Grúas del puerto de Santa Cruz de Tenerife

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en El Día el 4 de agosto de 2019)
 
 
          Las labores de carga y descarga de los buques en el puerto de Santa Cruz siempre se ha procurado realizar lo más rápido posible, con el fin de que el barco permaneciera poco tiempo atracado en el muelle, pues “barco parado no gana flete”.
 
          Como la estiba y desestiba solía ocupar a centenares de trabajadores portuarios, al censo oficial del turno de rotación se le agregaban los obreros eventuales (peones de plaza) que acudían al muelle en los periodos de mayor demanda de mano de obra. 
 
          La jornada laboral se prolongaba desde el amanecer hasta el anochecer, sin apenas días de descanso y, la mayoría de las veces, los salarios se satisfacían en especies (azúcar, trigo, etc.).
 
          Los estibadores que trabajaban en el interior de los barcos lo hacían en condiciones muy penosas, sin seguridad social, ni seguro de accidentes. Las faenas más duras y peligrosas eran la descarga de trigo, carne congelada, cal de Fuerteventura, nitrato de Chile, azufre a granel, mineral de clinker para la fabricación de cemento, etc, aunque ellos se las ingeniaban para poner las mercancías en tierra construyendo distintos aparejos, utilizando poleas y cuerdas, o deslizándolas por tablones dispuestos a modo de rampas.
 
          De la misma manera que hacía cuando la carga estaba sobre el muelle, pues para manejar los bocoy de vino (600 litros), bidones de petróleo, botijas de aceite, etc, utilizaban los “carros canarios”, dotados de una rampa o plano inclinado por la que subían y  bajaban la mercancía.
 
          Sería en 1763, cuando los hermanos Ignacio y Rodrigo Logman, beneficiados de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Concepción, trajeron de Inglaterra un “Cabestrante” para facilitar la carga y descarga de las mercancías en el muelle. Con el dinero obtenido por las tasas aplicadas, construyeron la Carnicería, en la margen izquierda del barranco de Santos, cuyas rentas pasaban a la Parroquia. 
 
          En 1821, para ayudar en la carga y descarga de equipajes y otras mercancías que llegaban al muelle, en las falúas y gabarras procedentes de los barcos fondeados frente a Valleseco, se colocó un pescante o grúa de hierro, junto al desembarcadero de Los Platillos y, 40 años más tarde, la Junta Provincial de Agricultura, Industria y Comercio trajo de Inglaterra un pescante fijo, más grande, y también de hierro, capaz de cargar hasta 7 toneladas. Con el dinero obtenido por el alquiler de estos dos pescantes, se construyó en 1868 el primer tinglado para depósito de mercancías en el puerto de Santa Cruz. 
 
      01 - Primeras grúas  1870 Custom   
 
Primeras grúas  (1870)
 
  
          En 1921, como estas grúas no tenían la envergadura suficiente, se encontraban en mal estado de conservación, y estaban colocadas en lugares donde no podían atracar los barcos fruteros, la Junta de Obras del Puerto compró una grúa de vapor de 5 toneladas, móvil sobre carriles, y en 1923 una grúa eléctrica de 7 toneladas de potencia.
 
          Debido a que con estas máquinas era insuficiente satisfacer las necesidades del tráfico portuario, en 1955 compró una grúa móvil, con una potencia superior a las 20 toneladas, capaz de desplazarse a lo largo del muelle.
 
          En 1959, la Junta de Obras del Puerto trajo seis grúas eléctricas de pórtico, de 6 toneladas de potencia y 20 metros de alcance (pluma), las cuales fueron instaladas en el muelle de Ribera. Su labor consistía en la descarga de los productos de importación que llegaban en los barcos y la estiba de piñas de plátanos y atados de tomates que se exportaban.
 
          Curiosamente, a partir de 1967, el cometido de dos de estas grúas consistió en sostener las dos pasarelas de embarque-desembarque que, colocadas entre la azotea de la Estación Marítima (Herradura) y el barco, permitía que los pasajeros que viajaban a la Península pudieran acceder a los ferris J.J. Sister ó Manuel Soto.  
 
02 - Grúa Patrimonio Industrial Custom
 
Grúa Patrimonio Industrial
 
         
          De ellas, sólo nos queda una, la cual fue restaurada en el año 2006 por el personal técnico de la Autoridad Portuaria. Su estructura, formada por la plataforma giratoria, pórtico y pluma, y la cabina con el mecanismo de elevación, expuestos al público e iluminados por la noche, conforma una verdadera joya de nuestro patrimonio.
 
          En los años 70 del siglo pasado, la Junta de  Obras del Puerto adquiría una grúa automóvil, de 200 toneladas, y una grúa flotante, de 30,5 metros de eslora y 14,30 metros de manga, capaz de elevar hasta 80 toneladas. 
 
          En los últimos años, las innovaciones técnicas han ayudado favorablemente a los estibadores en las faenas portuarias, pues en las dos terminales de Contenedores del puerto de Santa Cruz de Tenerife, situadas en el muelle de El Bufadero y en la dársena del Este, existen ocho grúas Portainer, con plumas de 41 metros de alcance y capacidad de carga de 35 a 50 toneladas, y seis grúas Súper Post-Panamax, de 22 filas de alcance y una capacidad de carga de 80 Tn bajo gancho y 65 Tn bajo spreader, lo que le permite operar con megabuques de hasta 14.000 Teus de capacidad.
 
03 - Grúas   Terminal de contenedores Custom
 
Grúas Terminal de Contendores
 
 
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