El Señor de las Tribulaciones. El Señor de Santa Cruz
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 12 de abril de 2020).
Se encuentra en un trono de madera, ricamente labrado con motivos dorados, rodeado de un arco de medio punto coronado con un "solideo"; es decir, un tipo de corona de oro que imita los rayos solares. Posee pequeños regueros de sangre que le caen por las sienes, mientras del rostro brotan lágrimas que bajan hasta su boca entreabierta, al mismo tiempo que sus ojos miran hacia el cielo.
Aunque fue creado para mostrarlo sin túnica, este Ecce Homo la lleva cubriéndole los hombros y el pecho, siendo de color granate mientras está en su retablo y de color morado cuando sale en procesión, ambas vestiduras están bordadas con hilo de oro.
El Señor de las Tribulaciones fue traído de Ecuador por el presbítero don Fernando Fuentes y entronizado en la capilla del Hospital de los Desamparados, donde sería muy venerado por los enfermos que allí se encontraban.
El Milagro del Sudor
Debido al fervor que se le profesaba, fue llevado al Palacio de Carta, donde se produciría el siguiente prodigio, narrado por don Francisco Tolosa, administrador del Hospital, en la siguiente carta enviada al vicario de Santa Cruz:
“El 22 de junio de 1795, don José Carta, Tesorero General de Reales Rentas, se llevó la imagen a su casa para colocarla en la habitación de su esposa, María Nicolasa Eduardo, que se encontraba gravemente enferma. Una vez allí, por el rostro del Ecce Homo comenzó a salir un líquido cristalino que por su fluidez y transparencia se pensó que era agua, por lo que se secó con unos algodones. Como al poco rato se volvió a repetir lo mismo, D. José Carta envió llamar al teniente D. Pedro Ortiz, quién, haciendo igual diligencia de limpiarla, al considerar que la causa de este acontecimiento se debía a la proximidad de un candil que estaba junto al busto, comprobaron que, una vez retirada la lámpara, volvió a suceder lo mismo por tercera vez, ahora en presencia de los señores citados y varios seculares que se encontraban en el cuarto; los cuales lo testificaron ante un Notario público”.
Cuando doña María Nicolasa Eduardo le contó a su hijo como había sido su curación, le confesó que mientras ella le pedía al Señor de las Tribulaciones que le desaparecieran los fuertes dolores que sufría, el malestar le iba disminuyendo a medida que pasaban los días, mientras que en el rostro del Señor había más sufrimiento.
Este hecho, considerado como el Milagro del Sudor, sería el inicio de la devoción popular de los habitantes de Santa Cruz de Tenerife a esta Sagrada Imagen, dando lugar a que su propietario, el presbítero don Fernando de Fuentes, la entronara en la parroquia de San Francisco de Asís en 1802, donde le mandó hacer un retablo, en el que quedaría expuesto en perpetuidad, haciéndose cargo de su custodia el sacerdote don Francisco de Tolosa. Desde entonces, al Señor de las Tribulaciones se le invocaba en los momentos de enfermedades y calamidades.
Su actuación durante la epidemia de cólera
Pero la tradicional vinculación del Señor de las Tribulaciones con el pueblo de Santa Cruz está relacionada con la llegada del vapor italiano Remo, que en 1893 introdujo en Tenerife la terrible epidemia de cólera-morbo-asiático que asoló toda la ciudad durante tres meses, alcanzando a centenares de hogares, y falleciendo 382 almas. Por el excepcional comportamiento de la población chicharrera durante esta epidemia, el 23 de abril de 1894, el Consejo de Ministros le concedió a Santa Cruz de Tenerife el título de Muy Benéfica.
La enfermedad afectó a las zonas más deprimidas de la población, siendo los barrios más castigados los de San Andrés, Los Llanos, El Cabo y El Toscal, dejándose sentir su fuerza de forma especial en las calles del Humo, San Carlos, San Sebastián, San Juan Bautista, Ferrer, San Antonio, San Martín y Oriente; precisamente, por haber sido esta calle la más castigada por su infortunio, al fallecer la mayoría de los vecinos que vivían en las ciudadelas, el párroco de San Francisco, don Santiago Beyro, solicitó al Ayuntamiento cambiar el nombre de la calle Oriente por Señor de las Tribulaciones, a lo que el Ayuntamiento accedió el 4 de enero de 1894, acordando en Pleno “grabar el nombre en una lápida, bajo una pequeña hornacina abierta, para colocar en ella una reproducción fotográfica de la referida efigie”.
En acción de gracias, diez días más tarde, la Imagen fue llevada en solemne procesión por el barrio del Toscal, acompañada de autoridades y enorme concurrencia, deteniéndose en la esquina de las calles la Rosa y Oriente, donde el sacerdote don José Mora y Berüff pronunció una sentida plática, en la que dijo: “esta calle quedará designada para siempre con el nombre de Señor de las Tribulaciones”.
Desde entonces, es tradición que cada Martes Santo la imagen del Señor de las Tribulaciones procesione por el barrio de El Toscal, llegando hasta la calle que lleva su nombre, donde se le recibe con alfombras de sal coloreada y una gran ofrenda floral.
También es costumbre que al salir de la iglesia de San Francisco, actúe la Agrupación Lírico Musical Gran Tinerfe, del barrio de El Toscal, acompañada de la Banda Sinfónica Municipal, y lo vuelva a hacer en la confluencia de las calles Señor de las Tribulaciones y San Miguel, como homenaje a las reclusas de la cárcel de mujeres que también le cantaban a través de las rejas. De la misma manera, la coral del Círculo de Amistad XII de Enero, lo hace en la plaza del Príncipe y en las escaleras del Hogar Escuela.
La imagen también participa en la Procesión Magna del Viernes Santo, recorriendo las principales calles de la ciudad, junto a otras tallas provenientes de distintas iglesias. Va acompañada por su Real y Venerable Cofradía del Señor de las Tribulaciones, formada por un centenar de componentes, a la que siguen el alcalde y concejales de la ciudad, la Banda Sinfónica Municipal, y multitud de fieles.
Durante la Semana Santa, la venerada Imagen preside el altar mayor de la iglesia, colocada en un espectacular trono de plata, con el sol de ráfagas del mismo material que rodea y enaltece a la talla, y con un magnífico dosel bordado en oro; aunque este año, dada las circunstancias, permanecerá en su altar.
Protector de la Ciudad
Desde que el Señor de las Tribulaciones fue invocado como protector de la ciudad, siempre ha estado unido íntimamente a la idiosincrasia y forma de ser de todos los chicharreros; por ello, el 28 de abril de 2011, el Excelentísimo Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife aprobó declarar al Señor de las Tribulaciones con el título oficial de Señor de Santa Cruz.
La ceremonia de entrega de esta distinción se llevó a cabo el 23 de mayo de 2012 en el Salón de Plenos del Excmo. Ayuntamiento, siendo presidida por el alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez Esparza, los concejales de la Corporación, así como distintas autoridades religiosas, civiles y militares.
Con esta distinción se reconocía oficialmente al Señor de las Tribulaciones como una de las imágenes más importantes de la ciudad, conjuntamente con los Santos Patronos, la Santa Cruz y Santiago.