y licores canarios; trabajos de mecánica, tipográficos, fotográficos, etc.
 
          Se celebró un Festival musical en la plaza Príncipe de Asturias, organizado por el maestro Juan Padrón, en el que intervinieron dos bandas de La Laguna, la orquesta sinfónica Santa Cecilia, el Orfeón Tinerfeño del Círculo de Amistad, y una agrupación de de guitarras y bandurrias.
 
          Tuvo lugar la espectacular Danza de los Enanos, gracias a la colaboración de la colonia palmera residente en Santa Cruz, en el Teatro Principal -Guimerá-. Su éxito fue tan arrollador que tuvieron que repetir el increíble espectáculo en la plaza de la Constitución, abarrotada de público.
 
03.- Danza de los Enanos. Teatro Guimerá 1894 Personalizado
 
Danza de los Enanos. Teatro Guimerá, 1894
 
         
          Hubo bailes en el Casino, Círculo de Amistad, y en la Sociedad Santa Cecilia; este último fue de gala y a él asistieron autoridades, cuerpo consular, etc. En el baile popular que se iba a celebrar en la plaza de la Constitución -La Candelaria- asistió tanto público que hubo que suspenderlo.  
 
          En el desfile de carrozas engalanadas que recorrió las calles de la ciudad, repletas de público, bellas señoritas de distintas sociedades chicharreras vestían caprichosos trajes alusivos a la figura alegórica que representaban. 
 
05.- Carroza Personalizado
 
 
Carroza aartillería
 
 Carrozas (1894)
 
 
04.- Marineros junto a una Carroza Personalizado
 
 Marineros junto a una carroza(1894)
 
 
 
          En la Plaza de Toros, inaugurada el 30 de abril del año anterior, los famosos diestros Lagartijillo y Luis Mazzantini ofrecieron tres novilladas, por lo que cobraron 50.000 pesetas. 
 
          En el camino de La Laguna -Rambla Pulido-, se celebró la carrera de cintas a caballo, en la que los ganadores obtuvieron vistosas bandas, bordadas por señoritas de la ciudad. 
 
          La sociedad La X repartió comida a los pobres del asilo provincial de Beneficencia. A este acto, amenizado por una banda de música, acudieron las primeras autoridades y la comida fue servida por distinguidas señoritas.
 
          La principal atracción de la Fiesta fue la proyección de un foco de luz eléctrica que cada noche llevaba a cabo Felipe Verdugo sobre la pared del Casino, en la plaza de la Constitución, utilizando una dinamo y una máquina de vapor. (Tres años más tarde se inauguraría el alumbrado público en Santa Cruz de Tenerife).  
 
          El broche final era la fiesta marítima en el muelle, donde se celebraban competiciones de natación, regatas de botes, y la cucaña, juego en el que los jóvenes intentaban pasar por un palo embadurnado de grasa, de unos cinco metros de longitud, disputándose las 30 pesetas de premio. Por la noche había iluminación, música, y fuegos artificiales lanzados desde la bahía. 
 
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