El Paseo de Arístides Ferrer en el Parque García Sanabria

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en El Día el 14 de julio de 2015).
 
 Arístides Ferrer Custom
 
Arístides Ferrer
 
 
          El Ayuntamiento de Santa Cruz, en el pleno ordinario celebrado el día 21 de octubre de 1994, y visto el expediente relativo a denominaciones definitivas de los distintos paseos del parque municipal García Sanabria, acordó designar, entre otros ilustres nombres, y como paseo Arístides Ferrer, el comprendido entre la calle Doctor Naveiras hasta el mismo monumento de García Sanabria. Como queda apuntado en el libro Los 100 años del Cotime (1908-2008). Remembranzas de la Escuela de Comercio, don Arístides, así, a secas, siempre saludaba con aquella interjección poética de ¡Salve!  
 
          Fue, más que la utópica institución, un nexo de presencia muy familiar. Muchísimos titulados mercantiles y empresariales le conocieron en aquella señorial mansión que siempre se conocerá por la Escuela de Comercio, donación de Imeldo Serís, marqués de Villasegura, que sigue rematada por dos medallones de los bustos de Viera y Clavijo y Agustín de Bethencourt y que, por desgracia es un edificio que se nos está cayendo a pedazos, como ya se ha reiterado en este espacio. Tal mansión fue una obra del arquitecto -íntimo amigo de Imeldo Serís- Manuel de Cámara y Cruz, que también fue autor de la Logia Masónica de la calle San Lucas. 
 
          Nadie ha olvidado las clases de Geografía Económica de don Arístides ya que, sin barcos, sin camarotes de lujo; sin trenes ni aviones, convertía a sus numerosos alumnos en ilusionados "marcopolos", con amenos periplos, con estadía sin mareos y con paradas y fondas para analizar con profundidad parcelas y demarcaciones con el solo acompañamiento de un decrépito mapa y aquella voz dura, suave, de ínclito cicerone. Don Arístides jamás fue áridamente didáctico; pero bravamente en aquellas peligrosas trincheras de los déficits, de las depreciaciones, de los saldos, de los cuadres y las cuentas bloqueadas...
 
          Fue una mente erudita, adornada y enriquecida con un humor e ingenio de inconfundible carisma, todo ello sentenciado, para siempre, en aquella amarga fecha de su óbito, a los ochenta y cuatro años, acaecido el 24 de febrero de 1995. 
 
          Por todo lo expuesto, a quienes le conocieron muy de cerca, les sigue alegrando verle en el parque municipal García Sanabria junto a una higuera de Bengala, un ombú, un pino carrasco, una manzana de Cafre, un majá y una ceiba. Y para adornar más aquel bellísimo entorno, en el denominado paseo Arístides Ferrer, y medio escondida, se encuentra la original escultura de Óscar Domínguez "El gato". ¡Qué más se puede pedir! 
 
          Don Arístides debe estar muy contento y orgulloso de compartir aquellos alberos con sus grandes amigos de la época, que también tienen asignados paseos, desde Juan Marichal, Domingo Pérez Minik, Agustín León Villaverde, Francisco Borges Salas y Manuel Bonnín Guerín, hasta los José Blasco Robles, Domingo López Torres, Francisco Aguilar y Paz y Marcos Guimerá Peraza, ilustres tinerfeños, destacados en diversas artes, profesiones y labores docentes. 
 
          En Junta General Ordinaria celebrada el día 7 de abril de 2005 por el ilustre Colegio oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Tenerife (Cotime), que presidía Antonio Pérez Viera, se creó el Premio Arístides Ferrer, en memoria de quien fue inolvidable profesor y emblema de la Escuela de Comercio enclavada en la calle Veinticinco de Julio, de esta capital; así como presidente del citado Cotime (1963-1980). La creación de la aludida distinción "tiene por objeto reconocer la labor que se haya desarrollado en pro de la formación de estudios mercantiles, así como el fomento y consolidación de la actividad profesional y empresarial". 
 
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